'Hice del cáncer parte de mi vida': Alicia Luaces

Actualizado
  • 15/10/2020 00:00
Creado
  • 15/10/2020 00:00
Ella no tuvo miedo a la enfermedad. La enfrentó con decisión y valentía, y en medio de las circunstancias encontró su misión: apoyar a los pacientes del Instituto Oncológico Nacional a tener tratamientos de calidad

Alicia Luaces fue diagnosticada con cáncer a los 48 años. Desde entonces han pasado 28 años y ella ha sobrevivido a varias cirugías: mama, pulmón y colón. Y aunque vive con un marcapasos, la adversidad no la ha doblegado. A sus 76 años es una mujer lúcida, optimista y dinámica que impacta con su testimonio y ganas de vivir.

Alicia L. Luaces C. nació en Aguadulce, Coclé, el 2 de octubre de 1944

La muerte de su hermana a causa de un cáncer marcó para siempre su vida. Ese trágico episodio la llevó a entender que ha sobrevivido al mal para servir a otros.

Hoy dirige la Asociación Nacional de Pacientes de Quimioterapia. Desde esta trinchera lucha por una mejor calidad de vida para los pacientes con cáncer.

“Nuestra misión principal es apoyar al Instituto Oncológico Nacional (ION) para que los pacientes asegurados y no asegurados tengamos tratamientos de calidad, al igual que los que lo reciben en las clínicas privadas”, dijo Luaces.

Ella quiso compartir su experiencia con los lectores de La Estrella de Panamá en un mes en que sensibiliza a las personas sobre el impacto del cáncer de mama y próstata. Octubre es el mes de la cinta rosada y celeste.

¿Qué la motivó a sumarse a las filas del voluntariado?

Tengo una familia que ha padecido cáncer. Hace 26 años, mi hermana se murió de cáncer. A mi sobrina le dio leucemia; muy pequeña estaba. El cáncer siempre ha estado en mi vida de una forma u otra.

Cuando muere mi hermana en el año 1994, yo tenía dos años de ser paciente. En ese momento le pregunto a Dios, ¿por qué se murió mi hermana? ¿Para qué me dejaste, Señor?

Ella tenía 48 años, una hija de 15 años. Nunca fumó ni bebió aguardiente. Ella tuvo una vida correcta. Pocos días después me llamaron del Instituto Oncológico Nacional. El doctor Fernando Cebamanos me preguntó si quería hacerme cargo de la Asociación Nacional de Pacientes de Quimioterapia. Esa era la respuesta del porqué yo estoy aquí todavía. Eso fue lo que me motivó a entrar al voluntariado, a servir.

¿Usted puede hablarme de esa experiencia?

A los 48 años me operaron, el 26 de octubre de 1992. Me hicieron una mastectomía radical de la mama izquierda. Para entonces, yo trabajaba. Era gerente de una cooperativa del Ministerio de Planificación y Política Económica. Al mes de la cirugía entré nuevamente a trabajar, sin pelo, en medio de las quimioterapias. Insisto, tengo un carácter fuerte y mi mente domina mi cuerpo, así que regresé a trabajar.

Para mí hay dos formas de ver el cáncer: una es que veas que te vas a morir de la enfermedad y la otra es que estás viviendo con cáncer. Yo, por ejemplo, pude ver a mi hermana que seguía trabajando. Ella era profesora de una universidad en Estados Unidos, así que mi motivación fue seguir adelante con todo lo que me tocó vivir.

¿Cómo cambió el cáncer su estilo de vida?

En 1994 me acojo al retiro voluntario y dejo de trabajar. Allí empecé a dedicarme 24/7 a la Asociación Nacional de Pacientes de Quimioterapia. Pero, ¿qué pasó? Yo seguí fumando, hasta que un día que estaba haciendo un pedido de reactivos le pregunté a la doctora, ¿cuánto costaban? Ella me respondió que costaban $500. Ese día dejé de fumar. Ese fue un cambio importante que hice en vida. De allí en adelante seguí haciendo mi vida, me pensioné y todos los días me iba para el Oncológico.

¿Cómo enfrentó el tratamiento?

Me hicieron seis meses de quimioterapia. En ese momento, el oncólogo me dijo que era lo único que había y que me podía afectar el corazón. Le pregunté, ¿cuánto tiempo cree usted que voy a vivir con esta quimioterapia? Me respondió que me daba una pausa de cinco años y, ¿si me corría el riesgo? Ya llevó 28 años. El cáncer cambió mi estilo de vida porque, por ejemplo, a mí no me gustaban los vegetales. Yo soy de un pueblo que se llama Aguadulce, donde lo que había era tomate de perita. Pero aprendí a comer vegetales para decirles a los otros pacientes la importancia de la buena alimentación.

Entiendo que ha sido diagnosticada varias veces...

