Leopoldo López: 'Espero que Panamá sea consecuente con la carta democrática que firmó'

Actualizado
  • 04/11/2021 12:36
Creado
  • 04/11/2021 12:36
El preso político más conocido del chavismo, exiliado en España, concede una entrevista a 'La Estrella de Panamá' durante su visita a Panamá. Repasa la actualidad venezolana y reclama al Gobierno panameño su apoyo y solidaridad con la transición
Leopoldo López, durante la entrevista con 'La Estrella de Panamá'.

A Leopoldo López (Caracas, 1971) le avergüenza ser impuntual en las citas. Y esta vez lo ha sido por un incidente ocurrido en el aeropuerto de Tocumen, Panamá, con su permiso de viaje; un fugitivo de la dictadura venezolana no tiene pasaporte. Se sienta plácido en una silla improvisada y comienza a lanzar preguntas, más como un entrevistador que un entrevistado. Sonríe con aires de galán de televisión como queriendo garantizar empatía. El encierro pasó factura en ese rostro carismático que ya tiene 50 años.

Al fondo, le esperan tres diputados de la Asamblea Nacional: Edison Broce, Juan Diego Vásquez y Mayín Correa. Un encuentro al que también estaba invitado el presidente del Legislativo, Crispiano Adames.

Leopoldo es de esos tipos que no se parecen a nadie más que a sí mismos. Es discursivo y cálido. En su país, unos le rechazan decepcionados, después de tantos años prometiendo “libertad”; otros lo abrazan y lo idolatran por haber entregado casi su vida, separándose de su familia, por una causa: la democracia.

En octubre de 2020, López huyó de Caracas a Madrid: una de las fugas más herméticas y espectaculares de la historia del país sudamericano. Antes, estuvo refugiado en la Embajada de España en Caracas un año y medio. Y más atrás, estuvo casi dos años preso en su casa.  Estuvo, además, encerrado 48 meses en una cárcel militar en las afueras de la capital venezolana. El régimen lo acusó de crímenes contra la patria e instigación a la rebelión, y se entregó en plena protesta. Desde entonces, su esposa Lilian Tintori se convirtió en una de las activistas más incesantes de la región. Hoy, López cree que su lucha es más efectiva fuera de su patria.

López obtuvo el premio Sájarov 2017. Es economista y tiene un postgrado en ciencias políticas de Harvard.

Dos décadas de chavismo después, por un lado, la oposición está dividida y ha lidiado con varios escándalos de corrupción. Por el otro, Maduro sigue asfixiando el país ya sin aliento. Hay una sociedad harta, frustrada, adolorida, decepcionada. Lo dicen su gente, las noticias, los datos y sus líderes.

López denota su voluntad de tratar de encontrar una salida a esta crisis e insiste en confiar en el mecanismo de encuentro con el régimen pese a los antecedentes fallidos de este ejercicio. Reincide en que lo fundamental que habría que negociar es un nuevo cronograma electoral presidencial: “Libre, verificable y transparente”.

Y a poco menos de un mes de las elecciones regionales en su país, Leopoldo López, quien pertenece a la misma formación política que el presidente interino, Juan Guaidó, Voluntad Popular, rechaza los comicios, pero al mismo tiempo afirma que es un “ejercicio de lucha” y por ello su partido se enfrentará con el chavismo.

En esta plática, sin mencionarlo de forma explícita, el preso más emblemático de Maduro alude a los vaivenes en la política sobre Venezuela en Panamá y pide más apoyo. Subraya la importancia del encarcelamiento de Alex Saab, el empresario colombiano y presunto testaferro de Maduro. Alerta, además, sobre “el virus del autoritarismo” que está contagiando a América Latina.

El dirigente opositor venezolano, durante el encuentro con diputados de la Asamblea Nacional de Panamá.
Tengo que comenzar con esta pregunta obligada: Vimos un respaldo frontal del gobierno del expresidente Juan Carlos Varela en torno a la lucha para conseguir la democracia. Panamá ha sido un país históricamente mediador.  Señor López, cuénteme: ¿ qué espera del gobierno de Laurentino Cortizo?

Mira, yo espero que sea consecuente con el hecho de que Panamá firmó la carta democrática de la OEA, allí hay unos compromisos muy claros. Espero que sea consecuente con el apoyo que necesitamos los venezolanos, los que estamos fuera del país y los que están dentro del territorio. Es fundamental que la región entera, respalde el proceso de regresar la democracia a Venezuela.

