A 150 años de El Capital de Carlos Marx (1867-2017)

Actualizado
  • 18/06/2017 02:01
Creado
  • 18/06/2017 02:01
Marx denunciaba tempranamente en El Capital la esencia de la globalización de hoy, la mercantilización progresiva de todas las cosas

Manifiesta el economista francés Jacques Attali, en su obra ‘Karl Marx o el espíritu del mundo' (2007) que, ‘ningún autor tuvo más lectores, ningún revolucionario concitó más esperanzas, ningún ideólogo suscitó más exégesis y, fuera de algunos fundadores de religiones, ningún hombre ejerció sobre el mundo una influencia comparable a la que tuvo Karl Marx en el siglo XX'.

Sin embargo, pese a la diferencia entre siglos, siempre estará el necesario balance entre el pensamiento de un autor y su relación con nuestra realidad social, la presente. Al final, lo que se impone como reconocimiento en un pensador clásico, es siempre la cuestión de la trascendencia. Cuánto del pensamiento de un autor sobrepasa los condicionamientos históricos de la época que le tocó vivir y permanece en el tiempo. Establecer en definitiva, en qué medida la teoría es capaz de contener y desarrollar la complejidad de elementos que supone su objeto de realidad, más allá de los condicionamientos de su tiempo histórico.

MARX Y LOS MARXISMOS

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Algunos autores están de acuerdo que la denominación de teoría marxista, con el pasar del tiempo no expresó ni expresa hoy día el genuino pensamiento de Marx. Ya que hace referencia a una formulación pretendidamente sistemática, la mayoría de las veces cosificada, de un pensamiento que en sus sucesivas reinterpretaciones fue despojado de su contenido crítico y creativo. Como manifiesta Lelio Basso, las denominaciones de ‘marxismo' y ‘marxista', como las de ‘leninismo' y ‘leninista', fueron acuñadas en el contexto de enconadas polémicas hechas por sus adversarios.

Los de Marx en la época de la Primera Internacional y por los mencheviques para el caso de Lenín.

Sin embargo, distintos biógrafos reconocen que Marx era absolutamente reacio a transformar su pensamiento en un ‘sistema", que por definición se cierra sobre sí mismo, con las consecuencias de rigidez y dogmatismo propias de esta concepción. Es proverbial la expresión de Marx: ‘yo no soy marxista'. En ese sentido Marx fue un ‘crítico del marxismo', tal cual lo consignó Maximilien Rubel.

No obstante, cuando hablamos de la teoría de Marx, estamos, por comodidad asumiendo un todo homogéneo, desconociendo que en ella se expresan distintos ‘corpus teóricos' que de manera interrelacionada guardan entre sí niveles distintos de desarrollo; y pese a lo que se podría pensar de manera ligera, subyace a ella una unidad epistemológica (el problema del conocimiento) y ontológica (concepción de la realidad).

LAS DEFORMACIONES

Como manifiesta Lelio Basso, el desarrollo del pensamiento de Marx—de manera no siempre inadvertida—, tendió a convertirse en un sistema ‘con leyes y dogmas cada vez más definidos que les evitaba a sus acólitos el trabajo de estudiar en concreto las diversas situaciones históricas'. Ello liberó a actores intelectuales y políticos de enfrentar realidades complejas a través de una praxis creadora: "Ni calco ni copia, sino creación heroica" reclamaba para ‘Nuestra América' de manera vehemente Mariátegui.

De la misma manera que distinguimos a Marx de los marxismos, debemos reconocer la útil diferenciación de Adolfo Sánchez Vásquez entre ‘marxismo en América Latina' y ‘marxismo latinoamericano' Para el primero—Sánchez Vásquez entiende—, ‘la teoría y la práctica que se ha elaborado en ella, tratando de revisar, aplicar, desarrollar o enriquecer el marxismo clásico'. Y por marxismo latinoamericano ‘cuando la interpretación de la realidad y la práctica basado en ella atienden a las condiciones específicas, nacionales de los países de este continente'

Sin caer en mistificaciones, se trata de identificar los componentes de una estructura de pensamiento que pese a exhibir desarrollos desiguales, expresa de manera subyacente una unidad teórico-epistemológica en toda su obra. El legado de Marx es fundamentalmente el de una teoría económica del ‘modo capitalista de producción' coherentemente elaborada en ‘El Capital'.

No obstante, Marx no dejó una teoría política de igual envergadura, que enmarcara las estructuras del Estado— denominado como burgués—, y que permitiera fundamentar de manera sistemática una estrategia y táctica acorde a la complejidad de dicho estado, como sí lo hizo Gramsci. Tampoco Marx dejó una elaboración extensa y acabada del ‘materialismo histórico'. Como manifiesta Perry Anderson, esta tarea de sistematización lo asumió Engels, especialmente con el Anti-Dühring y las obras que le siguieron, frente a las demandas obreras surgidas en la Europa continental.

EL GRAN APORTE

El capitalismo es ante todo un sistema social cuya construcción histórica se deriva de un incesante proceso se acumulación del capital, cuyo rasgo esencial no son tanto los procesos de trasformación productiva o industrialización, sino la condición de ser una sociedad de mercado. Sociedad de mercado regida por el egoísmo, el cálculo económico y la acumulación incesante y depredadora, cuyas consecuencias últimas es el actual proceso neoliberal de globalización que todo lo somete y mercantiliza. Esta es la gran actualidad de ‘El Capital': un todo lógico que permite potenciar la teoría de Marx como un pensamiento vigente en estos tiempos de globalización.

Está claro que en ‘El Capital' de Marx, el capitalismo no tiene que ver con sociedad alguna, ni está referido a un ámbito geopolítico determinado. Al igual que el capital, la globalización es el producto de una expansión sin fin, que alcanza los confines del planeta y que no se detiene ante sociedades ni espacios geográficos determinados. Es un proceso que en su movimiento real se acerca conceptualmente cada vez más a la acumulación a escala mundial del capital del cual habla Marx y en donde denunciaba la mercantilización progresiva de todas las cosas, incluidos los seres vivos y los humanos.

CONCLUSIÓN

La actualidad de la teoría de Marx no puede remitirse al ‘marxismo', que prevalece como expresión de la rigidez de diversas corrientes referidas a Marx (leninismo, trotskismo, etc.). Ello obliga a un regreso, a un redescubrimiento del pensamiento original. Marx lo señaló de manera reiterada en sus análisis sobre la sociedad humana en general, y de la sociedad capitalista en particular, al señalar el carácter histórico y procesual de estas formaciones socioeconómicas en la cual la sociedad asume modos relativos y transitorios de naturaleza variable.

No obstante, El Capital trata de una crítica al capitalismo que es mucho más profunda, y que sobrepasa a la mera crítica del capitalismo inglés o de capitalismos históricamente realizados. En ese sentido la crítica tiene que ver con un sistema que es más parecido al capitalismo de la actualidad—al capitalismo de la globalización—, que al capitalismo de siglos pasados.

A la teoría de Marx le sucede a lo que le es propio de las grandes teorías. Es imposible separar la problemática teórica, la de sus conceptos y categorías de su objeto social real, el capital. Mientras exista capital y capitalismo, existirá la teoría de Carlos Marx. ¡He aquí su actualidad!

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