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- 09/11/2008 01:00
Obama y el nuevo camino de Balbina
Ni Ricardo Martinelli es Barack Obama ni Balbina Herrera es John McCain. Muy por el contrario.
El primero, que se identificó con McCain y se jactó de haber participado en la convención republicana, es su fiel representantes si a bajezas y mentiras se refiere. No solo es un ignorante obstinado, errático, sino que hace gala de una ideología repulsiva, discriminadora, antinatural y ajena a los tiempos en que está sintonizado Panamá y el mundo.
Por el contrario Balbina, la abandera del PRD, por ser una auténtica hija del pueblo, lo comprende, lo interpreta, y sin maquillajes, ni estereotipos, se presenta ante la mayoría de los panameños como uno más. “Balbina es como nosotros”, es una de las frases más comunes de la población.
El triunfo de Obama, no solo demuestra la vitalidad de la democracia estadounidense, cual renacimiento; es también un aliento para el planeta. Significa que la raza, el color de la piel, el origen étnico, la posición social o económica, desaparecen de la política y resurge el valor de la persona humana.
La campaña de McCain en la que, de acuerdo a los expertos en contiendas políticas, el 73% de sus mensajes eran negativos y descalificadores, no dio resultado. Tildó a Obama de terrorista, socialista y hasta insinuó que había que matarlo. El republicano destacaba sus supuestas bondades y maximizaba los defectos del adversario. El manual de bajezas del que echó mano centró los ataques, no en las ideas y propuestas de Obama, sino en su temperamento, su carácter y su familia. Lo que buscaba McCain era profundizar las contradicciones en un país como Estados Unidos en el que existen fuertes tensiones racionales y trató de la polarizar a la sociedad.
Al derrotar la mayor campaña sucia de la historia estadounidense, el contundente triunfo de Obama representa el inicio de un profundo reajuste político y social que deja atrás antiguas barreras. Ahora le toca interpretar los sueños y esperanzas del pueblo estadounidense.
En sus palabras “el camino por delante será largo. La escalada será empinada. Puede que lleguemos allí en un año o incluso en una legislatura. Pero les prometo que llegaremos allí como un pueblo”.
Acercando a Panamá la experiencia vivida por los estadounidenses en los últimos días, habría que resaltar que ante Balbina se traza el camino de inspiración para las generaciones jóvenes que buscan ver derribadas toda suerte de barreras.
Su campaña está orientada a alcanzar una sociedad sin prejuicios, inclusiva, multicultural, multiétnica, igualitaria, en la que la pobreza y la discriminación sean cosa del pasado. Es el paso lógico del proyecto de Patria Nueva del presidente Martín Torrijos, para llevarlo al de una Patria Justa.
Ese nuevo camino significa dejar atrás antiguas barreras y buscar mayor identificación con el triunfante candidato demócrata. En el actual gobierno las relaciones con Washington han sido de pragmatismo y respeto. Bajo la nueva administración deberán ser de mayor afinidad, responsabilidad y diálogo franco. Si Obama es sinónimo de un gigantesco salto adelante para la sociedad estadounidense y la humanidad, en el camino de Balbina hacia la Presidencia de la República se centran los sueños y esperanzas de la mayoría de los panameños que aspiran a que desaparezca la desigualdad de su realidad cotidiana.