La vuelta al campo

Actualizado
  • 12/01/2019 01:00
Creado
  • 12/01/2019 01:00
En una columna publicada originalmente el 24 de noviembre de 2007, el Dr. Carlos Iván Zúñiga repasa las grandes iniciativas que se llevaron a cabo para estimular la agricultura y así evitar una crisis de la industria alimentaria

Muchos son los factores que inciden en la solución alimenticia de nuestros pueblos. La pobreza extrema, el crecimiento de la población, la baja producción interna, el alto costo de la vida, los pocos estímulos a la agricultura y otras consideraciones que podrían ser expuestas con mayor precisión por los entendidos, en su conjunto alguna relación guardan con la escasez de alimentos o con los precios especulativos de los mismos.

La súbita carestía del arroz, registrada recientemente en el mercado, dio la voz de alarma y sirvió para que los analistas informados abundaran en la necesidad de adoptar medidas preventivas encauzadas a superar la escasez de éste y de otros rubros de la canasta básica familiar.

Existen, desde luego, muchas medidas. Algunas de difícil adopción dentro del régimen de la libre oferta y la demanda. Pero no debe descartarse si la crisis continúa en otros renglones. Una de esas medidas ya consideradas por los funcionaros del Estado, se encuentra en el control de precios y otra no menos reguladora, se refiere al congelamiento de los precios. Estas medidas pueden estar acompañadas de otras menos severas, pero urgentes, como la importación masiva de los productos de la canasta básica, atendiendo desde luego la realidad de la producción interna.

Felizmente, por lo que he visto en los programas televisivos y leído en los artículos de opinión, existe una generación de profesionales, públicos y privados, que maneja el tema con rotunda capacidad y conocimiento, lo cual es una garantía de que la improvisación no dirigirá las soluciones.

En uno de esos debates, controvertidos desde luego, escuché al exministro Laurentino Cortizo exhortando a que las fuerzas productoras y los inversionistas hagan su retorno al campo; es decir, impulsar la agricultura nacional para hacerle frente al creciente problema alimenticio de la población panameña.

FICHA

Un vencedor en el campo de los ideales de libertad:

Nombre completo: Carlos Iván Zúñiga Guardia.

Nacimiento: 1 de enero de 1926 Penonomé, Coclé.

Fallecimiento: 14 de noviembre de 2008, Ciudad de Panamá.

Ocupación: Abogado, periodista, docente y político

Creencias religiosas: Católico

Viuda: Sydia Candanedo de Zúñiga

Resumen de su carrera: En 1947 inició su vida política como un líder estudiantil que rechazó el Acuerdo de bases Filós-Hines. Ocupó los cargos de ministro, diputado, presidente del Partido Acción Popular en 1981 y dirigente de la Cruzada Civilista Nacional. Fue reconocido por sus múltiples defensas penales y por su excelente oratoria. De 1991 a 1994 fue rector de la Universidad de Panamá. Ha recibido la Orden de Manuel Amador Guerrero, la Justo Arosemena y la Orden del Sol de Perú.

Este llamado angustioso trajo a mi mente algunos planteamientos y alternativas que en el pasado distinguidos panameños, preocupados por el porvenir del país, llevaron a la opinión pública. Eran planteamientos y alternativas que se referían a la necesidad de desarrollar la agricultura. En efecto, en el año de 1913, Yldefonso Preciado, escribió un artículo intitulado ‘El Porvenir Agrícola de Panamá'. Para entonces, Panamá no había desarrollado su economía de servicio ni industrial, pero atendiendo al desajuste que existía en los indicadores de importación y exportación, con un déficit o diferencia, en 1913, de ocho millones de balboas, Yldefonso Preciado recurre al fomento de la agricultura en varios productos, entre ellos el cacao, con inmejorables precios en Londres; el café, con aprecio singular en Europa, y la caña, ‘tan buena como la de cualquier otro país tropical'.

Yldefonso Preciado —hay que colocarlo en la época— se preguntaba: ‘¿Qué necesitamos para que la agricultura en nuestro país se iguale siquiera a la de otros países tropicales?'. A renglón seguido enunciaba algunas recomendaciones: la primera ‘Estimular a nuestros campesinos para que siembren los artículos de primera necesidad, como arroz, frijoles, maíz, etc., en cantidad suficiente para no tener que importarlos. Establecer granjas modelos en las provincias, empezando por poner al frente de ellas a hombres prácticos en agricultura tropical, es decir, campesinos de países de nuestro idioma, familiarizados con el arado, la azada, el rastrillo, etc., dejando para más adelante el estudio científico de la agricultura'. Y la ‘Construcción de puentes sobre ríos y quebradas, composición de los pasos malos en las vías de comunicación y nivelación de los mismos en los terrenos montañosos, de manera que la conducción de frutos sea fácil y hacedera'.

El señor Preciado no se limitó a plantear el problema, sino a dar soluciones. Su pensamiento fue creativo porque al meditar sobre la infraestructura precaria del país de entonces, su mejoramiento es y ha sido fundamental para el desarrollo de la agricultura de todos los tiempos. Como una prueba de que el señor Preciado creía en el porvenir de la agricultura, él y su familia se trasladaron a Chorcha, provincia de Chiriquí, e instalaron una próspera producción de cacao.

El desarrollo de la agricultura familiar, la multiplicación de las granjas agrícolas, como se hizo en años recientes, los huertos escolares como medio de sembrar conciencia, la ampliación de los bancos de fomento, la continuación de la política de riego, son y han sido puntales del desarrollo agrícola.

La agricultura de 1913, por supuesto, no es la agricultura de nuestros días, pero ambas responden a un patriótico objetivo: lograr alimento para nuestro pueblo. En la patria vieja hubo mucha previsión al respecto. En 1907, Eusebio A. Morales se encontró con las tierras bajas de Chiriquí y pidió que la región de Alanje fuera desarrollada hasta convertirla en el granero de la República. Hoy es la región que produce más arroz en el país.

En la administración Porras se fundó la escuela de agricultura para preparar técnicos idóneos, lo que continuó Augusto Boyd al fundar en 1939 el Instituto de Agricultura de Divisa. Posteriormente, se fundó la Facultad de Agronomía.

Se deben adoptar nuevas medidas para conjurar la crisis alimenticia que se ve venir por el insensato aumento del costo de la vida y dentro de él, los costos de producción.

Recuerdo haber leído en el Perú una ley que disponía que todo fundo o hacienda debía destinar un porcentaje de su área para la siembra de productos de ‘pan llevar', o sea, alimentos. En mis tiempos de diputado presenté una ley similar sin éxito. Al menos son medidas destinadas a la mayor producción de alimentos.

Los panameños, ante la crisis que viene imponiendo el aumento del combustible, debemos unirnos en pensamiento y acción para dar de sí lo que necesita el país, a fin de que la vuelta al campo responda a una política armónica del Estado y de toda la sociedad.

Lo Nuevo
comments powered by Disqus