La Policía Nacional aprehendió al alcalde electo de Pocrí por presunto peculado, tras una investigación relacionada con proyectos no ejecutados del Conades...
- 18/02/2012 01:00
PANAMÁ. El pasado miércoles el país recibió con escozor la noticia de los abusos sexuales cometidos por agentes antimotines y del Senafront a mujeres ngäbes durante las protestas por las reformas al proyecto de Ley 415, que dan vía libre a la explotación minera en la comarca.
‘Para no permitir que estos atropellos queden en el olvido de la impunidad’, como dice Juana Camargo, socióloga feminista, las integrantes de la Coordinadora Nacional de las Mujeres Indígenas de Panamá (Conamuip), Frente Sectorial Femenino del PRD, Partido Popular (PP), Central General Autónoma de Trabajadoras de Panamá (CGTP) y organizaciones de la sociedad civil como las Mujeres Mesoamericanas en Resistencia por una Vida Digna, el Espacio de Encuentro de Mujeres (EEM) y Fundagénero, alzaron sus voces exigiendo que el procurador inicie las investigaciones pertinentes.
BOTÍN DE GUERRA
Ellas, las mujeres ngäbes, salieron a las calles del oriente chiricano ‘defendiendo el medio ambiente, que por más de 500 años han protegido de la depredación conquistadora y las empresas transnacionales’, así data en uno de los comunicados de las organizaciones de esta semana.
Y ejerciendo su derecho a la movilización, para resguardar su modo de vida, el agua y la cobertura boscosa de la comarca, la dignidad les fue robada: el cuerpo de la mujer usado como botín de guerra. Una historia que se narra en tiempos de represión y que hoy asusta a las panameñas: ‘esto nos afecta a todas y nos preocupa’, porque indica que ‘estamos vulnerables’ y que ‘si sales a la calle a protestar, además de ser reprimida políticamente puedes ser abusada sexualmente’, dice Zulfi Santamaría, secretaria general del PP.
Por su parte, Giulia de Santics, del PP, afirmó: ‘estamos luchando para que haya participación política de la mujer, paridad en la asamblea, y con esto nos amedrentan. Si hoy no podemos salir a la calle a protestar sin el temor a que policías nos repriman llegando a extremos como la violación, imagínese qué sucederá después’.
INVESTIGACIÓN DE OFICIO
Según el relato de Ana, nombre ficticio usado en la publicación del 15 de febrero en este diario para proteger a una de las víctimas abusadas sexualmente por agentes policiales: ‘Comenzaron a lanzarme gases lacrimógenos y me montaron en un bus. Yo trataba de resistir pero eran muchos, se reían y me gritaban todo tipo de vulgaridades. Me pusieron en el último asiento y comenzaron a subirme la ropa. Eran guardias hombres y mujeres que me metían la mano hasta adentro de mis parte íntimas’.
Con la nueva designación del Código Penal, ‘los abusos a los que fue sometida Ana violan la dignidad y los derechos humanos de las mujeres, por esa razón sí se tipifican como violación’, afirma Teresita de Arias.
Para las dirigentes feministas, este testimonio y los otros son suficientes para iniciar una investigación de oficio.
‘Ya se conocen las víctimas y el director de La Estrella me confirma que tiene sus datos. Ante la barbarie y las atrocidades de la policía, el procurador está en la obligación de seguir las pistas; y el Estado, de proteger a esas mujeres y aplicar sanciones ejemplares a quienes quebrantaron su dignidad. La única potestad de los policías era encerrar a los violentos, no violentar a quienes resisten’, concluye la exlegisladora.
Hoy, cuando en Panamá se evidencia una vez más la vulnerabilidad de la población ante la policía y el Senafront, las mujeres organizadas alzan sus voces diciendo: ‘la sociedad debe rechazar rotundamente estos actos para que se investiguen, condenen y jamás se repitan porque nos afectan a todas’.
Mientras tanto, la procuraduría no se ha pronunciado respecto a los hechos ni a las investigaciones, Panamá empieza el carnaval y esta historia termina en puntos suspensivos...