Participación ciudadana en el sistema de salud pública

Actualizado
  • 08/09/2013 02:00
Creado
  • 08/09/2013 02:00
Decía el doctor José Renán Esquivel, ícono de la medicina social, que ‘salud es lucha’. En efecto la célula más sana del cuerpo es la qu...

Decía el doctor José Renán Esquivel, ícono de la medicina social, que ‘salud es lucha’. En efecto la célula más sana del cuerpo es la que más se esfuerza por mantenerse así, a sí misma y a su entorno. En la misma línea de reflexión decía que los problemas de salud no están en los hospitales sino en las comunidades, y que la respuesta idónea de un buen sistema de salud, va más en el sentido de dotarlas de los insumos para tener calidad de vida que invertir en infraestructura para atender los problemas derivados de no tener las condiciones mínimas requeridas para una vida digna. Impacta más la salud comunitaria la dotación de agua potable que construir un dispensario.

Este enfoque no coincide con el de la burocracia administrativa del sistema público de salud, empeñado en la frenética tarea de destinar millones a crear más infraestructura; ‘una ciudad hospitalaria, cinco hospitales regionales y más de veinte centros de atención primaria, a un costo exorbitante que supera los $1,100 millones’, según datos aportados por un editorial del diario La Prensa (24/07/2012 año 31, N°1351). Irónico resulta que el escenario de éstas sea que mientras se construyen, las existentes se debaten en perpetua crisis por falta de insumos, personal especializado y presupuesto.

La portada del citado diario, a la par del editorial, encabezaba una nota con el titular: ‘Hospital no cumple su propósito y pasa a la CSS’. Inaugurado hace menos de tres años, en medio de la pompa acostumbrada, el hospital en cuestión, dotado de cinco plantas, no llegó a ocupar más que la primera. A todo esto, las ‘poblaciones beneficiarias’ huérfanas de toda forma de organización que les permita incidir en las decisiones son el convidado de piedra. Sobran comentarios ante la contundente realidad. No sin razones, decía el maestro Renán Esquivel: ‘el principal Centro de Salud es la propia vivienda en que convive la familia, los hospitales son el fracaso de la salud, no es que no se necesiten, sino que deben poseer una orientación muy humana y cumplir funciones extraordinarias’.

La salud es un producto integral, resultado de la interacción de múltiples factores que la condicionan; ingreso, posición social, educación, entorno físico, condiciones de trabajo, características biológicas, hábitos personales, gestación y desarrollo de niños sanos, redes de apoyo social y acceso a servicios de salud de calidad.

SALUD Y SOCIEDAD

La producción y conservación de la salud requiere que la sociedad priorice la prevención de la enfermedad y promocione la salud en todas las formas posibles. En ningún sitio se encuentra la enfermedad como mera naturaleza, siempre está condicionada y modificada por la actividad sociocultural.

No resulta descabellado pues, que los sistemas de salud deban ser considerados simultáneamente como sistemas socioculturales, no solamente de atención médica curativa y que toda forma de injusticia social, con frecuencia, pueda ser lícitamente considerada como una enfermedad, o por lo menos, factor condicionante en la aparición de ella.

Hay una dimensión de grandes magnitudes en este enfoque de la salud, que pone el acento en las decisiones personales y derriba la extendida filosofía de muchos que piensan que les asiste el derecho a vivir como les da la gana.

Nadie tiene tal derecho, en que sea porque en la vida de cada quien hay intersecciones importantes con muchas otras vidas, y los costos sociales de las malas decisiones personales las pagamos todos, no sólo quiénes las toman.

RESPONSABILIDAD SOCIAL

Alguien puede, por ejemplo, beber y conducir bajo los efectos del licor, tener sexo sin protección o hacer algo tan inocuo en apariencia como no tomar suficiente agua, o llevar una dieta inadecuada, pero las posibles consecuencias de seguro recaerán sobre todo el sistema social. ¿Cuánto cuesta la atención de un paciente con discapacidad temporal o permanente, por un accidente de tránsito, o la medicación por enfermedad venérea? ¿Puede alguien enfrentar con recursos propios los elevados costos de la hemodiálisis, tratamiento permanente prescrito para la insuficiencia renal crónica? Ni qué decir de los elevados costos de atención de las secuelas de un ataque cardíaco, problema asociado con frecuencia a la obesidad.

ORIENTACIÓN CIUDADANA

Cierto que vivimos en una sociedad y en un país donde resulta más fácil entrar a una cantina o un casino que a un gimnasio público que a una biblioteca, y que la población está expuesta de forma involuntaria a muchos riesgos; que nuestros jóvenes por falta de orientación y alternativas sucumben a los asedios internos y externos propios de la edad e inician prematuramente una vida sexual sin medir consecuencias; o en la que tomar agua de calidad o alimentarse adecuadamente no siempre está al alcance expedito de todos. Pero al final, la cruda realidad es que la decisión es personal. Cada quien puede decidir si hace algo al respecto o sencillamente se cruza de brazos.

RETO DE TODOS

Urge a nivel individual y colectivo que las comunidades y sus miembros se conviertan en agentes proactivos, productores de un entorno sano. Siempre, aun en los casos más extremos, hay cosas que podemos hacer. La salud y la producción de condiciones de vida saludables son una responsabilidad compartida.

Un caso emblemático de ello es la disposición de la basura, problema en el cual confluyen tanto la inoperancia burocrática como la desidia e irresponsabilidad ciudadana.

El reto es impostergable. Un primer paso en la obtención de mejores condiciones de salud es la organización comunitaria; ese es el mejor antídoto para los desatinos en la administración pública del sistema de salud. Reactivar comités de salud donde no existen, despolitizar los existentes dotarlos de autonomía y beligerancia son elementos insustituibles en la optimización de la operatividad del sistema de salud pública. La esencia de la participación ciudadana en salud está allí.

El ser humano no llega a ser plenamente humano viviendo en aislamiento, en soledad; su naturaleza es gregaria y esta parte de su ser biológico y social solo se ve desarrollada a plenitud en fructífero asocio con sus congéneres, así, unidos, debemos trabajar por la producción de condiciones ambientales que propicien ‘salud igual para todos’.

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