Unesco: Panamá avanza en hacer de la educación una política de Estado priorizada

Actualizado
  • 14/03/2023 00:00
Creado
  • 14/03/2023 00:00
El organismo ha planteado que el país refleja avances en los últimos 10 años. Una muestra de ello es la aprobación de la Ley 456, que establece los lineamientos para implementar y desarrollar las políticas públicas educativas para la transformación digital
Según la Unesco, Panamá fue el país de la región que más avanzó con más estudiantes dentro de la oferta educativa.

En contraste con los países de la región, Panamá ha demostrado en las últimas décadas avances concretos en materia educativa; así lo afirmó Alexander Leicht, director regional de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

“Panamá está en el camino correcto de hacer de la educación una política de Estado priorizada”, recalcó Leicht durante la presentación de los resultados del 'III informe de calidad de vida' de la Cámara de Comercio, Industrias y Agricultura (Cciap) y el observatorio Panamá, ¡Cuéntame!

Uno de los avances que destacó la Unesco fue la aprobación de la Ley 456, que establece los lineamientos para implementar y desarrollar las políticas públicas educativas para la transformación digital de la educación, como resultado del compromiso adquirido dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), específicamente, el que trata sobre educación con calidad (4).

Para el organismo, la Ley 456 es una apuesta no solo para superar las brechas digitales, sino también para repensar a una ciudadanía alfabetizada digitalmente con pedagogía transformativa y con la orientación en las competencias necesarias para una vida digna y un trabajo decente.

“Esto implica no dejar a nadie atrás, de la mano de políticas de equidad e inclusión. Es notable observar la manera en que cada país crea sus propios resultados”, resaltó Leicht.

El ODS 4

El representante regional de la Unesco explicó que el cumplimiento del ODS 4 es esencial para lograr que todos accedan a la educación, permanezcan y contribuyan activamente al desarrollo de sus habilidades para el crecimiento de sus comunidades y el mundo, porque el ODS 4 aborda la preparación, las condiciones para el acceso a la educación, la calidad de los aprendizajes, la permanencia, la contribución social y económica de las personas.

Sin embargo, indicó que la coyuntura del impacto de la pandemia demanda acelerar las medidas necesarias para la transformación de la educación y sobre todo para garantizar que plenamente las comunidades educativas (estudiantes, docentes y familias) participen de ese proceso, ya que diversos estudios estiman que en América Latina hay un retroceso en el cumplimiento de las metas de los objetivos de la ODS 4 de unos 10 años.

“Por eso es fundamental acelerar la transformación que la educación necesita, porque la educación sola no puede hacerlo”, alertó Leicht.

Informe regional

Observar lo que sucede en la región es también importante para la Unesco porque le permite mirar más allá de solo comparar a los países, porque su objetivo es comprender el problema estructural de las brechas educativas y también imaginar los futuros posibles, con base en el fortalecimiento de los compromisos regionales.

Con su informe 'La encrucijada de la educación en América Latina y el Caribe', la Unesco hizo un seguimiento del comportamiento de los objetivos de la ODS 4 en América Latina y el Caribe. Con este documento presentan algunas perspectivas generales y tendencias sobre indicadores de acceso, regionalidad y aprendizaje.

Matrículas

Los datos mostraron que el comportamiento de las matrículas en 2019 reflejó que la primera infancia (educación preescolar) obtuvo un 47%; una amplia diferencia con respecto a hace dos años, cuando la cobertura era apenas del 19%, mientras que la educación primaria rondaba por el 78%.

Sin embargo, todavía el 5% de los estudiantes no accede a ninguna etapa de oferta educativa. Este porcentaje se duplica en las poblaciones de las zonas rurales o quienes pertenecen a los hogares más pobres. No obstante, la Unesco destacó que Panamá fue el país de la región que más avanzó en ese campo.

En cuanto a los programas técnico-profesionales en la región, aunque gozan de una marcada paridad de género, solo el 7% de la población de 15 a 24 años se halla inscrito.