No se puede subestimar el autoritarismo y el virus del autoritarismo que está recorriendo América Latina. Creo que hay que ser muy claros, muy firmes con respecto al apoyo a la democracia, con respecto al apoyo a la libertad. Eso trae como un desafío, que es que la democracia tiene que ser eficaz, pero allí lo que pediría no solamente al presidente (Laurentino) Cortizo, sino también a su canciller, a su equipo de trabajo del Legislativo y al pueblo de Panamá, es que entiendan que lo que estamos viviendo nosotros los venezolanos, la tragedia humana que estamos viviendo, no es por voluntad propia, es por una dictadura que puede terminar afectando también la estabilidad del resto de los países de la región. Necesitamos todo el apoyo.

¿Qué tipo de apoyo?

Nos referimos al apoyo diplomático, apoyo en la OEA, apoyo en las instancias internacionales, pero también muy importante, el apoyo a los hermanos venezolanos que lamentablemente han tenido que salir de nuestro país. Aquí a Panamá llegan venezolanos a pie, refugiados que tienen que cruzar una selva muy densa arriesgando sus vidas, y creo que lo conducente es que Panamá puede tener un programa de atención al refugiado y que le pueda dar estatus a los venezolanos y eso es posible. Creo que el Gobierno de Panamá debería ver el ejemplo de lo que ha hecho el presidente Iván Duque, en Colombia, que ha entendido que el mejor camino a recorrer es dar estatus legal a los venezolanos, porque eso evita que esos venezolanos con muchas necesidades caigan en manos de las mafias, que caigan en estructuras delictivas y afecten la vida de los colombianos.

Hay mucho de lo que se puede hacer y también hay recursos a los que puede acceder Panamá para atender las necesidades de los migrantes venezolanos, y espero que ese sea el camino a recorrer y esa es parte de las razones por las que estoy aquí en Panamá.

Cabo Verde envió a Miami a Alex Saab, el empresario colombiano vinculado al gobierno de Nicolás Maduro acusado de lavado de dinero. ¿Qué significa esto para Venezuela?

Maduro es la cabeza de una estructura criminal, eso lo hemos venido diciendo mucho. Él es la cabeza de toda una estructura que tiene vínculos con el narcotráfico, con el crimen organizado y la corrupción masiva. Cuando Maduro empieza esta deriva de esta estructura y cuando se imponen las sanciones, monta una estructura de una economía ilícita que tiene relaciones con empresas corruptas y países cuestionados y, alrededor de todo este tipo de actividades –narcotráfico, importación de alimentos–, en el centro de toda esta estructura está Alex Saab. Un empresario vinculado con el narcotráfico como ha sido señalado en Colombia y con lavado de dinero como ha sido señalado en Estados Unidos, y vinculado por muchos informes publicados por colegas tuyos de importación de alimentos podridos, medicinas vencidas. Es una persona que ha amasado fortunas de billones de dólares. Fue capturado en tránsito hacia Irán en Cabo Verde y luego de un proceso en el que gastó cientos de millones de dólares en una campaña para presentarlo como un perseguido político y diplomático venezolano.

Es un caso que tiene mucha relevancia porque se va a desenmascarar y se va a presentar con mucha nitidez toda la estructura criminal de la que Nicolás Maduro es el responsable.

Y la primera consecuencia de este encarcelamiento ha sido la salida de los delegados del régimen en el diálogo de México. ¿Cómo se confía en un proceso que ha fracasado tantas veces?

Ciertamente hemos recorrido procesos de negociación, pero de todos esos procesos hemos tenido lecciones aprendidas y precisamente para este proceso hemos podido encauzar estas lecciones aprendidas.

Te comento las dos principales: en los procesos anteriores no había una agenda, no había objetivos acordados previamente sobre lo que se iba a negociar. Lo segundo es que ahora tenemos el acompañamiento internacional. En esta oportunidad hay una agenda: de nuestra parte es fijar una fecha en la que se pueda realizar una elección presidencial y parlamentaria que pueda ser libre, justa y verificable. De parte de la dictadura, ellos ponen de prioridad el esquema de las sanciones, muy controvertidas por cierto, lo que indicia que son significativas para lograr una posibilidad de cambio en Venezuela.

