Perspectivas de la economía panameña para 2022
El país necesita una política centrada en resolver los problemas de la población. Esta precisa de un debate amplio sobre el futuro de la economía nacional, que no solo debe abarcar lo coyuntural, debe incluir lo estructural

La reactivación
La observación de las estadísticas más recientes sobre el crecimiento de la actividad económica muestra una significativa reactivación. Es así que de acuerdo con el INEC, durante el período enero-septiembre de 2021, el PIB mostró un crecimiento real de 14,9% en relación con el mismo lapso temporal de 2020. A esto se puede añadir que en octubre de 2021 el índice de actividad mensual, tomando como base su modalidad de ciclo tendencia, presenta un crecimiento de 12,14% en relación al año anterior.
Con base en lo anterior se puede esperar que durante el año 2021 la economía panameña cumpla o sobrepase las predicciones de crecimiento adelantadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). Ambos organismos internacionales, en publicaciones de octubre de 2021, situaron la tasa prevista de crecimiento anual del PIB de Panamá en 12,0%.
Factores de incertidumbre
Una vez señalada la importante recuperación del choque provocado por la pandemia en 2020, que significó una caída anual de 17,9% en el PIB, resulta necesario destacar que durante 2022 la continuidad de la reactivación deberá enfrentar un conjunto importante de problemas e incertidumbres. Detallarlos resulta necesario para la toma de las decisiones correctas de política económica.
La primera fuente de incertidumbre, como es obvio, está vinculada con la aparición de la variante ómicron de la covid-19. En la medida en que esta, o alguna otra variante, obligue a regulaciones restrictivas que afecten la actividad económica, la misma se vería seriamente afectada. Dada la importancia que tienen las expectativas en la conducta de los agentes económicos, se debe señalar que el nuevo brote puede llevar a una restricción de la demanda, sobre todo en lo que se relaciona a los servicios de viajes y recreación. Al momento de escribir este artículo las autoridades ya habían introducido algunas restricciones en relación a ese tipo de actividades.
Asimismo, si se tienen en cuenta, por ejemplo, las recientes noticias sobre los contagios en los cruceros, se puede señalar que el desarrollo de la pandemia tiene la capacidad de seguir deprimiendo las actividades ligadas al turismo y los viajes internacionales.
El desempleo
Aun cuando estas posibilidades no se concreten plenamente, se debe señalar que el problema más serio que debe enfrentar la economía en 2022 es el desempleo.
Si bien es cierto que en septiembre del presente año la tasa de desocupación de la población económicamente activa (PEA) mostró una disminución de 7,2 puntos porcentuales en relación a septiembre del año pasado, la misma sigue estando en un alto nivel (11,3%).
Más aún, el total de ocupados registrados en octubre de 2021 es inferior en 176,255 personas al observado en agosto de 2019. Esto pese a que la tasa de participación en la PEA se redujo de 66,5% a 60,4% entre estas dos fechas. Esto significa que la presión de quienes buscan trabajo se puede acrecentar significativamente en la medida en que la situación sanitaria y económica se mejore. Se debe recordar que en los diez años previos a la pandemia la tasa anual promedio de crecimiento de la PEA fue de 2,53%.
Obviamente también quedan por resolver los problemas de la informalidad, la cual sigue afectando al 47,6% de los ocupados en actividades no agropecuarias. Se trata de una situación que, de acuerdo con el INEC, impactó a 667,875 personas en octubre de 2021.
La evolución de la problemática del empleo va a depender, como es lógico, de la dinámica que logre la economía en 2022. Si se diera un crecimiento del PIB como el esperado por la Cepal (8,2%) se podría esperar una mejora relativa de la situación. En este caso, según nuestros cálculos del coeficiente Verdoorn – Kaldor, la ocupación posiblemente podría ampliarse en 5,7% es decir a una tasa mayor que la tasa de crecimiento de la PEA antes señalada.
Sin embargo, si se cumple el pronóstico del FMI con un crecimiento del 5,0%, se podría observar una situación de estancamiento relativo en términos de la tasa de desocupación. De acuerdo con nuestro cálculo de coeficiente Verdoorn – Kaldor la ocupación crecería en cerca de 3,46%, es decir apenas en cerca de un punto porcentual por sobre la tasa de crecimiento de la PEA. El problema sería aún mayor si el nivel de participación en el mercado laboral se eleva hacia sus valores históricos.
La situación también sería más difícil si el desarrollo de la pandemia reduce el crecimiento por debajo de la proyección del 5,0%. A este respecto se debe llamar la atención sobre las recientes declaraciones del ministro de Salud, quien afirmó que “ya estamos en la cuarta ola”.
Otros problemas
Lo anterior lleva a la necesidad de tener en cuenta otros posibles factores de incertidumbre. En primer lugar está la aceleración inflacionaria observada a nivel global. Esta ha llevado a una inflación interanual de 6,8% en Estados Unidos, reconocida por el presidente de la Reserva Federal como “más grande y duradera de lo esperado”. Pese a que este mantiene que la misma deberá ir declinando, estaría presente hasta el tercer trimestre de 2022.
Siendo Panamá un país muy abierto al exterior, es claro que estas presiones inflacionarias necesariamente se internalizan Es así que a noviembre de este año, el crecimiento interanual del índice de precios al consumidor se colocó en 3,4%, muy por arriba del pronóstico de 1,4% del FMI.
Desde el punto de vista del bienestar de la población es preocupante el incremento internacional de los precios de los alimentos. El índice de precios de los alimentos de la FAO mostraba en noviembre de 2021 una tasa interanual de crecimiento de 27,3%.
Por otra parte, de acuerdo con el presidente de la Reserva Federal, en 2022 la economía estadounidense alcanzará el punto máximo de empleo posible, por lo que se prevé una elevación de la tasa de interés. Esto, desde luego, se traduciría en un incremento de la tasa de interés local, con su impacto negativo sobre la inversión y el consumo. Más aún, en la medida en que esto lleve a una revaluación del dólar provocaría dificultades para las exportaciones y reexportaciones de Panamá.
Además de lo anterior, las presiones de las calificadoras de riesgo, incluyendo la demanda de una reforma impopular de la seguridad social, pueden llevar a una consolidación fiscal prematura, generando un efecto negativo sobre la demanda efectiva y la estabilidad social.
Una breve conclusión
Frente a todo esto el país necesita una política centrada en resolver los problemas de la población. Esta precisa de un debate amplio sobre el futuro de la economía nacional, que no solo debe abarcar la problemática coyuntural. Por el contrario, debe incluir los problemas estructurales.
El autor es economista y profesor emérito de la Universidad de Panamá

MISIÓN Y VISIÓN
Pensamiento Social (Pesoc) está conformado por un grupo de profesionales de las ciencias sociales que, a través de sus aportes, buscan impulsar y satisfacer necesidades en el conocimiento de estas disciplinas.
Su propósito es presentar a la población temas de análisis sobre los principales problemas que la aquejan, y contribuir con las estrategias de programas de solución.
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