Comorbilidad de la Covid-19; lo que sabemos hasta ahora

Actualizado
  • 29/05/2020 00:00
Creado
  • 29/05/2020 00:00
Panamá tiene la tasa de mortalidad por Covid-19 más alta de Centroamérica y la sexta más alta en Latinoamérica: unos 70 fallecidos por cada millón de habitantes. Pero aun cuando el sistema de salud supo responder y evitó el colapso, la historia clínica de los pacientes también pesa en el fatídico saldo.

¿Por qué unos mueren en cuestión de días y otros pacientes con Covid-19 no llegan a tener síntomas de resfriado siquiera? Esta es la pregunta que revolotea en las redes sociales y en todas las sesiones virtuales de los últimos meses que incluya a doctores y en donde se trate el tema.

Y es que el virus SARS-COV2 –el que causa la enfermedad Covid-19– como todos los virus y bacterias, actúan distinto en cada organismo. Existen, según amplio consenso entre autoridades de salud y médicos, condiciones de salud preexistentes en un paciente que pueden empeorar el desarrollo de la enfermedad y terminar en la muerte. Son las llamadas comorbilidades o enfermedades concomitantes.

En Panamá han muerto hasta ayer 320 personas reportadas con Covid-19. Las mayoría de ellas son varones por encima de los 60 años y con enfermedades crónicas, diabetes, hipertensión, sobrepeso, cáncer, según datos generales proporcionados por el Ministerio de Salud (Minsa) y la Caja de Seguro Social (CCS). Pero hasta el momento no hay un registro público con la comorbilidad de cada fallecido, la edad, sexo, la condición social y el lugar exacto donde falleció, como reporta Colombia, por ejemplo, que ya sobrepasa los 700 fallecidos.

El Minsa formó una comisión en días pasados para recopilar esta información y presentarla ante la OMS, pero hasta la fecha se desconoce el resultado o avance de la iniciativa.

La Organización Mundial de la Salud define la muerte causada por Covid-19 como aquella que es clínicamente compatible con la enfermedad, en un caso “probable” o confirmado de Covid-19, a menos que la causa sea directamente atribuible a otro hecho, como un trauma por accidente, por ejemplo. El protocolo de la OMS también detalla que una muerte por Covid-19 “no debe ser atribuida a otra enfermedad”, que deben ser contadas independientemente, a pesar de la condición preexistente que agravó la Covid-19. También recomiendan no hacer autopsias a estos fallecidos.

Jorge Prosperi, médico y exrepresentante de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Panamá, indicó a La Estrella de Panamá que es posible que haya un sobrerregistro de muertes por Covid-19 de acuerdo con los protocolos de la OMS, por eso insiste en que es fundamental que el Minsa identifique la comorbilidad de los fallecidos.

Comorbilidad de la Covid-19; lo que sabemos hasta ahora

La predisposición es importante para estructurar cualquier política de salud pública. Prosperi advierte de que en el mismo periodo en que han fallecido un poco más de 300 personas por Covid-19, paralelamente han muerto más de 6,000 personas por enfermedades crónicas, diabetes, cáncer, consumo de alcohol, entre otros.

Otra variable “muy importante a identificar” como la describe el galeno, es la condición socioeconómica de los fallecidos. “Eso pesa mucho en la salud... si tienen agua, si viven hacinados...”. También es indispensable para retomar programas de medicina preventiva “que hace muchos años se abandonaron por construir hospitales y comprar equipos costosos”, criticó.

Una fuente del Minsa indicó que la comisión aún está trabajando en la información que darían a conocer prontamente con una fecha de corte a finales de mayo.

En 2018 murieron 19,720 personas en todo el país según cifras oficiales. De ellas 11,358 eran hombres y 8,362 eran mujeres. Un tercio de las muertes (30.31%) fue por enfermedades del sistema circulatorio, mientras que el 15.9% se debió a algún tumor maligno. Las enfermedades respiratorias ocasionaron el 7.9% de los decesos, un porcentaje superior que el de los fallecidos por homicidio, accidentes y suicidios en su conjunto.

El doctor Julio Sandoval, intensivista y miembro de la comisión asesora del Minsa para la pandemia, explicó en un conversatorio virtual organizado por el think tank 'Trinka', que de los enfermos, solo del 20% al 15% requiere hospitalización, y que de estos, un tercio aproximadamente sale y se recupera de los cuadros más graves. De los que entran a cuidados intensivos llegan a fallecer entre 20% y 25%. Sobre la muerte de pacientes en casas y en hoteles –cuyas cifras preliminares dan cuenta de al menos cinco fallecidos en los distintos hoteles-hospitales y al menos 15 en casas–, Sandoval indicó que se han sobredimensionado, y que se trata de fallecimientos por muerte súbita en pacientes con sustrato cardiovascular. “Se ha visto que este virus tiene cierta selectividad en algunas afecciones cardiovasculares; un paciente con estas condiciones adquiere la enfermedad y no se siente tan mal y no acude al médico... esos son los casos que se han dado de muerte súbita”, explicó el intensivista en la videoconferencia.

El primer fallecido por Covid-19 fue reportado en Panamá el 11 de marzo. Desde ese día hubo un fallecido por día hasta el 22 de marzo. A partir del 23 de marzo, la media de fallecidos reportados diariamente fue entre 1 y 3 fallecidos. El 29 de marzo se aumentó a 5 fallecidos en un día, que es el promedio de fallecidos que se ha reportado hasta el momento; considerando que hay días que se reportan 0 y días como el 2 de mayo, en que se reportaron 10. Hasta el pasado miércoles, sumaban 315 los fallecidos.

Si bien en Panamá la tasa de letalidad (que son las muertes en proporción a las personas detectadas con la enfermedad y ronda el 2.6%) es baja, la tasa de mortalidad (que es la proporción de fallecidos por cada millón de habitantes) es la más alta de Centroamérica y la sexta más alta de Latinoamérica (está en 70 por cada millón de habitantes), con datos proporcionados por el doctor Prosperi, exrepresentante de la OMS y columnista habitual sobre el tema en este medio.

Esto, según el galeno, tiene dos explicaciones. Una es que somos el país que más pruebas hace por cantidades de habitantes (mientras más se prueba, más se detecta). La segunda explicación es la prevalencia de enfermedades concomitantes de fondo.

Al margen de las estadísticas, cada víctima tiene una cara, una historia familiar, social y clínica, que merece ser contada en aras de implementar, corregir o fortalecer planes de medicina preventiva.

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