Panamá: ¿cuál es la ciudad que nos urge?

Actualizado
  • 16/12/2012 01:00
Creado
  • 16/12/2012 01:00
La ciudad que tenemos dista mucho de la ciudad que queremos. O mejor: que nos urge. Panamá ha pasado a ser esa ciudad (y ese país) de se...

La ciudad que tenemos dista mucho de la ciudad que queremos. O mejor: que nos urge. Panamá ha pasado a ser esa ciudad (y ese país) de servicio por excelencia, de utilidad para ese que la visita y la disfruta por unos días. Sin embargo, el que la vive, transita en la cotidianidad, la padece. Parece imposible lograr que la ciudad sirva a los ciudadanos.

Con el atropellado y poco estudio hecho en su avance, Panamá y sus autoridades han generado barrios cerrados que alienan sociedades. Por eso las salidas, los paseos y circular por las calles y espacios públicos se convirtieron en la opción menos deseada para los panameños. Estas fueron algunas de las conclusiones que se escucharon en el ‘Seminario de Ciudades Creativas’, impulsado por el Programa I+D en Cultura de la Universidad Tecnológica de Panamá, conjuntamente con el Bohemio Fest.

Esas y otras, como esta: de la casa, corremos al carro (al taxi pirata, al diablo rojo o metro bus) para llegar al trabajo, del trabajo nos reinsertamos en nuestra cabina de cuatro ruedas de preferencia y corremos de vuelta a nuestros hogares. Cuando no, nos insertamos en aquello que gustan llamar los nuevos urbanistas como los No-Lugares: los malls.

Somos centauros sobre amortiguadores, y entre tranques, apuros, retrasos, la ciudad nos condensa en un caldo de cultivo que no genera nada bueno. Los menos afortunados (o quién sabe si los más valientes), los que se la tienen que ver día a día a pie, viven un riesgo azaroso. Por ejemplo, muchos de esa numerosa comunidad judía que habita desde hace tanto en la capital, deben contratar servicios especiales de la Policía Nacional para caminar por las calles durante el día sagrado que establece su tradición (el shabbat).

¿Pero en dónde queda el espacio para el diálogo, el intercambio de ideas e innovaciones, para el fomento a la formación ciudadana? HABLAN LOS EXPERTOS

La situación no promete mejorar, al menos por parte de quienes toman las decisiones. La centralización de inversiones: ese foco único de atención institucional como lo es la capital del país (y a duras penas Colón), genera un éxodo rural avasallante y deja a unas provincias con soberbio potencial que poco a poco van mermando en habitantes, productores y calidad humana.

Mientras los expertos tildan a la ciudadanía como un actor muy potente, como ese nuevo ecosistema de innovación práctica y desarrollo; las autoridades municipales y alcadicias pecan por tomar decisiones inconsultas y aseguran que solo en esos 2 mil kilómetros de superficie que tiene el distrito, todo es posible.

Ya lo decía John M. Levy, urbanista estadounidense, autor del libro Planificación Urbana Contemporánea: ‘Los mejores y más efectivos planificadores son aquellos que tienen una buena vista periférica —aquellos que no solo se especializan en la parte técnica de la planificación, sino también que entienden las relaciones entre las aristas de la planificación y las mayores fuerzas sociales’.

Mientras en algunas capitales vecinas de la región utilizan a la cultura como herramienta para mitigar sencillas carencias de la sociedad, nuestras autoridades se han encargado de enfocarse exclusivamente en la ‘turistificación de la cultura’ como destaca la opinión de Rubén González, arquitecto panameño especializado en gestión y conservación de patrimonio cultural.

PLANES URGENTES

Pero Panamá necesita más. Mucho más que rascacielos sin organización, mucho más que gozar la ‘comodidad’ de tener tres estaciones de gasolina en la misma cuadra, más que un gran edificio de estacionamientos gratuito e inexistente, acuerdan los participantes del seminario de tres días y conducido por el español Félix Manito, gurú de las ciudades creativas en Europa y Suramérica con más de 35 años de experiencia en el sector público y privado.

Necesita de una ciudad creativa. Le urge. Necesita de la creación (multiplicación) de eventos que inviten a la interacción, al arraigo de los ciudadanos con las raíces nacionales y mucho más importante, a la reflexión.

Varios expertos en nuestra escena local promueven su punto de vista. Alexandra Schjelderup, gestora cultural, señala que en Panamá reside una ‘vieja mentira’ de que en el país no existen fondos para proyectos culturales. Para ella, lo que falta es la ‘voluntad política’ que permita generar procesos que promuevan ‘una forma de mirar a la sociedad de una manera distinta’.

Por su parte, Gladys Turner, directora artística del Bohemio Fest, estima que se requiere ‘con urgencia’ la generación de una ciudadanía con conciencia que busque cambiar paradigmas. Lo mismo opina el arquitecto Rubén López, que también apela por ‘un programa de educación para la ciudadanía y sus autoridades que apunte a la identidad, a la memoria ciudadana’.