Mi primer cáncer, el de mamas, fue en 1992. En 2004 me sacaron un pedazo del pulmón derecho por una masa, aunque no era cáncer. Yo había fumado por 30 años y me lo merecía. En 2014 me sacaron un cáncer de colon y otra vez empecé las quimioterapias.

Cuando comencé las primeras quimioterapias, mi corazón empezó a apagarse. Este año, en medio de la pandemia me pusieron un marcapasos. Lo que he hecho es seguir adelante haciendo lo que quiero y, además, dando mi número teléfono para que todo el pueblo me llame a la hora que lo desee para ayudarle con mi testimonio.

¿Cómo enfrentó ese primer diagnóstico de cáncer?

Un día sentí que el pezón se me hacía atrás y conversé con la doctora Susana Jones, que era amiga mía. La llamé el 13 de octubre y le comenté que tenía una masa en el seno y me consiguió una cita para una mamografía al día siguiente. Llegué a la Caja de Seguro Social (CSS), hice mi fila y al llegar a la ventanilla me dijeron que la cita era para dentro de tres meses, y me puse a llorar. Entonces me preguntaron, ¿por qué? Expliqué que la doctora Jones me había dicho que viniera a hacerme la mamografía y me hicieron pasar. Cuando me estaban haciendo la mamografía, la muchacha dijo que no se veía nada por el mamógrafo, que estaba dañado. Eso fue en 1992, y hoy seguimos en esa lucha.

Y, ¿cómo supo qué tenía?

Luego el radiólogo me realizó un ultrasonido. Él estaba con seis estudiantes de medicina y mientras me hacía el ultrasonido les decía que era un cáncer por los bordes irregulares. Yo en la camilla pensaba: ¿cómo les digo a mis tres hijos, que son adultos y que pasaron una infancia de privaciones, que tengo cáncer? No dije nada. Llamé a la doctora y en la tarde de ese mismo día me hicieron todos los exámenes. De allí salí con una cita de cirugía para el 26 de octubre de 1992. Mis hijos se enteraron del cáncer cuando el cirujano les dijo que me habían amputado el seno y enviado a patología. Les dije que era la misma, que lo único diferente era que en lugar de dos senos tenía uno. Mi carácter me ha ayudado mucho a salir adelante. Y mi experiencia la he capitalizado en apoyo a otras personas.

¿Qué tan importante es conocer sobre el cáncer?

Mientras más se conoce al enemigo es más fácil enfrentarlo.

¿Qué consejo podría darle a la sociedad para prevenir la enfermedad?

El cáncer no se previene, y se detecta temprano. Pero para vivir mejor es necesario tener mejores estilos de vida. Pero para toda la población, por cualquier cosa que uno se siente en el cuerpo que no es normal (quistes, sangrados, etc.) hay que ir al médico.

¿Cuáles son los tipos de cáncer más comunes que afectan a la sociedad panameña?

Ahora se está poniendo de moda el cáncer de estómago, porque comemos muy mal. Ha bajado el índice de cáncer de pulmón porque la gente ha dejado de fumar. También ha bajado la incidencia del cáncer cervicouterino. En los hombres el de próstata. El cáncer de mamas es el que más muertes tiene.

En temas de estructura, ¿qué carencias enfrentan las instituciones que trabajan en la lucha contra el cáncer?

El Instituto Oncológico Nacional es un hospital por excelencia, aunque estamos apiñados.

Tenemos 50 mil expedientes de pacientes que han sido diagnosticados con cáncer. Hay mucha gente que tiene 30 y 40 años, y todavía acude a sus controles. En 1999 nos asignaron el hospital Gorgas a los pacientes con cáncer porque en esos momentos no había los fondos para construir uno. El doctor Ernesto Pérez Balladares, que era presidente, nos asignó provisionalmente las infraestructuras. Para entonces tenían los estudios para construir una torre en la Ave. Justo Arosemena, pero no había los $40 millones para construirla. Hoy, todos los días se suman 20 pacientes nuevos, pero no mueren 20. Usted llega al Oncológico en época de pandemia y todos los días van unas 2 mil personas. El espacio es importante y no lo tenemos. Necesitamos a gritos un hospital nuevo.

PERFIL DEL ENTREVISTADO
Dirige la Asociación Nacional de Pacientes de Quimioterapia
Nombre completo: Alicia L. Luaces C.
Nacimiento: 2 de octubre 1944
Ocupación: Jubilada
Creencias religiosas: Católica
Cónyuge: Divorciada
Resumen de su carrera: Perito comercial con especialización de secretaria ejecutiva bilingüe y traductora de inglés. Su primer cáncer fue detectado en 1992, y se le hizo una mastectomía radical del seno izquierdo. En 1994, después de pensionarse, entró como voluntaria a la Asociación Nacional de Pacientes de Quimioterapia, Ahora es administradora 'Ad honorem' 24/7. También se sumó a la directiva como vicepresidenta, y actualmente es presidenta de la asociación.
Lo Nuevo
comments powered by Disqus