Temas de fin de año

Actualizado
  • 28/12/2019 00:00
Creado
  • 28/12/2019 00:00
El 2006 también nos ofrece puntos de crecimiento vertiginoso, sin orden, sin Dios ni ley en la ciudad capital y hasta en el interior de la República. El dinero juega un papel transformador sin precedentes, lo que me parece bien, pero me parecería mejor si todo respondiera a una política urbanística que respetara, entre otras cosas, los patrimonios históricos y garantizara la buena calidad de vida de nuestro pueblo

Terrible ha sido este año que termina. Lo que tiene al hombre de despiadado se puede apreciar en los estragos producidos en Irak y en otros puntos desgraciados de la tierra. Mi país también ha entregado sus cuotas de sacrificio, unas producto de la negligencia y otras desatadas por malquerencia de la naturaleza.

Temas de fin de año

El año 2006 en muchos aspectos ha robustecido la conciencia democrática de la sociedad panameña. No existe duda de que la opinión pública ha estado más alerta y crítica. Pero es una opinión política que nace de la percepción individual de los asociados. No es una opinión estimulada por la acción de colectividades públicas o privadas. Es una opinión espontánea lo que exhibe un grado de madurez ciudadana.

Lo que ha faltado en la misión fiscalizadora de la opinión pública es el impulso continuado, de eso que se llama seguimiento preciso y constante. Pareciera que el pronunciamiento o la denuncia se agota en el revuelo inicial.

La opinión pública podría ser históricamente menos epidérmica y más trascendental, si los partidos políticos y la sociedad civil la alimentaran con informaciones que sólo se estrenan en el alto mundo de las transacciones y de los negociados.

Ese mundo se guarece con los candados del hermetismo y la opinión pública se nutre de difusas murmuraciones.

Es allí, en el ámbito de las grandes ligas, donde en razón de la existencia de las democracias sólidas, los partidos juegan el poderoso papel de los confesionarios políticos con la respectiva divulgación de los pecados.

Es la razón del por qué la opinión pública no traspasa muchas veces el círculo de lo intuitivo. Tal vez por ello el seguimiento que tanto se exige resulta precario. Explica también cómo en los grandes problemas que alarmaron a la sociedad en un momento dado, la opinión pública se conforma con soluciones parciales, a medias.

Se aplaude con tales soluciones, sin haber profundizado en las flores del mal. Es el caso de Panama Port, por ejemplo. La opinión pública denunció el extraño hecho, luego se eliminó la equiparación, se aplaudió la revocatoria y el capítulo se cerró, sin conocerse quienes brindaron su paladar o su bolsillo a las comisiones que fueron materia de comentarios en todos los corrillos sociales.

Son las lagunas en el seguimiento de la acción a que me he referido, sin lograr el resultado que distribuye penas o absoluciones.

El 2006 también nos ofrece puntos de crecimiento vertiginoso, sin orden, sin Dios ni ley en la ciudad capital y hasta en el interior de la República. El dinero juega un papel transformador sin precedentes, lo que me parece bien, pero me parecería mejor si todo respondiera a una política urbanística que respetara, entre otras cosas, los patrimonios históricos y garantizara la buena calidad de vida de nuestro pueblo.

En el 2006 y la suma de todos los años anteriores, ofrece el dolor de cabeza del crecimiento de la deuda pública. El pago de esa deuda constituye un obstáculo al papel que debe jugar el Estado en el desarrollo nacional. En mi dedicación de revisar papeles me encuentro con el primer presupuesto de la nueva República para el bienio 1903-1904. Sumaba apenas B/. 2,214,600. Allí se encuentra la raíz remota de un mal crónico. De esos 2 millones, la suma de 607,386 balboas era para la Fuerza Pública. Para la educación se presupuestaba apenas 215,140 balboas. Es obvio que no es procedente hacer comparaciones con los hechos de hoy, tan solo quiero llamar la atención sobre el modo de pensar de la Junta de Gobierno Provisional de 1903, la que recibe más palos que reconocimientos, sobre el endeudamiento como política de la nueva nación.

Al acordarse que Estados Unidos daría a Panamá 10 millones de dólares por unas concesiones otorgadas, por los próceres dijeron que “esta República prefería reducir a 2 millones de dólares la suma pagadera en la fecha de la ratificación y convertir el resto en una renta perpetua depositada en el Tesoro Federal de los Estados Unidos”. Este plazo fijo perpetuo que produciría intereses recibió el nombre de los “millones de la posteridad”. Esa posición la fundaron en la equidad y la prudencia, y en el temor de que el uso de su totalidad daría lugar a despilfarros incontrolables, todo lo cual “produciría consecuencias perniciosas en todas las capas sociales”.

En materia de política de endeudamiento, la Junta Provisional de Gobierno, integrada por J. A. Arango, Federico Boyd y Tomás Arias fijó un criterio previsor que, de haberse aceptado, el presente y futuro de la población panameña fuera muy diferente. La Junta expresó: “Una generación sola no es dueña de los bienes del país. Las tierras que hoy recorremos con la vista desde la frontera de Costa Rica hasta las soledades del Darién no son nuestro patrimonio exclusivo: son la herencia de generaciones futuras que vienen atropellándose a buscar su puesto en el concierto de los pueblos y de las razas, y esas generaciones tienen derecho a los mismos bienes que nosotros, tienen derecho a que no las desposeamos de sus partes de sol, de calor y de luz”.

En esta época de ventas, concesiones y contratos que brindan a extraños las mejores utilidades, es prudente y necesario revisar las pautas en materia de endeudamiento que fijaron los fundadores de la República. Ello haría posible que las nuevas generaciones no encuentren una patria hipotecada y que cada panameño al nacer no sea parte de un endeudamiento colosal. Este punto debe ser materia de patriótica meditación en las horas finales del 2006. Seguramente que con una opinión pública firme y fiscalizadora, en el 2007 se actuaría con la debida previsión para que las generaciones venideras encuentren el Istmo algo o mucho de sol, de calor y de luz. Es decir, algo o mucho de patria.

La versión original de este artículo fue publicada el 30 de diciembre de 2006.

Temas de fin de año
FICHA
Un vencedor en el campo de los ideales de libertad:
Nombre completo: Carlos Iván Zúñiga Guardia
Nacimiento: 1 de enero de 1926 Penonomé, Coclé
Fallecimiento: 14 de noviembre de 2008, Ciudad de Panamá
Ocupación: Abogado, periodista, docente y político
Creencias religiosas: Católico
Viuda: Sydia Candanedo de Zúñiga
Resumen de su carrera: En 1947 inició su vida política como un líder estudiantil que rechazó el Acuerdo de bases Filós-Hines. Ocupó los cargos de ministro, diputado, presidente del Partido Acción Popular en 1981 y dirigente de la Cruzada Civilista Nacional. Fue reconocido por sus múltiples defensas penales y por su excelente oratoria. De 1991 a 1994 fue rector de la Universidad de Panamá. Ha recibido la Orden de Manuel Amador Guerrero, la Justo Arosemena y la Orden del Sol de Perú.
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