Miles de feligreses celebraron este lunes el Día de los Reyes Magos en Bolivia con la costumbre religiosa de llevar las imágenes del Niño Jesús a los templos...
- 24/09/2008 02:00
- 24/09/2008 02:00
QUITO. La campaña por el referendo aprobatorio del proyecto constitucional en Ecuador entró esta semana en su fase decisiva.
Algunos analistas consideran que lo que se está viviendo en el país es la consecuencia de una necesidad de cambio que la sociedad ecuatoriana venía exigiendo desde hace años, aunque no todos coinciden que el cambio que propone la nueva Constitución sea el más adecuado.
¿CAMBIOS?
El proyecto constitucional incluye algunas diferencias notorias con la Constitución vigente: la revocatoria del mandato presidencial, la posibilidad del presidente de disolver por una sola vez la Asamblea Nacional (Congreso), el marco para formar regiones autónomas y la creación de una cuarta función estatal, entre otras.
A pesar de estos cambios, ¿cómo afectará este nuevo capítulo político a la vida diaria de los ecuatorianos? Fernando Cordero, actual presidente de la Asamblea Constituyente en receso, cree que los ecuatorianos “vamos a ser más visibles, a participar más directamente en el ejercicio del poder local y vamos a ser parte de la búsqueda de la solución de los problemas”.
En cambio Diego Pérez, profesor de Derecho en la Universidad San Francisco de Quito, cree que la nueva Constitución afectará “muy poco” el día a día de los ciudadanos: “Ecuador ha tenido una veintena de constituciones y eso no significó ningún cambio en la vida cotidiana de los ciudadanos ecuatorianos”.
OTROS EFECTOS INMEDIATOS
De ser aprobado el proyecto de Constitución la salud sería gratuita y universal. No se permitirá criminalizar la adicción a las drogas. Los emigrantes tampoco serán criminalizados. Se prohibirá el trabajo a menores de 15 años, la educación será obligatoria hasta el bachillerato, se reconocerá a la familia en sus “diversos tipos” y las parejas homosexuales estarán amparadas por la ley con la unión de hecho.
Algunos detractores del proyecto constitucional no cuestionan su contenido, sino la forma en que se pretende lograr todo esto, sobre todo en cómo será financiado. “Si el Ecuador fuera en realidad como las constituciones quieren que sea, seríamos un paraíso terrenal, o uno de los países más perfectos del mundo”, comenta Diego Pérez.