Asentamientos informales: breve reseña de su evolución

Actualizado
  • 24/07/2020 00:00
Creado
  • 24/07/2020 00:00
El origen del crecimiento demográfico tan acelerado en la ciudad de Panamá se relaciona con la construcción del Canal, fenómeno que se intensifica y afecta con mayor fuerza la estructura de las áreas pobladas del país a partir de 1940, con el inicio de la Segunda Guerra Mundial y el período de bonanza económica

De acuerdo con la Cepal, los asentamientos informales se definen como aquellos caracterizados por: i) tenencia insegura; ii) acceso inadecuado al agua segura; iii) acceso inadecuado a saneamiento y otros servicios; iv) mala calidad estructural de la vivienda; y v) hacinamiento.

Los asentamientos informales comprenden la construcción del 45% de la ocupación urbana en la ciudad de Panamá, son espacios caóticos e irregulares. Aspectos como la tenencia insegura, la falta de acceso a servicios básicos, su lejanía de los centros de actividad económica, pero sobre todo su falta de reconocimiento como espacios que forman parte de la ciudad, son algunos de los aspectos que caracterizan estos territorios. En esta foto, una vista de los asentamientos informales en el distrito de San Miguelito.

Dentro del ordenamiento jurídico panameño, el asentamiento informal es definido como, “situación de hecho caracterizada por el establecimiento de grupo de personas en un espacio físico determinado sin que la distribución de las viviendas, espacios públicos, áreas verdes, servidumbres públicas y demás elementos de la comunidad obedezcan a criterios urbanísticos” (Asamblea Nacional, 2009).

Reseñado por diversos autores es el tema de la vivienda de alquiler y los conflictos ocasionados por las precarias condiciones de la vivienda para los trabajadores del Canal de Panamá a inicios de siglo (Uribe, 1989; Cabrera, 2013; Herrera, 2000).

A partir de este momento, y ante la ausencia de una política que abordase el tema de la provisión de vivienda a las clases más bajas, se inicia el proceso de 'toma de tierras' por el cual aparecen los primeros asentamientos informales en los barrios que hoy comprenden Panamá Viejo, Puente del Rey, Villa del Rey, Boca la Caja y Paitilla.

El asalto a las tierras en el área que actualmente conforma el distrito de San Miguelito, se da hacia finales de la década de 1950, “en la confluencia de la carretera Transístmica y la vía al aeropuerto, en un cerro conocido como Monte Oscuro, iniciando un proceso de ocupación espontánea y desordenada de tierra que culminaría con la creación del distrito especial de San Miguelito en 1970” (Uribe, 1989; Asamblea Nacional, 1970).

En 1959 los asentamientos informales representaban un 7% de la población y 6,7% de la superficie de la ciudad; en 1980 pasaron a representar el 25% y 19%, respectivamente (Herrera, 2000).

El origen de este crecimiento demográfico tan acelerado en la ciudad de Panamá se encuentra relacionado con la construcción del Canal, fenómeno que se intensifica y afecta con mayor fuerza la estructura de las áreas pobladas del país a partir de 1940, con el inicio de la Segunda Guerra Mundial y la bonanza producida en el país debido a los gastos militares generados para la defensa del Canal por parte del Ejército de Estados Unidos.

Una encuesta sobre barriadas de emergencia realizada en 1965, por el Instituto de Vivienda y Urbanismo (IVU), señala que para esa fecha, en la ciudad de Panamá residían 35,000 habitantes en barriadas de emergencia.

De estas viviendas, el 67% tenía letrinas, mientras que el resto no tenía servicio; el 98% de las viviendas se abastecía de agua de grifos públicos; el 58% no tenía alumbrado eléctrico, el 80% de las viviendas tenía paredes de madera y 56% de los jefes de familia provenía del interior del país. Las áreas donde existía una mayor concentración de familias viviendo en asentamientos informales se encontraban en Monte Oscuro, Pan de Azúcar, Loma Fruta La Pava y Panamá Viejo (Regales de Wolfschoon, J y Jaramillo, B, 1980).

En este mapa de 1960 se distingue la ubicación de los asentamientos más próximos al centro urbano, Boca La Caja, en el borde costero del sector de San Francisco (1); Curundú, en el borde del río del mismo nombre, límite con la Zona del Canal (2); y Fruta Loma La Pava, asentamiento desaparecido y sobre el cual se construyó plaza Edison y las torres residenciales que se encuentran en este sector.

En el transcurso del período entre 1955 a 1980, el problema de los asentamientos informales se incrementó de forma exponencial. Las barriadas de viviendas espontáneas proliferaron en las cercanías de carreteras como la avenida. Ricardo J. Alfaro, la vía hacia Tocumen y la Transístmica, pero más importante fue la enorme extensión territorial y el notorio aumento de la población ocurrido en todo el conjunto de ellas.

La población pasó de 74,000 en 1970 a 151,000 en 1980, y la superficie de 404 hectáreas en la primera fecha a 1,172 en la segunda. De esta forma pasaron a constituir, en 1980, el 25% de la población de la ciudad y a ocupar el 18,6% de su superficie.

Datos del Ministerio de Vivienda y Ordenamiento Territorial (Miviot) para 2005 daban cuenta de la existencia de unos 517 asentamientos informales en el país, los cuales contabilizaban 67,283 familias y 336,775 personas (Cabrera, 2013).

Solo la provincia de Panamá contabilizaba el 54% del total de asentamientos y el 53% del total de familias en este tipo de asentamientos. Para 2013 se contaban unas 33,033 familias en 224 asentamientos informales, concentrándose 21,261 de estas familias en la provincia de Panamá (64%), (Miviot, 2013).

Construcción del corredor norte, donde se observa el trazado irregular de los asentamientos informales, en la periferia de la ciudad de Panamá.

Las décadas de 1970 y 1990 serían los períodos en que se daría un mayor surgimiento de asentamientos informales en los distritos de Panamá y San Miguelito. De los 552 asentamientos informales identificados en el AMP, el 19% apareció en la década de 1970 y el 32,42% en la década de 1990.

Las dos primeras décadas del siglo XXI reflejan una reducción significativa en el proceso de ocupación de tierras, aunque se hace aún crítica la realización de esfuerzos por integrar estos barrios a la trama urbana y dotarlos del acceso a servicios e infraestructura necesaria para mejorar la calidad de vida de sus pobladores.

El autor es especialista en tecnologías de información geográfica.

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