En tanto, para Eduardo Araújo, Gerente de Asuntos Culturales de la Fundación Ciudad del Saber, ‘la creación de espacios públicos es una de las máximas prioridades si queremos tener una ciudad más cultural, democrática y pluralista’. Él opina que ‘es en el espacio público, a pie de calle, en la plaza y en el parque, no en el carro ni en el mall, donde todos somos más ciudadanos. Este facilita el encuentro, el diálogo, la tolerancia y el sentido de pertenecer a una comunidad’.

ESPACIOS COLMADOS

Pero, ¿cómo se generan espacios posibles en una ciudad ingeniada exclusivamente para la mitad de los automóviles que por ella circulan y en donde no existe cultura ciudadana? Unos insisten en la educación como herramienta para la incorporación de espacios culturales, mientras que otros se muestran optimistas y resaltan las iniciativas y los actores ya existentes.

‘Yo creo que estamos viviendo momentos cruciales en la ciudad y es un momento donde hay un despertar de personas concienciadas que también están fomentando la activación de ciertos procesos de la cultura’, apunta Turner.

Araújo, quien aplaude estas iniciativas, acusa la existencia de una ‘masa crítica de gente concientizada sobre la necesidad de fortalecer la cultura ciudadana’ con la presencia de activistas medioambientales, pro-Derechos Humanos, feministas, artistas, gestores culturales, periodistas, etc. Sin embargo, señala que cada uno de estos actores que decidió dejar atrás el discurso y que optó por tomar la iniciativa, actúa ‘desde su trinchera’. Igual se entusiasma: ‘Algo bueno está por suceder’.

‘Si se ven las cosas con perspectiva, pienso que hoy en día hay mucho más activismo ciudadano que una década atrás’, considera el Gerente de Asuntos Culturales.

Y así es. Más de una decena de organizaciones apuntan herramientas de liderazgo, de facilitación de procesos y apuesta institucional en el campo cultural en el país.

MEJORES CAUSAS

La Fundación Ciudad del Saber, el Festival Verde de Cultura Musical, el Festival Abierto, el Bohemio Fest, Mente Pública, la Universidad de Arte Ganexa, Pecha Kucha y la Universidad Tecnológica de Panamá (Y su programa I + D Cultura), irrumpen en el escenario estoico y ofrecen cada año herramientas más complejas y más fundamentadas, todas apuntando a una ciudad más amigable, más compenetrada con los procesos culturales y como esas joyas que todos quieren admirar de la corona.

Carteleras musicales con artistas de renombre regional, un campamento musical juvenil, conciertos en pro del medio ambiente, circuitos de cine independiente, barriadas populares con proyecciones de películas y documentales, son unas de las píldoras de ‘inspirulina’ que ofrecen centenas de involucrados en la escena institucional privada a la capital.

Así parece cada vez menos utópico el tener una ciudad que nos quiera más a nosotros y apueste a lo desconocido, al pluralismo, la tolerancia y la sostenibilidad.

Los ejemplos sobran: Medellín ahora es una de las capitales creativas por excelencia. Tiene un avance del 99% de los requisitos que exige el gobierno en línea para hacer más fácil la relación del Estado con el ciudadano. Antanas Mockus, alcalde de Bogotá, inició su primera gestión como líder de la comuna bogotana con un ínfimo capital y de ello produjo cambios paradigmáticos como la creación de ciclovías. Disminuyó porcentualmente la inseguridad de Bogotá con tan solo alumbrarla de mejor manera. Otorgó a la capital colombiana la posibilidad de tener una calidad de vida de primer mundo, en medio de problemáticas de cuarto, como es la convivencia con las Farc.

OPCIONES SUGERENTES

El proyecto ‘MadrileñosxMadrid’, implementado en la capital ibérica y que consta de paquetes turísticos para que los locales se animen a conocer la ciudad en sus espacios más inéditos, bien puede aplicarse en la capital istmeña. Panamá tiene uno de los siete templos edificados en el mundo de la fe Bahá’i, situado en uno de los lugares más privilegiados de la capital que muy pocos locales conocen, y decenas de lugares curiosos que muchos ni se imaginan tener.

También existe un ‘transitismo cultural’ que, de acuerdo con Eduardo Araújo, ha hecho que la sociedad no aprecie los valores intangibles y permitan al panameño a buscar un pensamiento más crítico o intelectual.

La experiencia de Félix Manito, presidente de la Fundación Kreanta de España, consultor especializado en planificación estratégica, participación ciudadana y comunicación corporativa en los ámbitos de cultura, educación y gobierno local; artífice y anfitrión de buena parte de ese avance que estalla en Medellín, estuvo hace una semana en nuestra capital para conducir un seminario sobre la posibilidad de creación de ciudades creativas. A él acudieron al menos 16 representantes de casi todos los escenarios panameños: teatro, institución pública, privada y política. Todos abogando por una ciudad que se parezca más a ellos y menos a lo que otros quieren. Una ciudad que incluya. Una más feliz.

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