El teatro Variedades, renovado para el año 2020

Actualizado
  • 18/11/2018 01:10
Creado
  • 18/11/2018 01:10
El Teatro Variedades fue desde su inauguración en 1912, y hasta la década de 1940, el segundo teatro del país en importancia después del Teatro Nacional. Con sus precios más asequibles y sus espectáculos de calidad, era considerado, a diferencia de aquel, «el teatro del pueblo»

Cada vez son más los edificios icónicos del área vieja de la ciudad que se van recuperando para ser incorporados a la oferta turística y comercial de la zona.

Además de las muy conocidas obras de renovación de la Catedral Metropolitana y el Teatro Nacional, en proceso, se han adecuado espléndidamente el edificio Concordia, el Benedetti y otros muchos del Casco Viejo.

En los últimos años, la zona de remozamiento se ha ido expandiendo hacia Santana, donde recientemente se acondicionó la popular plaza que fuera el corazón de la ciudad durante la mayor parte de los siglos XIX y XX. Ahora corresponde el turno al Teatro Variedades, que se espera sea reinaugurado para el año 2020.

Ya el alcalde José Blandón lo anunció el 11 de marzo de 2017, vía Twitter: ‘el grupo privado que adquirió el Teatro Variedades tiene proyecto de restauración. Ojalá cumplan con todo. Ayudaría al área'.

El local, construido a principios del siglo XX, tuvo su época de esplendor como escenario de vaudevilles hasta la década del treinta, pero desde los cuarenta se destinó exclusivamente a la proyección de películas —con una tanda especial de porno—, que coincidió con su periodo de decadencia.

Ya en desuso, en el año 2009, su techo de madera se derrumbó y SINAPROC determinó que debía ser derruido.

El abandonado edificio fue adquirido en 2016 por la empresa Casco Developtment & Partners (CD&P), un grupo con experiencia en la revitalización de vecindiarios históricos en otras ciudades de Latinoamérica.

De acuerdo con la información suministrada en su sitio web, CD&P planea recuperar el edificio y ponerlo a funcionar convertido en un espacio multifunctional de entretenimiento, dentro de los planes de la Alcaldía de Panamá de hacer de Santana un distrito de arte y cultura.

Además del Teatro Variedades, el CD&P está trabajando en la transformación de Casa Azul, un edificio de tres pisos ubicado a una cuadra de distancia, que contará con un gimnasio accesible para la comunidad local, una fábrica de madera, una galería de arte, 30 estudios de artistas y espacios disponibles para Fundación Esperanza.

TEATRO VARIEDADES

El Variedades fue concebido en una época de auge teatral, en la que muchas ciudades del continente se abocaban a la construcción de edificios destinados a este uso. En 1908, se inauguró el Teatro Colón en Argentina. En 1909, el Teatro Municipal de Río de Janeiro. En 1913, el Elgin and Winter Garden Theatre, de Ontario, Canadá.

‘Para la fachada, Chatagnon hizo una mezcla de elementos renacentistas, románicos y góticos que convirtieron al imponente edificio en uno de los más admirados por los habitantes de la ciudad'.

En la ciudad de Panamá se había abierto el Teatro Nacional en 1908, en el mismo espacio que antes ocupaba el Teatro Las Monjas o Sara Bernhardt.

Para la recién creada Repúbica, de apenas 5 años, se trataba de una época de pujanza económica, impulsada por las inversiones de la obras del Canal y la ola migratoria que la acompañó.

Con la apertura del Teatro Nacional, empezó un periodo de gran actividad para espectáculos de teatro, zarzuela, ópera y opereta, representadas por compañías provenientes de Europa, Norte y Suramérica (investigación de Almyr Alba).

A la par que tomaban fuerza los espectáculos de este tipo, aparecía un nuevo entretenimiento: el cine, que había llegado al país desde finales del siglo XIX.

En un principio se trataba de una actividad puramente informal, y las películas se proyectaban en carpas, casas particulares o en clubes sociales, (César Del Vasto y Edgar Soberón). Pero, al popularizarse y tomar auge la industria del cine, los teatros debieron convertirse en salas de uso múltiple, que bien podían acomodarse para la proyección de un filme o para espectáculos de diversa índole, como un encuentro de boxeo.

Fue con esta idea en mente que el prócer —y exitoso hombre de negocios, propietario de bienes raíces y casas de inquilinato— Tomás Arias concibió la idea de hacer un teatro en un terreno de su propiedad.

PLAZA DE SANTA ANA

Desde la época de la colonia, el espacio conocido hoy como Plaza de Santana consistía en una explanada al aire libre donde se montaban los juegos de toro y el mercado público. Ya para la década de 1890, el lugar había sido transformado en un parque moderno de recreo, con bancas de madera, jardines y árboles (Alfredo Castillero).

