Millonaria inversión destinada a la población indígena

Actualizado
  • 08/04/2019 02:11
Creado
  • 08/04/2019 02:11
Se trata de $125 millones, en su mayoría aportados por el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, que impactarán en educación, salud, agua y saneamiento y gobernanza para los pueblos originarios. Un plan a cinco años

Los pueblos indígenas se sienten discriminados e incomprendidos por los gobiernos de turno. No importa el partido o el nombre del mandatario, ninguno ha logrado vencer esa barrera que separa a estas culturas del resto del mundo.

En la última sesión del Consejo Nacional de los Pueblos Indígenas que se celebró en la administración de Juan Carlos Varela, las siete representaciones de los pueblos originarios (emberá, wounaan, naso/teribe, guna, bribrí, buglé y ngäbe) discutieron junto al Gobierno, el Banco Mundial (BM) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) la ejecución e inversión de un fondo de $125 millones para mejorar cuatro ejes en sus comunidades.

Después de años de diálogos, pareciera que en esta ocasión se acortará la distancia entre ambas partes. Se trata de un plan consensuado por los propios pueblos originarios basados en sus necesidades. Demandan que se ejecute respetando su cultura y tradiciones.

Para ello, el BM prestó al Gobierno panameño $80 millones reembolsables; el BID aportó $40 millones no reembolsables y el Gobierno destinó $5 millones para mejorar la infraestructura de salud, educación, gobernanza y agua y saneamiento, incluyendo acueductos.

Los dineros serán invertidos en un periodo de cinco años, de acuerdo con las prioridades de cada comunidad, pero enfocándose en los temas mencionados.

La poca atención de los gobiernos a estas poblaciones que habitan en zonas apartadas parece haberlas condenado a la pobreza. A esto se suma una barrera, producto de la incomprensión entre los gobiernos de turno y los pueblos originarios, levantada por aquellos que reclaman se conserven sus culturas y tradiciones. Los indígenas rechazan cualquier imposición gubernamental, por más positivo que parezca el proyecto.

El viceministro de Asuntos Indígenas, Feliciano Jiménez, confía en que el reglamento que adoptarán las doce estructuras; es decir, los presidentes o caciques de los distintos territorios, otorgará una metodología para aprobar o rechazar los proyectos. Además, establece una metodología para poder sesionar sin importar en qué parte del territorio se encuentre la población.

Rodolfo Cunampio, cacique general de Alto Bayano, —población ubicada en el distrito de Chepo, área de Tortí—, se muestra esperanzado en mejores días para su gente. Comenta que para los emberá es muy importante que la salud que se trate de desarrollar en los territorios tenga pertinencia cultural.

Cunampio explica que para ellos es vital mantener a los médicos tradicionales dentro de los centros de salud. ‘Hay medicinas que nosotros no conseguimos, pero tradicionalmente tenemos un sistema médico interno que nos ayuda a resolver temas puntuales. Con eso queremos decir que estamos de acuerdo con los médicos, pero también queremos tener nuestras consultas', señala.

Se trata de integrar las culturas al desarrollo, pero sin perder de vista la tradición indígena, acervo que no están dispuestos a olvidar.

En la comunidad de Cunampio habitan cerca de tres mil personas que se beneficiarán, entre otras cosas, de la remodelación de escuelas.

Otro tema vital para estas poblaciones es el acceso al crédito.

Generalmente, los indígenas no califican para conseguir un préstamo en la banca local, situación que los estanca aún más.

Por eso, en Alto Bayano se presentó una iniciativa para la creación de un banco indígena emberá: dos bancos radicados en las comunidades, que en cinco años han manejado arriba de $100 mil entre ahorros y préstamos.

Cunampio ilustra que trabajan en conjunto con el BID para desarrollar un sistema de crecimiento económico de los pueblos indígenas, una entidad a la que podrían acudir para créditos blandos. Recordó cómo dos compañeros casi pierden una beca para estudiar en China y en Suiza, por falta de recursos para comprar los pasajes. Acudieron a políticos, representantes y al gobierno, pero sin éxito. Finalmente, obtuvieron un préstamo local.

La propuesta busca atender las necesidades económicas del 10% de la población que experimenta las mayores desigualdades educativas, laborales, de salud, etc.

Belisario López, un cacique guna con bastante experiencia, sintetiza la condición de su pueblo: ‘Nosotros no somos pobres, no sabemos cómo aprovechar la riqueza que tenemos'.

La discriminación padecida por los pueblos indígenas de parte los gobiernos ha limitado el intercambio de conocimientos entre las partes. López se queja de que les quieren imponer nuevas costumbres. En la educación, por ejemplo. Para él, el sistema educativo ideal se implementaría utilizando sus recursos naturales, en su idioma. ‘Eso no quiere decir que nuestra gente no aprenda lo que el Gobierno quiera que aprendamos. Nosotros estamos buscando la espiritualidad guna, la matemática guna, la historia de nuestra gente, y luego conocer lo demás. Siempre el Gobierno trata de impedir esto', exclama indignado.

López parece resignado ante las promesas de los políticos de turno. A sus sesenta años, le es factible echar un vistazo al pasado y reclamar, con sustento, la falta de atención de los gobiernos. ‘Ahora se dieron cuenta de que tenemos malaria, nosotros hemos tenido esa enfermedad siempre, pero (el gobierno) no se había dado cuenta. Dicen que van a llevar caravanas de médicos para la atención de salud, pero no lo han hecho. Por lo menos ahora se dan cuenta que somos parte de un país, que somos diferentes y que reconocen esas diferencias'.

Para López, el Consejo de los Pueblos Indígenas evidencia el reconocimiento del Gobierno Nacional y del Estado de que existen como pueblos originarios. ‘Siempre han habido prácticas discriminatorias, parece que somos una población aparte, que no conocemos nada. Pero es lo contrario, nosotros conocemos bien la naturaleza, y sabíamos del cambio climático', ejemplifica el cacique.

Añade que en el campo de la salud los gunas pueden aportar mucho más de lo que se cree. Poseen una sabiduría milenaria, una herencia de varias generaciones sobre medicina alternativa. Conocen las plantas, los árboles y sus bondades. Saben que la ortiga machacada con alcohol alivia cualquier dolor de cabeza. Si los gobiernos incentivaran este conocimiento de forma ordenada con las poblaciones indígenas, tal vez hallarían nuevos descubrimientos útiles para la ciencia. ‘Ellos no lo comprenden, nosotros hemos vivido miles de años con esta medicina y hemos sobrevivido', dictamina.

Por el momento, en la población indígena subsiste el malestar en torno a los gobiernos, que los impulsan a migrar a la ciudad en vez de desarrollar en sus comunidades nuevas oportunidades que retribuyan en beneficio de sus poblaciones.

‘Tenemos mucho que aportar: la tolerancia, la humildad, la cortesía, el respeto y reconocimiento; la educación hacia los otros pueblos y el respeto, la moral y la ética, eso lo hemos practicado anteriormente',

BELISARIO LÓPEZ

CACIQUE GUNA

PLANIFICACIÓN

Los programas se ejecutarán en un periodo de cinco año< 210 Inversiones se tienen planificadas, enfocadas en mejoras de escuelas, centros de salud y saneamiento. La mayor parte, según el Ministerio de Gobierno, se realizan a través de licitaciones programadas.

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