Los guardianes de las orquídeas

Actualizado
  • 09/02/2018 01:01
Creado
  • 09/02/2018 01:01
Un grupo de vecinos de El Valle de Antón han creado el Centro de Producción de Orquídeas con la misión de salvar estas exóticas plantas. Sus flores no solo atraen a los turistas. También a los traficantes

Era una típica mañana en El Valle de Antón. El bajareque caía de forma intermitente. La exuberante naturaleza cautivó mis ojos. Ingresé en una comunidad de personas amables que te reciben con los brazos abiertos. Me podía topar dos veces con la misma persona, pero nunca faltaba el ‘buenos días'. Eso en la ciudad de Panamá rara vez pasa.

El pueblo de El Valle está situado dentro del cráter de un volcán, con un clima fresco que le brinda un toque de eterna primavera. Cuentan sus pobladores que el cráter se creó cuando explotó la cima del volcán hace más de cinco millones de años, dejando un valle profundo rodeado de montañas frondosas y un rico suelo alimentado por la fauna y flora del área.

PLANTAS EXÓTICAS

Como es un área turística, muchos de sus pobladores se han dedicado a la venta de plantas exóticas, siendo la orquídea la de mayor demanda. Al pasar los años, muchas de estas plantas han sido extraídas por los traficantes de orquídeas, quienes solo se dedican a sacarlas de las espesas montañas de El Valle, sin preocuparse por cultivarlas.

Al percatarse de que se estaban extinguiendo, un científico japonés que llegó a esa comunidad comenzó, junto con un pequeño grupo de ‘valleros', a cultivarlas con el objetivo de proteger las especies.

Se trata de Koichiro Akechi, que inició el proyecto el 3 de abril de 2002 y contó con el respaldo de la Embajada de Japón en Panamá, creando así el Centro de Producción de Orquídeas de El Valle y Cabuya. Estas personas han sido instruidas por especialistas, quienes les han enseñado el cuidado que cada una de estas plantas requiere.

Años después, el japonés a quien apasionaban las orquídea falleció, pero su legado sigue vivo. El grupo de personas que inició con él esta ardua labor continúa protegiendo estas plantas. Al principio contaban con una veintena de orquídeas, pero poco a poco este número ha ido en aumento.

FRAGANCIA, DE DÍA Y NOCHE

Llegar a este orquideario no fue tan difícil. Se encuentra cerca de la vía principal. Al lado está una oficina del Ministerio de Desarrollo Agropecuario (MIDA). A simple vista pareciera una casa cualquiera, pero cuando entras, todo cambia.

—¡Buenos días!, ¿se le puede ayudar?, pregunta una señora con una sonrisa amplia y una edad que calculo entre 40 y 45 años. Se presentó como Viviana Rodríguez. Nos fue explicando cada detalle sobre estas plantas.

Al escucharla me sorprendí del trabajo que requiere que no se extingan estas plantas. No cualquiera tiene la paciencia para hacerlo sin remuneración, con el solo objetivo de cuidarlas y evitar que desaparezcan.

ACTIVIDAD LUCRATIVA

Las orquídeas son las plantas más cotizadas en el mercadito de El Valle

Cada una puede costar hasta 30 dólares, dependiendo de lo exótica que sea su flor.

El recorrido entre el orquideario y el mercadito duró menos de una hora.

En total, el orquideario cuenta con 200 especies endémicas y más de 2 mil plantas.

Cuando pasamos a la parte trasera, donde se encuentran la mayor parte de las plantas, el ambiente se transformó. Me recordó esas casas de campo que uno logra ver en las películas, con su amplio jardín. El aroma dulce de las flores va inundando el recinto, atrayendo a un sinnúmero de mariposas y avecillas que revolotean por el lugar, alimentándose del néctar mientras deleitan el oído con su cantar.

Las plantas están bien acomodadas e identificadas con sus nombres científicos. La mezcla de los colores y las formas de algunas flores atraen al espectador.

Las flores de estas plantas varían de tamaño. Algunas las puedes agarrar en tus manos. Otras son del tamaño del botón de mi suéter. Sentía que si las tocaba se caerían.

Las orquídeas llevan sus flores de diversos modos. Unas florecen de manera individual y otras en racimos como cascadas. Las más vistosas son las flores color amarillo y lila, al igual que las blancas.

Durante el día es posible sentir la fragancia que liberan algunas flores, pero hay otras que perfuman el ambiente durante la noche, lo que le da un toque más exquisito al lugar, en cuya entrada se levantan algunas cabañas de alquiler. Es un ambiente irresistible para los visitantes. Por lo menos en esto coincidieron los huéspedes.

VIGILANCIA EN LA MONTAÑA

Una de las flores que nos llamó mucho la atención fue una que tenía forma de zapatos, conocida en El Valle como ‘zapatitos'.

—¿Venden las plantas?, le pregunté a la señora.

—¡No! Todas estas orquídeas que ven nosotros las cultivamos para luego trasplantarlas en las montañas.

—¿Pero qué seguridad tienen ustedes de que después no se las lleven?, preguntamos en coro los que estábamos ahí.

La señora Viviana sonrió y subió un poco los hombros. Después nos dijo:

—Bueno, nosotros tenemos el respaldo de los guardaparques del Ministerio del Ambiente y de algunos pobladores de El Valle, que sirven de guías a los turistas y que les advierten a las personas que está prohibido arrancar las orquídeas de las montañas.

Todos los años, religiosamente a inicios de junio -tomando en cuenta que es el Mes de los Recursos Naturales- los voluntarios suben a los diferentes cerros que rodean a El Valle para plantar estas exóticas orquídeas en los puntos más altos y así evitar que los traficantes se lleven estas plantas, comenta la señora Rodríguez.

La Góngora tricolor y la Flor del Espíritu Santo son las más cotizadas por los traficantes. Algunas de sus flores pueden durar entre tres días y un mes. En el orquideario hay más de 30 ejemplares de ambas especies.

Una orquídea puede estar reproduciéndose a los dos meses y medio después de haber sido sembrada. Su tiempo de vida puede extenderse cinco o seis años. Todo depende de los cuidados, explica la señora Viviana.

Al salir del orquideario nos trasladamos al mercadito. Ahí nos encontramos con algunas personas que se dedican a la venta de plantas. La mayoría de los turistas que se encontraban en el mercadito salieron con una orquídea.

El guía que nos acompañaba nos explicó que estas son unas de las plantas que más adquieren los visitantes de El Valle de Antón. A pesar de que se está trabajando para que no desaparezcan, siempre hay individuos que se dedican a la venta de plantas como una forma para llevar ingreso a sus hogares. Algunos las cultivan en su propio jardín, pero hay otros que las extraen de las montañas. Cada una de estas plantas puede costar hasta 30 dólares, dependiendo de lo exótica de su flor.

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