El 9 de enero en el recuerdo

Actualizado
  • 09/01/2021 00:00
Creado
  • 09/01/2021 00:00
Antes y después de 1846 los panameños agotaron muchos esfuerzos para demostrar que el istmo les pertenecía. Esa es la génesis de los conflictos históricos entre Panamá y Colombia. Si el istmo era propiedad de Colombia, razón pudieron haber tenido los colombianos para buscar la protección de Estados Unidos y también para oponerse posteriormente a la independencia. Pero si el istmo nunca fue de Colombia y siempre fue de los panameños, razón tenían los panameños para ver en el Bidlack-Mallarino un zarpazo a la integridad nacional panameña.
El 9 de enero en el recuerdo

El 9 de enero de 1964 no se puede olvidar. Es una fecha clásica de la nación panameña. Ese día marcó el fin de una época de humillaciones y de coacciones morales. Esa época encuentra su acta de nacimiento en el año de 1846 al suscribir Colombia y Estados Unidos el tratado Bidlack-Mallarino. A partir de esa fecha Estados Unidos podía intervenir –sin el consentimiento expreso de los panameños– en los problemas internos del istmo. Y lo que es más grave, la gran potencia garantizaba a Colombia que el istmo era de su propiedad. Es decir, a partir de tan infausta fecha Panamá, para Colombia y Estados Unidos, no era de los panameños, sino de Colombia.

Antes y después de 1846 los panameños agotaron muchos esfuerzos para demostrar que el istmo les pertenecía. Esa es la génesis de los conflictos históricos entre Panamá y Colombia. Si el istmo era propiedad de Colombia, razón pudieron haber tenido los colombianos para buscar la protección de Estados Unidos y también para oponerse posteriormente a la independencia. Pero si el istmo nunca fue de Colombia y siempre fue de los panameños, razón tenían los panameños para ver en el Bidlack-Mallarino un zarpazo a la integridad nacional panameña.

He aquí, en lo expuesto, el punto crítico de la controversia histórica.

Todos los años vividos en el siglo XIX registran el pulso de la nacionalidad panameña, vivo, unas veces en sintonía con espléndidos acontecimientos autonómicos, otras veces amortiguado por las frustraciones. Pero siempre activo esperando sus circunstancias, su oportunidad separatista.

El 9 de enero en el recuerdo

El 3 de noviembre de 1903 fue un acto de afirmación de la nacionalidad. Para los panameños fue un recobro de su soberanía sobre el istmo. Fue un acto de posesión sobre una vieja propiedad. Para los colombianos fue un despojo porque ellos vivían la ilusión de que el istmo les pertenecía y no a los panameños.

La tragedia del 3 de noviembre es que el espíritu intervencionista del Bidlack-Mallarino se trasladó al tratado Hay-Bunau Varilla y al texto constitucional de 1904. Pero la grandeza de Panamá tiene su pedestal en la lucha patriótica del siglo XX tendiente a desterrar el fantasma del Bidlack-Mallarino.

El 9 de enero de 1964 murió el espíritu intervencionista del Bidlack-Mallarino y se marcó una nueva línea a la política exterior panameña: la línea abrogacionista de cuanta disposición legal y práctica diplomática atentara contra la soberanía nacional.

Lo que debe ser recordado es que la totalidad de la sociedad panameña se hizo solidaria con los mártires de enero. No hubo exclusiones. No hubo sector privado y público que no se hiciera presente en actitud solidaria con la gesta de enero y con sus pronunciamientos abrogacionistas.

Fue duro el proceso de reafirmación soberana que arrancó el 9 de enero de 1964. Los logros han sido notorios, pero en el camino de la regeneración siempre se ha tropezado con la exigencia estadounidense de dejar constancia en la norma contractual de algún ripio intervencionista del Bidlack-Mallarino. En los proyectos de tratados de 1967 –los llamados tres en uno– casi se introduce la norma intervencionista siguiendo el modelo del artículo 136 de la Constitución de 1904, según se lee en reciente artículo del negociador Roberto Alemán, quien adicionalmente dio cuenta del rechazo a la pretensión imperial. Pero en el tratado de Neutralidad vigente, los Torrijos-Carter, con sus enmiendas, allí está maquillado el viejo y antihistórico principio intervencionista del Bidlack-Mallarino. Es la triste realidad que sigue vigente y que dio base al presidente Bush, padre, para ordenar la ignominiosa invasión de 1989.

Ese tratado de Neutralidad, y sobre todo sus enmiendas, constituye una afrenta al 9 de enero de 1964, pero debe aceptarse como un desafío para desempolvar el mensaje de los mártires y darle vida como ideal nacional al empeño de perfeccionar del todo la independencia nacional.

El 9 de enero de 1964 es brújula de la dignidad nacional y no podemos mancillar sus mensajes adoptando políticas entreguistas o propiciando acuerdos que nos conviertan en peones de una política mundial que lesiona las leyes internacionales. Han sido muchos los intentos de mancillar el 9 de enero como el pretendido y encubierto proyecto de instalar nuevas bases militares, en 1995, so pretexto de estrenar un proyecto para combatir el narcotráfico.

Hoy el 9 de enero es día de duelo nacional por lo que hubo en él de sacrificios, dolor y lágrimas, pero también es día de gloria porque se trata de uno de los acontecimientos históricos en que el viejo clamor reivindicador y soberano se purificó con la sangre del pueblo. El 9 de enero es todo un testamento cívico y abrogacionista de una generación que puso fin a un pasado de indignidades con ejemplos y mandatos morales indeclinables.

Publicado originalmente el 6 de enero de 2007.
FICHA

Un vencedor en el campo de los ideales de libertad:

Nombre completo: Carlos Iván Zúñiga Guardia

Nacimiento: 1 de enero de 1926 Penonomé, Coclé

Fallecimiento: 14 de noviembre de 2008, ciudad de Panamá

Ocupación: Abogado, periodista, docente y político

Creencias religiosas: Católico

Viuda: Sydia Candanedo de Zúñiga

Resumen de su carrera: En 1947 inició su vida política como un líder estudiantil que rechazó el acuerdo de bases Filós-Hines. Ocupó los cargos de ministro, diputado, presidente del Partido Acción Popular en 1981 y dirigente de la Cruzada Civilista Nacional. Fue reconocido por sus múltiples defensas penales y por su excelente oratoria. De 1991 a 1994 fue rector de la Universidad de Panamá. Ha recibido la Orden Manuel Amador Guerrero, la Justo Arosemena y la Orden del Sol de Perú.

Lo Nuevo
comments powered by Disqus