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- 16/12/2008 01:00
- 16/12/2008 01:00
PANAMÁ. Al ser cuestionado por su fracaso de asegurar Irak luego de la invasión en abril del 2003, el Secretario de Defensa de EEUU Donald Rumsfeld respondió: “stuff happens” o “las cosas pasan”. Poco sabíamos que lo que aquel día pareció ser una explicación inaudita, terminaría definiendo las acciones de gobernantes en los cinco años a seguir.
“Las cosas pasan”, y aparentemente en todas partes... desde Panamá hasta Irak y hasta en el propio suelo americano. Mientras aquí nos preguntamos adonde se fueron a pasear las estatuas, en EEUU se preguntan cómo el escaño del presidente electo en el Senado terminó siendo una comodidad más a la venta.
El gobernador demócrata de Illinois, Rod Blagojevich, fue arrestado el pasado martes bajo cargos de conspiración y solicitud de sobornos que incluyen, entre otras cosas, acusaciones de que buscaba poner el escaño de Barack Obama en el Senado a la venta. El caso del gobernador ha supuesto una navidad adelantada para muchos republicanos en necesidad de ánimos luego de la indiscutible derrota electoral de noviembre. Pero una vez pase la oleada de Blagojevich, se verá que los residuos que deja tiran tanto a rojo como azul.
A 35 días de la inauguración de Barack Obama, lo ocurrido en la tierra de Lincoln trae recuerdos de los muchos casos de corrupción que han salido a la luz pública durante los dos periodos presidenciales de George W. Bush. Desde la condena de “Scooter” Libby, jefe de personal de Dick Cheney, por ser parte del grupo de políticos que le vendió la Guerra de Irak al pueblo estadounidense usando mentiras, hasta las recientes acusaciones en contra del senador republicano de Alaska Ted Stevens por no reportar varios regalos recibidos de contribuyentes a su campaña.
Para el Estado de Illinois, sin embargo, la sorpresa no fue que el gobernador fuese arrestado por corrupción: Chicago tiene una larga historia al respecto, siendo uno de los últimos casos el del gobernador George Ryan, predecesor de Blagojevich, por ventas ilegales de licencias gubernamentales. Lo que realmente sorprendió a los habitantes de Illinois y al país entero fue que Blagojevich tuviera el descaro de tratar de vender el puesto senatorial del presidente electo de EEUU sabiendo que estaba bajo investigación.
El golpe no provino de la extorsión y la venalidad en las acusaciones en su contra, pero más que todo del sentimiento de grandiosidad por parte del gobernador, que se reveló a través de las transcripciones de las conversaciones grabadas bajo su conocimiento. Sabiendo que estaba bajo investigación, la lógica dice detener todo intento de soborno, pero de acuerdo al fiscal de EEUU en Chicago, Patrick J. Fitzgerald, en una conferencia de prensa, “lo opuesto ocurrió: se aceleró. El gobernador Blagojevich y otros trabajaron incansablemente para obtener la mayor cantidad de dinero de los compradores”. En las grabaciones, el gobernador dice explícitamente (y usando profanidades) que “se le ha otorgado un poder muy grande para desperdiciarlo”. De acuerdo al New York Times, el affidávit menciona al gobernador diciendo “tengo esto, y es [...] preciado. Y no lo voy a ceder por [...] nada. No lo voy a hacer. Y siempre puedo usarlo. Me puedo nombrar a mi mismo”.
Según la agencia AP, el día antes de ser arrestado, el gobernador declaró que no le preocupaban las investigaciones sobre su oficina. “No tengo ninguna nube guindando sobre mí”, le dijo a reporteros en su visita a una fábrica en Chicago. “Si alguien quiere grabar mis conversaciones, que lo haga”. No queda otra que explicar su actuación como una mezcla de simple estupidez, arrogancia, y una desconexión total con la realidad, especialmente después de ver a un Blagojevich sorprendido y negando a través de sus abogados su implicación en cualquier delito.
Todo apunta a que el gobernador quiere que todo vuelva a la normalidad. El día después de ser presentado con los cargos y llevado a la cárcel, volvió a su oficina como si nada hubiera pasado. Sin embargo, las voces a favor de la dimisión de Blagojevich son cada vez más numerosas, incluyendo a la fiscal del Estado Lisa Madigan, al subgobernador Pat Quinn, y al presidente electo Obama.
John Harris, el jefe de personal del gobernador, encarcelado junto a él, renunció el viernes. Ahora le toca a Blagojevich. Mientras tanto, oficiales de Illinois se preparan para tomar las medidas necesarias, incluyendo la impugnación. Por lo pronto, ayer la Cámara de Representantes del Estado decidió iniciar un juicio político contra el gobernador. Madigan también pone de su parte, y considera presentar una queja ante la Corte Suprema de Illinois para declarar al gobernador no apto para ejercer.