Cadena de valor en el sistema educativo. ¿Es posible reinventar la inclusión educativa?

Actualizado
  • 30/06/2019 02:00
Creado
  • 30/06/2019 02:00
Las estrategias para la inclusión educativa en la región incluyen el aprovechamiento de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación

La relación entre deserción, retención y aprovechamiento escolar no es sólo numérica. Existe un mar de fondo que no se considera en el diseño de las políticas públicas para incluir a los que no estudian ni trabajan. Es decir, existen privaciones, vulnerabilidades y/o riesgos, se combinan y afectan por igual, tanto a los que nunca han ido a la escuela, a pesar de tener la edad apropiada para inscribirse y matricularse; como a los que, por razones diversas, abandonan el sistema educativo.

No dejar a nadie atrás

En el caso de Panamá, a partir de las recomendaciones realizadas por el Comité de los Derechos del Niño (58/2011), se pueden establecer dos líneas estratégicas en las políticas públicas hacia la población en edad escolar, pero en riesgo de abandonar el sistema educativo sin completar la educación obligatoria.

MISIÓN Y VISIÓN

Pensamiento Social (PESOC) está conformado por un grupo de profesionales de las Ciencias Sociales que, a través de sus aportes, buscan impulsar y satisfacer necesidades en el conocimiento de estas disciplinas.

Su propósito es presentar a la población temas de análisis sobre los principales problemas que la aquejan, y contribuir con las estrategias de programas de solución.

Por un lado, el Comité señala que debe establecerse una política para prevenir la deserción escolar para disminuir el riesgo de abandono escolar; mientras que, por el otro, ampliar la oferta académica dirigida hacia la inclusión educativa de los niños, niñas y adolescentes que no completan el ciclo escolar obligatorio y tampoco cumplen con la educación obligatoria. Por otro lado, el Comité plantea que debe afrontarse y atenderse el caso de los niños, niñas y adolescentes que abandonan la escuela y no regresaran al sistema educativo. Para el Comité deben desarrollarse políticas educativas que profesionalicen adecuadamente a los adolescentes para el ejercicio de su ciudadanía y su incorporación productiva en el desarrollo del país.

Por ello, en el caso de Panamá, la estrategia de prevención de la deserción escolar y la inclusión educativa se define a partir de: (i) la situación de los adolescentes, (ii) la relación escuela-comunidad, (iii) los cambios necesarios para inclusión (a quién, en qué y cómo), (iv) los ambientes de aprendizaje (aula e institución), (v) el tipo y forma de enseñanza aprendizaje que implica aprendizajes prioritarios y básicos tomando en cuenta las secuencias didácticas pero respetando los distintos estilos de aprendizajes y competencias según los obstáculos en el aprendizaje.

Una mirada envolvente

Las estrategias para la inclusión educativa en la región incluyen el aprovechamiento de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. Es decir, el modelo pedagógico tiene la oportunidad de incorporar y transversalizar la tecnología para generar un proceso de cambios en la calidad del aprendizaje y con ello incrementar la eficiencia terminal y la tasa de retorno de la educación de calidad.

Entre las características del régimen académico y el proceso educativo, en el marco de una política de prevención de la deserción e inclusión educativa se encuentran las siguientes: (i) incorporar e integrar reconociendo y equiparando condiciones que determinan la relación inclusión-exclusión del servicio educativo; (ii) desarrollar una gestión escolar eficiente, aumentando la eficacia de los procesos educativos (formación docente, planificación y evaluación escolar, convivencia escolar, régimen académico) con participación y colaboración de actores y agentes locales; (iii) perfeccionamiento de la actividad de enseñanza y promoción del aprendizaje según trayectos educativos y metas de progreso escolar continuo; (iv) modificación y/o generación de marcos educativos y/o pautas organizacionales, académicas e institucionales según situaciones y/o poblaciones.

Juntar las piezas del tablero de mando

La implantación de intervenciones para la prevención de la deserción escolar y la inclusión educativa suponen la definición de un modelo flexible que alcance escalabilidad con calidad y reorganice el currículum, los mecanismos de evaluación de los aprendizajes y las formas de acreditación del nivel educativo.

La conexión entre las piezas supone cambios en la normativa que sostienen el modelo educativo presencial en cuanto edad, número de estudiantes por docente y asistencia escolar.

Un modelo de educación flexible centrado en la inclusión y dirigido hacia la eliminación de barreras de acceso y finalización requiere garantizar el acceso-permanencia, flexibilizar la presencialidad, incorporar infraestructura tecnológica acorde a cada contexto, aumentar la cobertura geográfica; promover autoeducación, autogestión y desarrollo de competencias; definir programas académicos alternativos y complementarios.

Por ello, al mismo tiempo que se modifica la normativa se debe adecuar la institucionalidad, combinar la formación en competencias según espacios, tiempos, infraestructuras y procesos para la producción y difusión del conocimiento en red.

Interacción en la suma no nula

Para alcanzar un modelo educativo flexible se debe desarrollar acciones en tres niveles. En el primer nivel, deben desarrollarse acciones para el fortalecimiento institucional y del modelo de gestión escolar en áreas como la administración eficiente; el seguimiento e inspección de los espacios de aprendizaje; la evaluación institucional para la mejora de la calidad educativa; el desarrollo institucional colaborativo.

‘...al mismo tiempo que se modifica la normativa se debe adecuar la institucionalidad, combinar la formación en competencias según espacios, tiempos, infraestructuras y procesos para la producción y difusión del conocimiento en red'.

En el segundo nivel, es necesario mejorar la transparencia de los trayectos educativos y la rendición de cuentas sobre el desempeño escolar, lo que implica enriquecer los sistemas de información para determinar adecuadamente riesgos de fracaso y/o abandono; las competencias a priorizar en escenarios de riesgo y vulnerabilidad; los apoyos y acompañamientos vinculadas al aprovechamiento educativo; las condiciones de educabilidad; la articulación educativa a nivel interinstitucional, tendiente a evitar desajustes y favorecer una transición armónica entre los distintos niveles y ciclos. Por último, en el tercer nivel, tiene que fomentarse la profesionalización docente mediante la puesta en práctica del intercambio de experiencias y el trabajo colaborativo dentro de la escuela, entre las escuelas, entre la escuela y la comunidad.

Prospectiva con valores decisorios

Para alcanzar los resultados esperados y contribuir tanto a la reducción de la deserción y abandono escolar la estrategia de prevención de la deserción escolar y la inclusión educativa debe contar con tres componentes: (i) gestión escolar, régimen académico y clima escolar para el mejoramiento integral del clima para le educabilidad; (ii) desarrollo y fortalecimiento de capacidades docentes y los equipos técnicos para el desarrollo del currículum flexible, la innovación educativa y el fomento de las alianzas estratégicas; y (iii) sistema administrativo de registro, monitoreo, seguimiento y evaluación.

El reto, sin duda, es romper la dualidad de la educación y al mismo tiempo, construir un país para todos.

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