• 24/03/2009 01:00

‘Calumnia, que algo queda?’

No hay que ser un genio para darse cuenta de que, investido de un cinismo propio de su amoralidad, David Murcia Guzmán se ha desbocado f...

No hay que ser un genio para darse cuenta de que, investido de un cinismo propio de su amoralidad, David Murcia Guzmán se ha desbocado falaz contra el gobierno que lo entregó a la justicia colombiana sin pestañear (“quien no la debe, no la teme”), impidiéndole de sopetón seguir esquilmando a miles de confiados panameños y extranjeros que abultaban su fortuna original, que parece tener un tufo a narcotráfico (conjeturo, antes del fallo condenatorio).

El tipo, pese a su sonrisilla engañosa y a su suave hablar, está que revienta de odio, no sólo contra Martín Torrijos y su gobierno, contra su sucesora Balbina Herrera, ¡sino contra Panamá entero! Se ve que le importa un bledo que su corrosiva lengua pringue también al candidato presidencial de su pregonada preferencia.

Parece mentira que lo que se ha propuesto este sujeto contra el país, con toda la perversidad que brota de su resentimiento, amenace con minarnos a punta de falacias y calumnias, aupado por la miseria humana de algunos irresponsables del patio, políticos y no, en aras de un demagógico “verdadero cambio”.

Decía mi amigo y ex vecino de aquel Colón de añorados tiempos, Juan Materno Vásquez, que el delito que le pisa los talones al homicidio es la calumnia. “Esa te mata en vida, y continúas muerto, si acaso medio vivo si tienes suerte, hasta que te mueres del todo. Y aún muerto, sigue acompañándote siniestramente, haciéndole sombra incluso a tu descendencia, Per saecula saeculorum”. ¡Qué suerte la mía que muchos años después lo sufrí en carne viva! Ello al extremo de que una buena amiga asambleísta, buscando yo empleo en el gobierno del hijo de mi ex jefe, protector y amigo, magro el remanente del cheque de jubilación, le expresó a su compadre y amigo común, Etelvino López González, “.. es que Edgardo tiene muy mala imagen”. Claro, ¿quién no?, con la parranda de mentiras calumniosas que me levantó y publicó el trío funesto de Aris de Icaza; Luis Estribí, q.e.p.d.; y Blas Julio (¡el karma, Blas, el karma!), bajo la mirada indiferente de ese ex buen amigo mío, Jaime Padilla Béliz, fallecido recientemente. Toda esa basura cuando el olor a carne chamuscada y la humareda flotaban todavía en el ambiente, cruel consecuencia de la “causa justa” de los injustos sin causa. Hube entonces de obligadamente partir raudo al ostracismo por años, so pena de que “la nueva Justicia en Democracia” me encerrara, ¡sin haber cometido delito alguno! Razón tenía Juan Materno..

Martín, que como quieran ponerlo sus críticos, es un hombre esencialmente bueno y honesto, ha hecho bien, ídem que Balbina, en no darle más cuerda al delincuente de marras; pero su sed de venganza es tal, que veo difícil que deje de cacarear hasta quién sabe cuándo. Ya se lo han dicho: “Calumnia, que algo queda...”.

-El autor es periodista, relacionista, y escritor.elopezgrimaldo13@hotmail.com

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