El taxista, en una carrera por la vida en tiempos de pandemia

La crisis del coronavirus ha reducido en un 90% los ingresos de los taxistas. Los casi 90 mil conductores del país dependen de la movilización de los clientes, para abastecer a sus familias y cumplir con los compromisos

Los taxis se han tomado las solitarias calles de la paralizada ciudad panameña. Los vehículos amarillos circulan por las avenidas buscando un pasajero. Oscar se levanta todos los días a las 4:00 a.m. para ducharse y colocarse ropa limpia. Una hora después enciende el vehículo Hyundai, con matrícula AK-4531, para circular en Vista Alegre, Panamá Oeste. Lleva puesta una mascarilla que le cubre la nariz y la boca, y guantes azules en sus manos: quiere reducir los riesgos de contagiarse con Covid-19.

El sector de los taxis es uno de los más afectados por la cuarentena decretada por el gobierno para mitigar el coronavirus.

“Un transportista sale todos los días a brindar un servicio solidario con el país, exponiendo la salud y la familia, en estos momentos difíciles”, dice el muchacho, que tuvo que suspender sus estudios de derecho en una universidad privada, para conducir un taxi y mantener a su pequeño bebé de cinco meses.

Doce horas después regresa a casa con $10 en el bolsillo. “Fue un día de suerte. Ya no se saca ni para la cuenta ni para llenar el tanque de gasolina”, comentó Oscar, con honda preocupación.

“Los taxistas literalmente se están comiendo un cable: si desayunan, no almuerzan, y si almuerzan, no cenan”, dijo Víctor Ramos, del Sindicato Nacional de Trabajadores del Transporte de Pasajeros y Carga en General.

La pandemia ha reducido en un 90% los ingresos de los taxistas. Las restricciones de movilidad han golpeado las actividades económicas de 90 mil taxistas en todo el país, explicó Ramos.

Los dirigentes transportistas solicitan al gobierno activar el programa de bonos electrónicos con código de barra de la cédula, para garantizar la alimentación de los hogares y poder cumplir con las labores de apoyo en los hospitales y movilizar personal de salud.

Las autoridades del Ministerio de Salud han solicitado a las personas quedarse en casa. Los centros comerciales están cerrados. Las empresas han cesado temporalmente sus labores y enviado a sus colaboradores a las casas.

“El transporte selectivo depende de la movilización de los clientes, quienes permiten que puedan cumplir con las hipotecas de los carros, cuentas diarias y, sobre todo, llevar alimentos a los hogares”, explicó Rafael Reyes, otro dirigente del transporte selectivo.

A los taxistas se les han restringido los días de circulación a la mitad de una semana, a través del último número de la placa del transporte público. De acuerdo con un comunicado del Gobierno Nacional, los vehículos con terminación en números pares (0,2,4,6 y 8) circulan los días lunes, miércoles y viernes en horario de 5:00 a.m. a 9:00 p.m. El resto de los días, los que tienen números impares, en el mismo horario.

Los dirigentes transportistas solicitan al gobierno activar el programa de bonos.

Los domingos no puede circular ningún vehículo de transporte selectivo por cuarentena total, para evitar que la propagación del virus, que ha matado a más de ocho decenas de personas en el país, se extienda.

Los taxistas, así como otros trabajadores, posponen el miedo al contagio de la mortal enfermedad por su supervivencia diaria. “La labor de un transportista en esta situación es bien difícil, porque no sabemos si trasladamos a una persona infectada. A diario nos exponemos a muchos riesgos, a llevarnos la peor de las partes, lo que nos hace el trabajo mucho más difícil”, añade Ramos. Aún así, todos los días salen con la 'pequeña' ilusión de poder regresar a casa con bien.

Muchos de los conductores de vehículos selectivos son de más de 45 años, personas en riesgo de la enfermedad del Covid-19. Al momento se han reportado 20 casos de contagios con la enfermedad, que no están generando ningún ingreso. Pero, el número podría ser mucho más grande. La mayoría de los taxistas, por ser independientes, no cuentan con seguridad social.

Los conductores de taxis muchas veces trasladan a los llamados ángeles blancos (médicos y enfermeras) a casa. Y, aunque no les esté quedando mucho dinero, se sienten satisfechos de estar aportando un granito de arena a la lucha contra la pandemia, al trasladar a estas personas que están luchando contra la enfermedad, en los hospitales y en las salas de cuidados intensivos.

“Ellos nos dicen a nosotros que nos cuidemos, que tomemos las precauciones”, dijo Ramos. Pero algunas veces eso depende del recurso económico que se obtenga para comprar una mascarilla, un gel alcoholado, y un cloro para limpiar el auto.

A pesar de todo, los taxistas salen todos los días a cumplir sus labores, conscientes de que una carrera puede ser la última de su vida. “Somos héroes que salimos a prestar un servicio a riesgo de nuestra salud”, concluyó Rafael Reyes.

La crisis ha dejado lecciones importantes a los taxistas que en el pasado se daban el lujo de decir “no voy” a los clientes, enfrentando fuertes diferencias con la sociedad y obligándolos a utilizar otros medios alternativos como Uber. Hoy, valoran más su trabajo, son más solidarios.

La misma situación la experimentan los taxistas mexicanos y colombianos también golpeados por la pandemia que azota al mundo.

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