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'Hay un pequeño ejército de médicos a la espera del llamado del Minsa'
- 19/06/2020 00:00
- 19/06/2020 00:00
La lucha contra la covid-19 ha puesto contra las cuerdas a la sociedad en su conjunto. Al gobierno le ha evidenciado en qué era importante invertir hace décadas para poder salir adelante de esta situación, con una educación más sólida entre la población, tecnología, y un sistema de salud abocado a la salud pública, de atención primaria. Ahora es muy tarde para lamentos, pero es una gran oportunidad para hacer propias las lecciones y corregir el rumbo. El doctor Enrique Mendoza, decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Panamá, apunta a la necesidad de acercarse a las comunidades para enfrentar la pandemia. Menciona un pequeño ejército de entre 400 y 500 médicos graduados, con internado hecho, que cuentan con idoneidad, que están listos para trabajar en caso de que el Ministerio de Salud (Minsa) los requiera, pero por alguna razón eso aún no ha ocurrido. Llama la atención que esa mano de obra se encuentre desempleada, cuando es lo que más hace falta en el campo y otros departamentos para atender la pandemia.
Evidentemente nos enfrentamos a una pandemia que, por primera vez en la historia del ser humano, es producida por un nuevo coronavirus cuyo comportamiento ha sido una gran interrogante en el mundo. Esta pandemia es muy diferente a las que ha encarado la humanidad en siglos pasados. Es un virus que empezó a conocerse en diciembre de 2019. La enfermedad también es inédita. Evidentemente hemos logrado muchos conocimientos sobre el virus y la enfermedad, pero todavía permanecen muchos [elementos] desconocidos. Tendríamos que decir que los diferentes países han tomado decisiones caracterizadas por una gran incertidumbre. Nosotros hemos pasado de la etapa en que no se podía prevenir la entrada del virus, a la etapa en que tuvimos los primeros pacientes, y luego grupos de pacientes llamados clusters. No pudimos contener el virus, y hemos pasado a la etapa de mitigación severa. En Panamá la mitigación redujo el número de casos y de fallecidos, se produjo una especie de meseta aunque la transmisión continuaba. Al abrir el bloque 1 y luego el 2, se aumentó el número de casos porque evidentemente la transmisión continuaba y un número mayor de panameños está perdiendo la vida.
Nosotros tenemos actualmente entre 400 y 500 médicos generales, con idoneidad, y sin nombramiento. En estos momentos que hay que aumentar la capacidad de identificar a los positivos y hacer la trazabilidad de los contactos, el gobierno y el Minsa tienen a su disposición estos médicos que ya terminaron su internado para apoyar. Además, tenemos médicos especialistas que recientemente han terminado su entrenamiento de 3 a 5 años como médicos especialistas y tienen su idoneidad. La Facultad no ha detenido ni un segundo, desde enero a la fecha, la tarea de formar a los profesionales de la salud del país. Hemos presentado una propuesta, que de 300 salió ganadora, para hacer un hospital virtual para dar atención con los estudiantes y profesores, a todo paciente con enfermedades crónicas. El programa está centrado con los pacientes con covid-19, pero el sistema también tiene centenares de pacientes con enfermedades crónicas que no están recibiendo atención. La Facultad de Medicina ha hecho una propuesta y fue escogida entre las 32 mejores de un total de 300, no hemos podido comenzar porque estamos esperando que la Autoridad de la Innovación Gubernamental nos dé apoyo, pero lo vamos a hacer con o sin su apoyo porque es nuestro deber hacer aportes a la salud panameña.
No. El Minsa tiene actualmente un pequeño ejército de entre 400 y 500 médicos generales, con idoneidad, que han cumplido sus seis años de carrera y dos de internado. No sé qué está esperando el Minsa para nombrarlos y formar ese grupo de médicos que necesitan para ir a las comunidades. Les aprobamos la idoneidad en los meses de abril y mayo. No sé qué pasa, es la falta de decisión; hay que ir a las comunidades. Es difícil cambiar conductas, pero hay que intentarlo, la campaña está perdida en las comunidades.
Exactamente, eso es excelente, son los primeros pasos en la dirección adecuada. Todos los que han estudiado el tema en Europa y Estados Unidos, insisten en que la estrategia debe ser local, porque el virus es impredecible, afecta más a un sector que a otro, dentro de los países afecta más un área que otra, es distinto en cada lugar. Cuando estás en una situación tan incierta, hay que pensar globalmente y actuar localmente, y lo que nos ha fallado es la acción local.
