La Ciudad Hospitalaria, el ‘elefante blanco’ de Martinelli

Actualizado
  • 30/09/2014 02:00
Creado
  • 30/09/2014 02:00
La dudosa reputación de la tercera obra más cara del pasado gobierno arrastra el nombre de su gestor, Ricardo Martinelli

La tercera más importante obra del gobierno de Ricardo Martinelli, medida en costo económico, avanza lentamente en el antiguo campo de Chivo Chivo, en Clayton, mientras el Complejo Arnulfo Arias Madrid, al que reemplazará el próximo año, al terminar su construcción, se deteriora a paso acelerado.

Su nombre completo ‘Ciudad Hospitalaria Ricardo Martinelli Berrocal’, por resolución emitida por la junta directiva de la Caja de Seguro Social (CSS), es el reconocimiento de quienes pensaron que era un proyecto visionario.

Ha sido criticada por su ‘gigantismo’ y por estar situada en ‘medio de la nada’, sin vías de acceso, cerca del vertedero de Patacón y del futuro mercado de abastos.

Si tiene suerte, quién podría saberlo, pasará a la historia como el Hospital Santo Tomás, inaugurado en el año 1924 tras una importante inversión para la época de de 3 millones de dólares, y ahora considerado un precursor de la salud pública moderna.

El entonces presidente Belisario Porras, que inauguró el edificio, reconoció que ‘costó millones’, pero era necesario como reemplazo del antiguo hospital del mismo nombre en la Avenida B, conocido como "la puerta del cementerio".

El nuevo complejo de tres edificios, calles, aceras y estacionamientos y dos hectáreas de jardines, fue bautizado por los enemigos de Porras como "el elefante blanco", y criticado por "demasiado grande" y estar "demasiado lejos".

Dieciocho años después, en agosto de 1942, se cuenta que, ya anciano y enfermo, el expresidente quiso internarse en el hospital para ser atendido en sus últimos días, pero no había camas disponibles y tuvo que ir a una clínica privada.

OTRO HACEDOR DE OBRAS

Ricardo Martinelli pudo haber tenido en su mente ser reconocido por las futuras generaciones como un "hacedor de obras", igual que Belisario Porras, cuando en agosto de 2010, presentaba a la opinión publica uno de los proyectos más costosos de su administración.

El mandatario era todo sonrisas mientras recorría bajo el sol ardiente los terrenos de Chivo Chivo, junto al director de la CSS, Guillermo Sáez Llorens. Allí se construiría, anunciaron, un complejo hospitalario de 14 torres, 290 mil metros de construcción, centro de trasplantes, 27 quirófanos, instituto de cardiología, sala neonatal, sala de urgencias y cuidados intensivos.

Costaría $350 millones, presupuesto que luego se aumentó hasta los $587 millones, mientras la obra se reducía a cinco torres.

El complejo también contaría con 3,500 estacionamientos, un hotel, un centro comercial y una plaza de comidas, como en los centros comerciales.

Sería el hospital más importante del país, una "referencia para toda Centroamérica", y tendría ‘ los mejores equipos, médicos y administrativos", dijo Martinelli.

CUESTIONAMIENTO

La construcción de un reemplazo del complejo Arias Madrid, inaugurado el 21 de mayo de 1962, está más que justificada. El hospital fue construido para una población de 1.5 millones de habitantes y se ha quedado chico. Sus 942 camas están la mayor parte del tiempo ocupadas.

De los 23 salones de operaciones, solo trabajan seis; hay mora en las cirugías y solo se atienden las más urgentes. Solo funciona un ascensor. El edificio además, está ‘enfermo’ y aunque hay quienes, como el doctor Domingo Moreno, sostienen que todavía ‘tiene una misión que cumplir’, otros, como Juan Jované, administrador de la CSS de 1999 a 2003, sostienen que ‘habría que tumbarlo y volverlo a hacer’. ‘No se debe usar más", señaló a La Estrella de Panamá.

REEMPLAZO DEL ARNULFO ARIAS

Pero el reemplazo previsto para el Arias Madrid no convence.

En primer lugar está la noción generalizada de que los megahospitales como la Ciudad Hospitalaria son inoperantes y obsoletos.

‘La comunidad médica favorece hoy un modelo de atención enfocado a centros más pequeños, más cercanos, donde prevalezca la medicina preventiva’, indicó Jované.

La población que requiere un hospital del tercer nivel como la proyectada Ciudad Hospitalaria es de 5%, mientras que la que acude a los centros locales y comunitarios de salud es de entre el 80 y el 90%.

Al complejo también se le critica por su ubicación ‘desacertada’, en medio de un área selvática, en la cuenca hidrográfica del canal. Le hacen falta vías de acceso y aunque en un principio el gobierno de Martinelli dijo que se construiría una estación del metro para llegar, esto no parece muy probable.

EN BUSCA DE UN MODELO DE ADMINISTRACIÓN SIN EMBARGO, LO QUE MÁS PREOCUPA EN ESTOS MOMENTOS ES ENCONTRAR UN MODELO ADMINISTRATIVO EFICAZ, QUE OPTIMICE LA INVERSIÓN REALIZADA HASTA LA FECHA.

El director ya saliente de la CSS, Guillermo Sáez Llorens ha propuesto la idea - después del rechazo de su propuesta de ‘concesión administrativa’ por 15 años- de crear la figura de un ‘supradministrador’, un administrador general que rinda cuentas directamente al director de la institución. Bajo esta posición se encontrarían 10 administradores de los servicios especializados del complejo.

El doctor Moreno, de Comemenal, cree que cualquiera que sea el modelo administrativo, deberá ser ‘transparente, en lo financiero y en el aprovisionamiento’ y garantizar el suficiente y adecuado presupuesto para la gestión del hospital.

‘Lo más importante es que el modelo administrativo esté enmarcado en la Ley 51 que rige la Caja de Seguro Social’, dijo Moreno.

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