Ustedes piden elecciones libres, pero usted mismo ha dicho que los próximos comicios regionales del 21 de noviembre 'no son libres ni transparentes', y al mismo tiempo el partido que usted preside está participando... ¡Permítame entender!

En Venezuela se han reducido los espacios para hacer política, para poder enfrentar a la dictadura. Hoy la posibilidad de salir a la calle a protestar es prácticamente un ticket de entrada en la represión y un ticket a la muerte. La elección no es una elección –no es ni libre ni justa ni verificable–, es un evento que está planteado y representa una oportunidad para luchar, para organizar y para movilizar para poder pasar el mensaje y poder vertebrar la lucha democrática. Es una oportunidad para resistir y para enfrentarse a la dictadura.

Pero si usted ha dicho que hay un contexto fraudulento, ¿reconocerán los resultados?

Ya es una elección fraudulenta y te pongo un ejemplo: los partidos políticos fueron expropiados, eso quiere decir que los colores, los símbolos, la representación legal de los partidos políticos se les quitó. Hay cientos de personas inhabilitadas...

Nosotros le damos prioridad a la irreverencia democrática. Insisto, es una oportunidad para movilizarnos. Nosotros corremos un gran riesgo y esto quizá lo entienden los cubanos, estamos muy cerca de apagar la luz de la esperanza en Venezuela, donde el deseo de luchar se queda completamente congelado.

¿Y está seguro de que esa esperanza aún existe? La mayoría de los venezolanos ha respondido a todos los llamados para salir de la dictadura. Dos décadas después del chavismo, todo sigue igual.

Es que tenemos que reconocer que estamos enfrentando una dictadura. En el año 2013, cuando nosotros dimos una discusión en nuestro partido (Voluntad Popular) para promover las protestas del año de 2015, el foco de la discusión era: estamos en democracia o estamos en dictadura. Tú recordarás muy bien que los venezolanos no asumíamos que estábamos en dictadura. Le buscábamos adjetivos para dibujar la democracia, para describirla: una 'democracia debilitada', una 'democracia secuestrada', otros hablaban de un 'autoritarismo competitivo', pero no hablábamos de una dictadura. En el año 2014 nosotros asumimos que a las cosas había que llamarlas por su nombre y salimos a las calles, frontales contra Maduro, lo llamamos dictador y nos cambió la vida a muchos de nosotros...

¿Se refiere a su encarcelamiento?

Yo, a partir de ese momento, pasé siete años privado de la libertad, cuatro años en la cárcel militar de Ramo Verde, luego tuve casa por cárcel, luego nuevamente me regresan a la cárcel militar, después estuve un año y medio en la Embajada de España, pero mi caso es uno de miles.

Hay una realidad que nosotros tenemos que enfrentar. Es duro, es frustrante, claro que lo es, pero estamos enfrentando una dictadura y no una dictadura cualquiera, está utilizando todas las herramientas en el poder.

¿Y cuáles son? ¿Tiene que ver con influencias externas?

Cuenta con un apoyo formidable por parte de países que le dan un apoyo muy superior a lo que recibimos nosotros. Me refiero a Rusia, China, Turquía y Cuba.

¿Solo por ellos Maduro se mantiene firme en el poder?

Yo no diría que Maduro está firme, que está en el poder, sí, a punta de sangre y fuego. A punta de corrupción. La posibilidad de que nosotros salgamos de la dictadura está allí, está presente, pero no me atrevo a decir que será en una semana, en un mes, en un año. Los venezolanos no podemos perder la vocación de lucha. Y sin duda alguna el apoyo que ha recibido de estos países ha sido muy importante.

La situación de Venezuela es la expresión de un problema global. Es el avance del autoritarismo y el retroceso de la democracia. Y eso requiere que los países del mundo, los democráticos, los más fuertes, Europa, Estados Unidos y los países de la región, se mantengan muy firmes en la defensa y la promoción de la democracia y de la libertad.

Sr. López: ¿cómo cree que va a salir Maduro? ¿Qué viene?

Mira en este momento nosotros estamos recorriendo el camino de buscar una negociación que nos permita tener una elección presidencial. Yo por supuesto tengo expectativas moderadas, no somos ingenuos, te comenté anteriormente por qué creo que esta negociación puede ser distinta.

