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Aniversario de la caída de Sadam, teñido de violencia
- 10/04/2014 02:00
Al menos 23 personas murieron ayer, entre ellas un periodista, y otras 113 resultaron heridas en once ataques perpetrados en varias zonas de Irak, informaron a Efe voceros policiales y médicos.
Ningún grupo se atribuyó de inmediato la responsabilidad de los ataques, pero las explosiones tenían las señas distintivas de un grupo seguidor de al-Qaida y otros insurgentes suníes que con frecuencia perpetran ataques suicidas y con coches bomba. Estos normalmente golpean áreas públicas y edificios gubernamentales en su intento por socavar la confianza en el gobierno encabezado por chiíes.
Estos sucesos se producen al cumplirse once años de la entrada en la capital iraquí de las tropas estadounidenses y la caída del régimen del fallecido dictador Sadam Hussein.
El ataque más mortífero costó la vida a nueve personas, entre ellas un periodista, tras ser bombardeados algunos barrios de Faluya, a 50 kilómetros al oeste de Bagdad, la segunda ciudad de la provincia de mayoría suní de Al Anbar.
Una fuente de la policía informó de que el domicilio del periodista Hamam Mohamed, de la televisión local Al Taguier, fue bombardeado con un mortero, lo que causó la muerte del reportero y heridas a dos miembros de su familia.
En Bagdad, seis vehículos estallaron en cinco áreas distintas, entre ellas Al Kazemiya (norte), con un saldo de siete muertos y 53 heridos.
En la provincia de Wasat, al sur de Bagdad y de mayoría chií, el director de Sanidad regional, Yabal al Yaseri, informó de que cuatro personas murieron y ocho sufrieron heridas por la explosión de un coche bomba en la zona de Al Hafariya.
Otros dos civiles fallecieron y 24 resultaron heridos por la explosión de tres coches bomba, dos de ellos en la zona de Al Naamaniya y otro cerca de un restaurante popular en Al Azaziya, ambas en Wasat.
Por otro lado, el estallido de un artefacto al paso de un convoy militar causó la muerte a un soldado y heridas a tres en Telul al Bach, en la provincia septentrional de Salahedín.
Ayer se cumplieron once años del derribo de la imponente estatua de Sadam Husein en el corazón de Bagdad por soldados estadounidenses el 9 de abril de 2003, una acción convertida en el símbolo de la caída del régimen.
Irak sufre un repunte de la violencia confesional y de los atentados terroristas, que causaron en 2013 la muerte de 8.868 personas, de las que 7.818 eran civiles, según cifras difundidas por la ONU.
El descontento de la minoría sunita y la guerra en la vecina Siria alimentan la violencia en Irak hasta niveles nunca vistos desde hace cinco años.
Los ataques casi cotidianos causaron más de 2.400 muertos desde el comienzo del año, según un recuento de la AFP.
Sadam Hussein huyó y se mantuvo oculto luego la entrada de las tropas estadounidenses a Bagdad hasta el 13 de diciembre de 2003, cuando fue arrestado en una operación conjunta de fuerzas de Iraq y EEUU.
El dictador iraquí fue enjuiciado por el Alto Tribunal Penal iraqí y fue condenado por la muerte de 148 Chiítas en 1982.
Murió en la horca el 30 de diciembre de 2006.