• 03/10/2008 02:00

Fraude inocente

Con este contradictorio título, el Profesor John Kenneth Galbraith, padre del capitalismo moderno, escribió un formidable ensayo en dond...

Con este contradictorio título, el Profesor John Kenneth Galbraith, padre del capitalismo moderno, escribió un formidable ensayo en donde señalaba las mentiras que rodean el mundo de las grandes corporaciones y la forma en cómo se venden a la opinión pública. “¿Cómo puede ser inocente el fraude?”, señalaba Galbraith, y sobre esa premisa desarrolla un conjunto de tesis sobre cómo las nuevas estructuras de la gerencia corporativa habían creado todo un sistema de control, al margen de los accionistas, para dirigir y manipular el mundo financiero y señalaba los peligros que ello representaba para el futuro de la economía mundial y de esto hace más de cinco años.

Hoy que el capitalismo mundial (ahora lo llaman “la economía del libre mercado”, anteriormente “la libre empresa”) pasa por una de sus más profundas crisis, los mercados financieros están en un grave problema, porque demasiados bancos han invertido grandes sumas de dinero en el enorme mercado hipotecario de EEUU. Llevados por una codicia sin límites y protegidos por la eliminación de todas las regulaciones, cometieron toda clase de especulaciones y la corrupción se generalizó. Al estallar la burbuja hipotecaria estadounidense, los bancos no saben ahora cuántos de estos préstamos podrán ser pagados y simplemente ya no saben cuánto valen sus inversiones, lo que hace que estas inversiones sean difíciles de vender, provocando que algunos bancos, supuestamente seguros, se queden sin efectivo.

Para agravar esta realidad, ahora los bancos ya no confían el uno en el otro. No saben qué bancos podrían meterse en problemas y son reticentes a prestarse mutuamente. El crédito se ha restringido sustancialmente y esto ha llevado al sistema financiero global a una paralización, disparando la tasa de interés y perjudicando a consumidores y empresas.

El sistema financiero de nuestro país fue concebido y diseñado con mejores controles que los que se están aplicando en EEUU. Esto ha permitido que el centro financiero panameño haya podido resistir holgadamente la crisis que afecta a otros mercados. Esta crisis mundial es el resultado de la codicia y la irresponsabilidad de altos ejecutivos de las finanzas y de una filosofía que pregona abiertamente el aperturismo sin condiciones y sin regulación. Resulta ahora paradójico que esos mismos sectores estén impulsando la más grande intervención estatal en la historia de la humanidad. Amparados en un sistema que les permitió el engaño y acumular riquezas infinitas, han creado la crisis artificial más grande de la historia.

Fueron estos sectores los que impulsaron el llamado “Consenso de Washington”, que impulsó las privatizaciones en nuestros países y les permitió controlar sectores estratégicos de la economía en los países subdesarrollados. El Estado, decían estos profetas del mercado, no debe intervenir en lo absoluto en la economía, porque es ineficiente e incapaz de desarrollar políticas coherentes e implementar proyectos. Con esta filosofía y codicia se ha venido desarrollando un modelo económico global que ha entrado en crisis. Fue en síntesis lo que señaló Galbraith, un fraude inocente, que hoy pagan los asalariados del mundo para salvar a las grandes corporaciones. Vienen tiempos nuevos y con ellos los capitalistas de las grandes corporaciones van a sentir el peso de las nuevas regulaciones. Panamá tendrá que rediseñar también sus estrategias, para enfrentar el futuro y sería prudente comenzar con el sector de energía.

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