Evidentemente la cuarentena tenía su base epidemiológica. Insisto en que es una enfermedad nueva con una incertidumbre, toda la documentación que hay es sobre pandemias del virus de la gripe de 1918. La cuarentena se basó conceptualmente en aumentar el distanciamiento físico, de tal manera que el número de susceptibles no estuviera expuesto y no aumentara el número de contagios. Se trató de mantener el sistema de salud, marchó por un cierto tiempo, pero estábamos en fase de meseta. A diferencia de los países europeos que abrieron sus economías cuando estuvo en fase descendiente, Panamá realizó la apertura cuando estaba en fase de transmisión activa. Ahora estamos viendo que el virus está presente en las comunidades de la capital y otras partes del país. Probablemente el momento de la reapertura no fue el mejor, se hizo cuando todavía había transmisión viral y sin estar preparados para identificar los nuevos casos, poder aislarlos y hacer la trazabilidad de cuarentena. Al abrir teníamos que estar en la capacidad de poder detectar los casos, aislarlos y hacer la trazabilidad; todavía había transmisión sostenida y sin tener la capacidad de detección de casos, de aislarlos y hacer la trazabilidad. A mi juicio debieron esperar tal vez una o dos semanas más para la reapertura y haber abierto cuando había una fase descendente clara y cuando había todo para vigilar a la población y la conducta del virus. La curva actualmente sigue subiendo, estábamos en una fase de meseta cuando se tomó la decisión, pero no estaba descendiendo.
Tenemos que hacer un balance entre la preservación de la vida de los panameños y lograr una reapertura de la actividad económica. Tenemos que conciliar los dos objetivos. Tengo que decir claramente que no podrá haber recuperación económica si no se hacen avances importantes en el control de la transmisión viral. Tenemos que trabajar más a nivel de las comunidades. Hay que volcar un grupo grande de epidemiólogos, de enfermeras y trabajadores de la salud para trabajar en las comunidades. Hay que hacer una alianza con los líderes comunitarios, con los reclutadores, los pequeños empresarios y representantes de corregimiento. Tenemos que enfrentar la pandemia en las comunidades. No es posible pensar en continuar esta reapertura si al mismo tiempo no están tomando medidas para tratar de disminuir esa transmisión. Si sigue la transmisión en estos niveles, hay que decir que hemos pasado el Rt de 1 a 1.41 o 1.5 y el sistema de salud se va a saturar y el desplome va a ser inmanejable; no ha sido manejable en España, en Italia o Estados Unidos. Es necesario convocar a mayor cantidad de líderes en el campo científico de la salud y del sector económico y ver cómo conciliamos esos dos grandes sectores. Esta pandemia está pegando fuerte sobre todo a los sectores más pobres, más humildes de la población. Tenemos que trabajar más en las comunidades, la epidemiología debe ser local y el gobierno debe dar mayor ayuda económica a estos sectores. Una de las grandes dificultades para enfrentar la pandemia ha sido la desigualdad económica, porque estar en cuarentena significa no tener los recursos económicos para poder sobrevivir. Necesitamos una acción más efectiva, más allá de ser simbólica, del gobierno para ayudar a los panameños en esas comunidades más vulnerables.
En estos momentos necesitamos garantizar la capacidad del sistema de salud para atender ese 15% o 20% de los pacientes con el covid-19 que requieren hospitalización, muy particularmente el 5% que necesita cuidados intensivos. Pero más importante es entrar en las comunidades para resolver el problema de los panameños que se quedan en aislamiento en sus casas porque cohabitan con 5 o 7 personas y no tienen un baño aparte o cuartos separados.
Tenemos que recordar que en manejos de crisis de salud pública, uno de los componentes más importantes es la comunicación. Tenemos que convencer a los ciudadanos de las medidas que son necesarias. Habrá que hacer una reevaluación de toda la dinámica que se ha seguido, de un análisis de la estrategia de comunicación para lograr una participación más activa del enfrentamiento de este problema. Hay que abrir más allá de los hoteles, la posibilidad de lugares diferentes. Tenemos más de 4,000 panameños en aislamiento en sus casas, yo me pregunto, cuál es el aislamiento de esas familias que viven hacinadas, y tenemos que hacer el esfuerzo para convencer a esa gente. Cuando se dice, es una cuestión de cultura, hemos fallado en la dinámica de comunicación y de crear conciencia en la población.