Hubo mejoras con respecto a la educación superior, ya que pasó del 49% al 54% en 2015 a 2020. Esta mejora es parte del ciclo más largo que, según la Unesco, la región ha logrado en 20 años y que se ha traducido en la incorporación de 17 millones de estudiantes. No obstante, se observa una desaceleración en los últimos años.

La Unesco enfatizó que la educación terciaria en los años recientes ha favorecido casi exclusivamente a los sectores medio y alto, mientras que los sectores más desfavorecidos han tenido un crecimiento muy leve.

Terminalidad

La tasa de finalización por nivel educativo es otro de los indicadores fundamentales. El 92,7% de la población adolescente había finalizado la educación primaria en 2020.

En premedia, la mejora es de poco menos del 2%, ya que en 2020 alcanzó el 79,1% de la población adolescente que había finalizado el nivel.

En el caso de la media también hay un escenario “positivo”, con un incremento de 2,4% en la tasa de finalización, que llegó al 63,7% en 2020. No obstante, la Unesco señaló que una tercera parte de la población joven de la región no lograba finalizar sus estudios de nivel secundario.

Las desigualdades socioeconómicas siguen siendo muy amplias, entre quienes logran o no culminar sus estudios, ya que el 84% de los estudiantes con ingresos más altos logra terminar la educación secundaria, en comparación con el 44% que tiene ingresos más bajos.

La población indígena también es un grupo que presenta altos niveles de exclusión educativa de 59% y de un 72,4% para la población no indígena ni afrodescendiente. Esta brecha de 13,4% dimensiona los desafíos pendientes de equidad para estos grupos.

Aprendizaje

El rezago escolar sigue siendo el talón de Aquiles para la región. La última edición del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes o Informe (PISA 2018) reveló que los estudiantes de 15 años, de 10 países de Latinoamérica, no pasaron los niveles mínimos de competencia y lectura. El porcentaje baja más en materias como ciencias y matemáticas.

Comparada con años anteriores, la región mostró avances en los aprendizajes entre 2006 y 2013, pero desde 2013 a 2019 hubo estancamientos y retrocesos, que dan cuenta de que antes de la pandemia, la desaceleración de la transformación educativa ya estaba impactada por la coyuntura económica y el crecimiento de la pobreza en Latinoamérica.

En los resultados se asume que la población escolarizada de la región no va a alcanzar los niveles mínimos de competencias definidos para el banco de monitoreo del ODS 4, debido a que apenas el 31% de la población total de 15 años logra niveles mínimos de competencias esperados en lectura y matemáticas.

Financiamiento

El financiamiento educativo público tampoco se encuentra en un mejor momento. Según el informe, la región pasó de 3,7% a 4,6% del producto interno bruto (PIB) entre 2006 a 2014 y desde entonces bajó a 4,3% en 2019.

Durante 2020, los datos fueron preocupantes en el comportamiento de 21 países a los que la Unesco obtuvo información del gasto educativo como porcentaje del gasto público total, debido a que solo 14 se encontraron bajo el umbral esperado de 15%.

Si bien se ha propuesto que los países asuman el compromiso de llevar el gasto público de la educación que alcance al menos 4% o 6% del PIB o 15% o 20% del gasto público total, la Unesco manifestó que la misma “necesita trazarse resultados y metas definidas con seguimiento”.

Crisis educativa

El director regional de la Unesco comentó que el nombre del informe ('La encrucijada de la educación en América Latina y el Caribe') ya daba luces de la “crisis educativa sin precedentes” que puede condicionar el futuro de la región.

Reconoce que se han dado avances y se notan los esfuerzos de políticas y de inversión realizados en la educación, pero, aclaró que las brechas continúan y seguramente aumentarán por la covid-19.

Por tanto, la región necesitará invertir más para acelerar los logros y transformarse, de lo contrario las brechas se van a acumular y profundizar, haciendo cada vez más difícil el cambio.

Para Leicht “hay que colocar la recuperación educativa en lo más alto de la agenda pública. Para aumentar la inversión educativa se requiere desarrollar políticas eficaces que respondan a los desafíos; sin políticas y sin capacidades estatales fortalecidas para el abordaje, no habrá transformación posible”.

Lo Nuevo
comments powered by Disqus