Esperan que cientos marchen este Primero de Mayo

Actualizado
  • 30/04/2017 19:12
Creado
  • 30/04/2017 19:12
La fecha conmemora la heroica jornada de los anarquistas que ofrendaron sus vidas por una jornada de ocho horas de trabajo

El Consejo Nacional de los Trabajadores Organizados (Conato) espera que cientos de trabajadores panameños les acompañen a la marcha organizada en celebración del Día Internacional del Trabajo, hoy primero de mayo, la cual partirá desde Plaza Porras, a las 10:00 a.m. para culminar en la Plaza 5 de Mayo.

Previo a la marcha, se oficiará una misa en la Basílica Menor de Don Bosco, como acción de gracias, y a la cual se invita a todos panameños que con su esfuerzo construyen la nación.

En la Plaza 5 de mayo se podrá escuchar el mensaje de los distintos dirigentes en torno a la situación laboral presente, y las alternativas que tiene el trabajador panameña para mejorar su calidad de vida.

Culminada la marcha, los distintos centros de las organizaciones sindicales y centrales obreras invitarán a sus afiliados a un brindis en conmemoración del 131 aniversario de la heroica Gesta de Chicago.

Cómo nació el Primero de Mayo
La celebración del primero de mayo como fecha máxima del trabajador del mundo surgió en Estados Unidos, en la década de 1880.

Corría 1886, y los trabajadores de las fábricas en Chicago se habían manifestado en huelga, ante las deprimentes e infrahumanas condiciones de trabajo que sufrían, bajos salarios e insensibilidad de los patronos, a quienes solo interesaba el capital, pero no el bienestar de sus obreros.

Los trabajadores luchaban porque se instaurara una jornada máxima de ocho hora de labor, ocho horas para descansar y ocho horas para invertir con la familia o de diversión para el obrero. La serie de protestas en apoyo a 200 mil huelguistas se inició el 1 de mayo de 1886 y los patronos buscaron "esquiroles" (trabajadores que no apoyaban la lucha) para reemplazar a los que no iban a laborar.

El 4 de mayo se convocó a una gran concentración en Haymarket, un área escampada en Chicago, a la cual concurrieron miles de obreros. La policía, aliada de los patronos, se mantenía observando de cerca.

Los líderes de la convocatoria eran los inmigrantes alemanes George Engel, Adolf Fischer, August Theodore Spies, Louis Lingg y Michael Schwab; los estadounidenses Albert Parsons y Oscar Neebe, y el  Samuel Fielden, inglés. Todos profesaban la ideología anarquista, la cual pugnaba por otro orden social más humano, justiciero y equitativo.

Concluido el mitin y en vista de que los concurrentes no se retiraban, la policía empezó a reprimirlos para desalojarlos. Fue entonces que estalló entre los policías una bomba que mató a un oficial e hirió a otros. Ante ello, la policía abrió fuego matando y dejando heridos a decenas de obreros. Por ello, se decretó toque de queda y se arrestó a cientos de trabajadores, a la vez que se realizaron allanamientos y decomiso de armas.

Fue vergonzoso cómo los periódicos de la época apoyaron la represión y se ubicaron al lado de los patronos, con artículos amarillistas que contribuyeron a un castigo para ellos ejemplar.

El juicio de los responsables se celebró el 21 de junio de 1886, llevando al banquillo a 31 personas, lo que se redujo finalmente a ocho. Fue una farsa y no un juicio que irrespetó el debido proceso. La historia concluyó en la condena a la horca a cinco de los encartados y a otros tres, penas de prisión.

Desde entonces, su sacrificio se conoció como la Gesta de Chicago, y a ellos, los Mártires de Chicago. Tres años más tarde, el Congreso Obrero Socialista de la Segunda Internacional (Paris, 1989), lo adoptó y hoy se celebra en más de 80 países, menos en Estados Unidos y Canadá, pese a ser escenario de la conquista de la jornada de las ocho horas de trabajo.

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