Insisto, yo sé que cambiar conductas es una de las tareas más difíciles en medicina. Y cambiar conductas súbitamente es aún más difícil, sobre todo hay que precisar que la población panameña está sometida a un estrés psicosocial de dimensiones nunca vistas. Hay una parte del sistema nervioso central, llamada la amígdala, que debe estar súper activa en los panameños, la corteza orbital prefrontal que es la que determina la conducta inteligente no tiene mucha posibilidad de moderar la actividad de la amígdala. Hay que llegar a los panameños con un mensaje sencillo, el virus está en la calle, en los barrios, es necesario que te protejas y de esta manera puedes proteger a la familia, a los amigos. Hay que decirle, es preferible irse de la casa 14 días mientras se monitorea la situación a que usted se vaya a complicar y tenga que ir a intensivos por dos meses. Hay que comunicarse, no es una comunicación que tiene que ir de autoridades a ciudadanos, por eso hay que llamar a los líderes, a los policías, a los empresarios o a todo el que signifique algo en una comunidad para que transmita el mensaje.
Una de las grandes lecciones de la pandemia es que no podemos seguir descuidando el sistema de salud. La capacidad de respuesta de la pandemia dependía de la fortaleza del sistema de salud, entonces el gobierno tiene un compromiso, no es político, sino con todos los panameños que han trabajado en fortalecer el sistema de salud y el educativo. Una de las víctimas más grandes de esta pandemia es el sistema educativo. El gobierno tiene que actuar para construir los hospitales que faltan y la Facultad de Medicina. El proyecto de construir la Facultad de Medicina se ha detenido: pasó del Minsa al Ministerio de la Presidencia donde está estancado, quieren negar que hemos trabajado durante ocho años este proyecto y quieren comenzar de nuevo. Yo diría como panameño, médico y profesor, que todo el país debe exigir una dinámica gubernamental para fortalecer el sistema de salud y el educativo. Cómo va a ser el destino de los estudiantes de ahora en adelante.
Yo creo que no. Permítame decirle que esto se ha complicado, yo he sostenido que más que una pandemia es una sindemia; hay tres pandemias que están interactuando simultáneamente, la pandemia viral, las enfermedades crónicas y la desigualdad socioeconómica. En Nueva York, los afroamericanos y los latinos fueron los más afectados; en Gran Bretaña, que tiene un sistema nacional de salud de más de 60 años, se sintió la epidemia en las casas de ancianos y de los afrobritánicos. En Singapur, que ha tenido éxito en la respuesta, el brote reciente fue en las comunidades de migrantes. Es difícil mantener el distanciamiento, el lavado de manos, etc. Chile está teniendo un curso parecido a Panamá, porque la desigualdad económica es un factor muy importante.
¿Cuál es el país que tiene más años de tener un sistema nacional de salud? Es Gran Bretaña y está entre los países de Europa que tuvo más mortalidad.
No es que esté fallando algo en particular, es la complejidad. No tiene precedentes, estamos viviendo por primera vez esta pandemia, ha sido un virus con un comportamiento difícil de predecir; todos los modelos que tenemos para atacar las pandemias, están basados en las pandemias de gripe, hay gran incertidumbre, el virus ha tenido una conducta errática, caprichosa, de gran heterogeneidad. El Minsa acaba de ir a las comunidades, se debió comenzar desde febrero. Cuando esto comenzó, estaba en San Francisco y no estaban las comunidades pobres afectadas, debieron ir a las comunidades desde el principio. El problema fue la orientación clínica y no la orientación de salud pública, y lo comprendo. Estábamos recibiendo las noticias de Italia que no había camas de cuidados intensivos y la gente se estaba muriendo.
Claro, ahora es fácil ver para atrás y hablar. Pero los salubristas saben que esa es la forma de enfocar, hacer las dos dinámicas, una concentrada en la capacidad hospitalaria y la otra en las comunidades.
Ahí sí. Costa Rica tiene muy buena atención primaria y es un sistema único de salud que está bajo la responsabilidad de la Caja de Seguro Social, por eso tuvo éxito en la fase de contención. Los otros países asiáticos tuvieron éxito por la experiencia del Sars.