Playas citadinas: una recuperación que refleja la falta de planificación

En estos momentos no es viable, porque la Cinta Costera recibe aguas contaminadas. Cuando concluya el saneamiento, entonces que se hagan los estudios.

El alcalde de Panamá ha propuesto construir una playa artificial en la cinta costera, ¿considera que es viable la iniciativa?

En este momento no es viable. La Cinta Costera toda recibe aguas contaminadas del entorno urbano de la ciudad. Cuando se termine todo el proceso de saneamiento de la bahía de Panamá y aumente la cultura de no lanzar desechos sólidos a las calles y alcantarillas o ríos, entonces se podría estudiar la factibilidad de hacer algo como lo propuesto. En estos momentos es una improvisación inaceptable.

¿Considera que el desarrollo de este proyecto le agrega valor a la ciudad de Panamá ?

Ya la ciudad tiene una playa en un sector del Casco Viejo, sólo los muchachos del barrio se bañan en dichas aguas. No veo a las masas usando lo propuesto como un espacio lúdico de playa. Por varias generaciones mientras no se limpien las aguas y los lodos contaminados de los fondos marinos, la mayoría de las personas de la ciudad pensarán que dichas aguas no son aptas para bañarse en ellas. De hecho, las aguas para esparcimiento público deben estar libres de contaminación, ya que de lo contrario las personas fácilmente adquirirían infecciones gastrointestinales y de la piel.

De acuerdo con las proyecciones de las autoridades alcaldicias, el proyecto costará entre 120 y 140 millones de dólares. ¿Como analiza esta cantidad de inversión de los fondos municipales en un solo proyecto?

Destinar 120 -140 millones, más adendas y sobrecostos para un proyecto improvisado es una irresponsabilidad propia de autoridades del tercer mundo. Son caprichosos y no planificadores. La ciudad no tiene aceras, no tiene ciclovías, no tiene áreas verdes suficientes, no tiene tranvías... no tiene buen sistema de disposición de desechos sólidos y el alcalde se sale con una playa estilo Copacabana. Eso suena surrealista, por no decir una grosería.

La Cinta Costera terminó de sepultar las dos playas que, ahora, se busca recuperar con ese proyecto. ¿Cómo analiza estas paradojas, que primero sepultamos playas y ahora nos gastamos millones para recuperarlas?

Son las paradojas tercermundistas con políticos del mismo calibre.

A su juicio, ¿cuál será el mejor plan para la ciudad de Panamá?

Nunca la ciudad de Panamá tuvo muchas playas por condiciones naturales propias. Acepto que se haga un estudio que no cueste más de un millón para ver todas las opciones de espacios lúdicos que requiere la ciudad. Ese estudio sí es necesario. La ciudad de Panamá necesita ser civilizada con espacios públicos sanos, seguros, verdes o azules bien pensados, pero la ciudad de Panamá arrastra un gran handicap en sus planes de urbanismo. Lo que haga no puede ser divorciado del Municipio de San Miguelito y de Arraiján, que son un desastre de falta de urbanismo y falto de ordenamiento territorial, que incide por su cercanía en los planes de la ciudad de Panamá. Los espacios verdes de las áreas revertidas, especialmente del otro lado del Puente de Las Américas deberían ser adaptadas con inmensos espacios verdes para recreación y convivencia armónica con la naturaleza. Dos municipios, una ciudad. Yo soy del criterio que todas las autopistas desde el Canal hasta Arraiján deben ser subterráneas y dejar arriba sólo el Metro y un enorme espacio verde para darle calidad de vida a dos núcleos poblacionales gigantes: Panamá Oeste y Panamá Metro.

Hay dos instrumentos de planificación territorial sobre la metrópoli y en ninguno de estos se habla de playas artificiales.

El alcalde de Panamá ha propuesto construir una playa artificial en la Cinta Costera. ¿Considera que es viable la iniciativa?