Usted habla de aciertos y desaciertos y de expectativas moderadas. ¿Qué errores se han cometido?

Bueno es que yo creo que parte de lo que nos toca a nosotros de todo este largo recorrido es saber administrar mejor las expectativas, hablar con mucha más franqueza sobre las expectativas. Eso aplica para el evento del 21 de noviembre que es una elección, eso aplica para la negociación, también para los tiempos. Es decir, durante muchos años, y tú recordarás esto, la expectativa del cambio era que iba a ser inminente, que iba a venir en cuestión de meses o máximo en cuestión de un año, y lamentablemente cuando eso no ocurrió, se generó mucha frustración.

Yo aprendí mucho de esto estando en la cárcel. La cárcel es muy dura, pero también es muy aleccionadora en muchos sentidos.

¿Qué se aprende de las torturas, el encierro y el aislamiento?

Llego a la cárcel el 18 de febrero de 2014, había leído sobre experiencias de otras personas en la cárcel y había una palabra clave, un concepto clave, y me aferré mucho a él, y era la rutina. Yo desarrollé una rutina que hacía con una disciplina espartana, absolutamente todos los días: era la oración, yo soy un católico como muchos de nosotros, pero estando en la cárcel tuve una experiencia de profunda espiritualidad, muy intensa y eso me ayudó mucho. También traté de desarrollar lo más que pude el intelecto, todo lo que pasaba por mis manos lo leía y también, por supuesto, ejercitar; pero allí aprendí algo que es el tema del tiempo, yo veía a muchos compañeros en la cárcel que les decían que iban a salir la semana siguiente o el mes siguiente, y tenían esa expectativa y pasaban los días y cuando llegaba el momento en que supuestamente iban a salir y todavía estaban encerrados, entraban en depresión, y yo entendí que el manejo del tiempo es algo con lo que nosotros no podemos luchar.

Incluso nunca recé para que saliera en libertad, porque sabía que si entraba con esa expectativa lo que podía generar era una frustración y perder incluso la estabilidad emocional. Creo que lo mismo pasa en el país, con esto no quiero decir que nosotros estamos proyectando por siempre que se mantenga la dictadura, lo que estoy diciendo es que tenemos que mantener el espíritu de lucha, la vocación de seguir firmes contra la dictadura, todos los días, independientemente de lo que ocurra.

Hasta hace dos días, el Foro Penal ha contabilizado 254 presos políticos en Venezuela. La reciente muerte del general Raúl Isaías Baduel en prisión, sobre la que el fiscal Tarek William Saab anticipó como causa de muerte la covid-19, una tesis que cuestiona su familia, ha agitado nuevamente la lucha de los presos políticos. La décima muerte de un preso político custodiado por el gobierno... También está preso el periodista Roland Carreño. ¿Cómo se lucha desde afuera por la liberación de estos presos políticos?

Mira, esta mañana (miércoles) por cierto hablé con la hija del general Baduel, con Andreina, a quien el día de hoy, luego de que asesinaron a su padre en la cárcel hace dos semanas, el Tribunal Supremo de Venezuela le está abriendo a ella una investigación y una persecución. Lo que quiero relatar con esto es el nivel de saña, el nivel de maldad de la dictadura; no bastaba con matar al padre que estuvo preso más de 10 años, sino que ahora persigue a sus hijos. Tú me preguntas sobre los presos políticos y creo que lamentablemente se ha convertido en parte del paisaje que vivimos en Venezuela y tenemos que evitar que eso se mantenga así. ¿Qué quiero decir con esto?, que no podemos normalizar el hecho de que haya presos políticos y hay que hacer un gran esfuerzo para darle relevancia a este hecho que sigue afectando la vida de cientos de personas y que se mantiene como una amenaza presente para millones de otras personas.

¿Pero cuál es su lucha concreta? ¿Visibilizar estos casos en el mundo?

Bueno, entre otras cosas, por supuesto. La tragedia de Venezuela es una tragedia multifactorial, es decir, a donde voltees es una tragedia. Venezuela tiene una tragedia de persecución política, ojalá ese fuera solo el problema, pero la dictadura lo que ha generado es la miseria, el hambre, el dolor que ustedes aquí en Panamá también lo ven, porque la proyección para finales de este año es que seamos 7 millones de venezolanos que habrán salido obligados de nuestro territorio.

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