La resistencia ngöbe al ‘Cambio’

Actualizado
  • 28/10/2011 02:00
Creado
  • 28/10/2011 02:00
PANAMÁ. . El gobierno de Ricardo Martinelli ha encontrado en los indígenas ngöbes a uno de sus más fuertes detractores. En tres intento...

PANAMÁ.

El gobierno de Ricardo Martinelli ha encontrado en los indígenas ngöbes a uno de sus más fuertes detractores. En tres intentos ha sabido de la fuerza y verticalidad de ese pueblo que, desde las calles, lo han obligado a retroceder en mandatos calificados como ‘imposiciones’ y que, advierten, es el resultado del nivel de ‘autoritarismo’ que ya se le ha diagnosticado.

Y así como en la Ley 30, los dos intentos de promover una reforma minera son los mejores ejemplos. Extensas horas de cierre en importantes vías, disturbios, caos y sucesivas crisis gubernamentales han llevado a Martinelli a ceder ante los indígenas de la comarca más poblada y con mayor índice de pobreza y deserción escolar del país.

‘El gobierno nos ha mentido siempre y nosotros defenderemos nuestros derechos’, argumenta la novata cacique general ngöbe, Silvia Carrera.

De hecho, el más reciente careo entre los indígenas y el gobierno ‘del Cambio’ en el oriente de Chiriquí el miércoles pasado, da cuerpo a su reclamo. Aunque en marzo pasado el gobierno se había comprometido a no permitir la minería en la comarca Ngöbe Buglé —donde se cree está el yacimiento de cobre más grande del mundo—, desde hace semanas intenta pasar una ley por la Asamblea Nacional que esquiva la promesa y no ilegaliza la participación de otros estados en la minería local.

‘La decisión es una sola y no queremos la minería. Nuestras tierras son las que nos dan sustento y no se la entregaremos a otros países’, recalca con vehemencia Carrera.

A UN GOBIERNO TERCO... ¿MEDICIÓN DE FUERZAS?

El cierre de calles (especialmente la vía Interamericana, la de mayor importancia en el país) han sido la mejor estrategia de los ngöbes para presionar a las autoridades de detener alguna idea que, creen, lesionan sus intereses.

Pero, a diferencia de otros grupos, las protestas de los grupos indígenas se han llevado por delante jornadas extensas (hasta cuatro días continuos) y radicales cierres de ciudades, como la de Changuinola en julio de 2010, en espera de que las autoridades declinen y llamen a la acostumbrada mesa de diálogo.

Una medición de fuerzas que, en la Ley 30 acabó en una represión civil similar a la época militar —y que ya fue denunciada ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos—.

Esto, enfatiza la cacique Carrera, no es más que el signo de que se está ante un gobierno ‘testarudo’.

POSICIONES

‘Su estrategia es correcta, tienen intereses, los defienden y lo hacen muy bien’, dice el sociólogo Marco Gandásegui.

Incluso, reclama el experto, el resto de los panameños debería seguir el ejemplo. ‘Con sus luchas, los ngäbes nos dan clases de civismo. Si todos nos uniéramos el gobierno no podría imponer leyes’.

Para el ex viceministro de Gobierno, Luis Ernesto Carles —y quien en gestión seguía los asuntos indígenas— asegura que lo que ha faltado es ‘consulta y diálogo’.

‘Hay que respetar lo que se pide, aquí no han entendido que el poder emana del pueblo’, sostiene.

Sin embargo, según el analista político Edwin Cabrera, el asunto no es que los indígenas tengan tanta fuerza, sino que son ‘organizados y el gobierno ha tenido una mala estrategia de comunicación’ que ha dado lugar a las diferencias.

COYUNTURA

Mientras estas lecturas toman lugar, los indígenas se preparan para dar una nueva batalla. Ayer, un grupo viajó a la capital para vigilar el debate de un nuevo proyecto de minería que recoja todas sus exigencias.

Lo Nuevo
comments powered by Disqus