El dinero viabiliza muchas cosas. Hay dos instrumentos de la gestión del territorio que son: el plan de ordenamiento territorial de la metrópoli de Panamá que se hizo en el año 2,000 que fue actualizado durante el gobierno de Ricardo Martinelli y en la pasada administración alcaldicia se desarrolló un estudio estratégico y plan de ordenamiento del distrito de Panamá. Entonces, tenemos dos instrumento de planificación que definen qué debe ocurrir en la ciudad capital y se desprenden de allí una serie de acciones sobre el uso de suelo, cómo mejorar los sistemas de transporte, calles, agua potable, áreas verdes, escuelas, etc. ; es decir, todos esos servicios necesarios para que una funcione de manera estructurada. En ninguno de esos planes aparece el proyecto de las playas artificiales, alguien sacó de la manga el proyecto estrella porque, ahora, todas las autoridades quieren tener su proyecto estrella y para el alcalde es evidente que su proyecto estrella es las playas. En el fondo es un proyecto más, que no hay nada que lo sustente, recordemos que el alcalde nunca presentó un plan de gobierno .

¿Considera que el desarrollo de este proyecto le agrega valor a la ciudad de Panamá ?

La ciudad tiene valores negativos que se deben superar primero. Tenemos más valores negativos que positivos, por ejemplo, la inseguridad, el congestionamiento vehicular, el mal manejo de sus recursos hídricos. La idea es buena en el sentido de recuperar las playas porque la ciudad tenía sus playas hasta la década de 1960 que no supimos manejarlas, pero previo a eso hay que limpiar los ríos y cambiar conductas sociales porque todos esos desechos y aguas residuales que son arrojados a los ríos al final terminan en la línea costera.

De acuerdo con las proyecciones de las autoridades alcaldicias, el proyecto costará entre 120 y 140 millones de dólares. ¿Como analiza esta cantidad de inversión de los fondos municipales en un solo proyecto?

Para sacar un costo debe tener un perfil o algo conceptual del proyecto y en Panamá no tenemos especialista para analizar una obra como la de construir playas artificiales, vemos que las autoridades locales ponen como ejemplo Barcelona y Río de Janeiro, sin embargo, Río de Janeiro nunca construyó nada en la línea de costa, lo que hicieron fue aprovechar la línea de costa y, a través de un proyecto de ciudad la fueron recuperando, es decir no crearon playa, la playa existía y fue incorporada como atractivo dentro de un proceso de planificación urbana de años. En el caso de Barcelona, es producto de los juegos olímpicos que se realizaron en esa ciudad y como tal es producto de un proceso que tardó unos 15 años, porque construir playas no es tan fácil como rellenar una zona de arena, hay que hacer estudios sobre los movimientos de la línea de costa para diseñar la obra, nosotros tenemos una particularidad, y es que Amador, que es un rompe ola, interrumpe las corrientes de la bahía y por eso tenemos una acumulación de lama, a esto hay que sumarle las islas artificiales en Punta Pacífica que también afectará las corrientes marinas, lo que impide sanear el fondo de mar. Un proyecto de esta magnitud tiene que partir desde la perspectiva técnica y científica y no de la inversión que busca un atractivo para la ciudad de Panamá.

La Cinta Costera terminó de sepultar las dos playas que, ahora, se busca recuperar con ese proyecto. ¿Cómo analiza estas paradojas que primero sepultamos playas y, ahora, nos gastamos millones para recuperarlas?

Todo es una contradicción de quienes gobiernan, los que lo han hecho y los que lo harán. Primero, que el alcalde nunca presentó un plan de lo que haría para la ciudad de Panamá y al parecer no conoce la realidad de la ciudad porque nosotros tenemos dentro de la ciudad capital comunidades marginadas que no cuentan con los servicios básicos, nos vamos gastar millones de dólares en una obra que no tendrá rentabilidad social. Me pregunto por qué no recuperamos la playa de Santo Domingo, en el Casco Antiguo, y la de Amador. Debemos empezar con proyectos de poca inversión con mayor impacto social.

A su juicio, ¿cuál será el mejor plan para la ciudad de Panamá?

Yo me opuse al plan de ordenamiento territorial de la pasada administración alcaldicia por la metodología que desarrollaron; sin embargo, hay una inversión que se hizo. Si lo que queremos es mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, entonces revisemos ese plan para ver qué obras son viables y que beneficien a todos, no solo a los turistas. Las inversiones públicas deber orientarse para el beneficio del ciudadano y no al turista.