El  parque de Santana era uno de los sitios más importantes de la ciudad. Allí se realizaban las grandes actividades políticas y era el lugar preferido para conversar con los amigos o sentarse a disfrutar del fresco de la tarde; se decía que allí se podía encontrar tanto al más pobre habitante como al presidente de la República.

Al caer la noche, servía de espacio de encuentro para los jóvenes casaderos, quienes se reunían con la escusa de escuchar música popular tocada por una banda, en las muy populares retretas.

Para esa época, según fuera investigado por Almyr Alba (Informe de Historia de la Finca 5702, 2016), en el entorno de la plaza había tres hoteles (American Exchange, el Gran Hotel España y el Hotel Italia), cuatro boticas (la Santos Aguilera, del Pueblo, La Esperanza y El Globo), además de la Peluquería Sagasti, la Cigarrería Progreso, el Colegio del Istmo, la Panadería la Bola de Oro y varios centros de diversión como billares y cantinas (Posada, 1898). Solo faltaba un teatro.

EL ARQUITECTO PAUL CHATAGNON

Para el diseño arquitectónico, Tomás Arias contrató al francés Paul Chatagnon, residente en Panamá desde el tiempo de la Compañía Universal del Canal Interocéanico de Panamá, en la década de 1880. Chatagnon había adquirido cierta reputación en el país con el diseño de edificios como la Gobernación de Colón y algunas residencias privadas.

El arquitecto traía de Francia un nuevo estilo llamado ‘Eclecticismo', que se caracterizaba por la mezcla de elementos de diferentes épocas de la historia del arte y arquitectura. Este estilo vino a introducir un cambio en el diseño de edificios de la era republicana, que había estado dominado por el Neoclásico.

Las obras empezaron en 1910 y terminaron en 1912 a un costo de $100,000. Al ser inaugurado, el teatro tenía tres pisos de alto y contaba con los espacios requeridos: una sala de espectáculos, una sección para la orquesta, una platea, un anfiteatro, una galería, un balcón y facilidades sanitarias en cada piso. Tenía capacidad de 800 espectadores y era a prueba de fuego.

El vestíbulo tenía espacio para la venta de boletos y golosinas y daba acceso a la platea a través de dos escalinatas centrales y una escalera lateral que permitía subir a las plantas superiores.

Para la fachada, Chatagnon elaboró una mezcla de elementos renacentistas, románicos y góticos que convirtieron al imponente edificio en uno de los más admirados por los habitantes de la ciudad de Panamá.

Su apertura formal se hizo el 1 de septiembre de 1912, con la exhibición de una película de la compañía Cinema Olympia.

TEATRO EN PANAMÁ

Durante sus primeros treinta años, el Variedades se convirtió en el segundo teatro más importante del país, después del Teatro Nacional,  como centro de espectáculos de variedades realizados por compañías de teatro, musicales y orquestas de todos los rincones del mundo (Alba).

Pero a diferencia del Teatro Nacional, que estaba ubicado en San Felipe y se especializaba en música clásica, ópera, y tenía altos precios de taquilla, el Variedades pasó a ser considerado el ‘teatro del pueblo'.

Las obras de artistas internacionales se estrenaban en el Teatro Nacional, pero pasaban luego al Teatro Variedades a precios más asequibles para el resto de la población.

En 1931, bajo la gerencia del coronel Gabriel Barrios, se renovó su sistema de proyección y sonido, inaugurado con la película Sevilla de mis amores. Con motivo de las reformas, se subieron los precios de 0.20 y 0.40 en la tarde a 0.25 y 0.60 en la noche.

El local inició su periodo de decadencia en la década de 1940. Para entonces, los costos de las compañías de espectáculos en vivo resultaban demasiado elevados dado el arraigo que tenía ya el cine con sus precios más baratos. El Teatro Variedades se dedicó solamente a la proyección de películas.

En los 50 y 60, las inversiones inmobiliarias se expandían hacia el área de BellaVista. El área de Santana perdía lustre. El Variedades sobrevivía dedicado la proyección de películas mexicanas y cine de adultos.

Según testimonio de personas de la época, hasta sus últimos años, el cine tenía personal dedicado a ubicar al público en sus asientos y el primer entretenimiento de la tanda era un juego de bingo.

Otros recuerdan incluso que el teatro era ‘manguereado' con jabón y desinfectante varias veces por semana para mantenerlo limpio.

Actualmente el edificio del Teatro Variedades espera su renovación para convertirse nuevamente, en un centro de arte y cultura para el disfrute de los panameños y extranjeros. El recuerdo de sus tiempos de gloria seguramente se incorporará a su nuevo atractivo.

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