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- 25/03/2010 01:00
CIUDAD DEL VATICANO. El Papa Benedicto XVI aceptó en el día de ayer la dimisión del obispo irlandés John Magee, ex secretario privado de varios pontífices y acusado de haber encubierto casos de pedofilia, en un gesto emblemático tras los escándalos que estallaron en varios países de Europa.
“El Santo Padre aceptó la renuncia al gobierno pastoral de la diócesis de Cloyne (sur de Irlanda) presentada por monseñor John Magee, en conformidad con el artículo 401, del código de derecho canónico”, precisa la nota.
Magee, de 73 años, fue secretario particular de tres papas, Pablo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II y maestro de Ceremonias Pontificias en 1992, y fue implicado en el escándalo de abusos sexuales contra niños en diciembre de 2008 según un informe de la Iglesia católica irlandesa.
En el informe se cita, entre otros, los casos de dos sacerdotes de Cloyne acusados de abusos sexuales contra niños y considera que las medidas de protección de los jóvenes “no eran adecuadas y en algunos casos peligrosas”.
La dimisión de monseñor Magee fue aceptada cuatro días después de que el Papa reconociera en una importante “carta pastoral” la responsabilidad de la Iglesia Católica por los abusos cometidos por sacerdotes y religiosos pedófilos en ese país.
Magee había renunciado a su cargo en marzo de 2009. Un “administrador apostólico” ejercía sus funciones.
El obispo irlandés imploró ayer el perdón de todas las personas que fueron víctimas de abusos sexuales por parte de miembros de su clero.
“Antes de irme, quiero ofrecer nuevamente mis más sinceras disculpas a cualquier persona que haya sufrido abusos por parte de cualquier sacerdote de la diócesis de Cloyne mientras fui obispo o en cualquier otro momento”, escribió en un comunicado.
“A quienes decepcioné, o a quienes cualquier omisión mía ha hecho sufrir, les imploro su perdón”, agregó.
El Comité Nacional de Defensa del Menor irlandés le acusó de no haber sabido manejar adecuadamente el caso ya que se limitó a trasladar a los acusados a otros lugares.
La importancia del escándalo es tal que el Papa manifestó “la vergüenza y el remordimiento” de toda la Iglesia en la carta divulgada el sábado en la que condenó a las autoridades eclesiásticas de Irlanda por las graves denuncias de pedofilia.