• 01/07/2009 02:00

Discursos inaugurales

En un acto como hoy, hace cincuenta y ocho meses, el presidente de Patria Nueva pronunció un discurso inaugural que suscitó grandes ilus...

En un acto como hoy, hace cincuenta y ocho meses, el presidente de Patria Nueva pronunció un discurso inaugural que suscitó grandes ilusiones al asegurarnos mejores días para todos. Hoy, el presidente del Cambio hará lo propio cuando tome posesión del cargo que le confiaron sus electores. La comparación de ambos mensajes presidenciales será ineludible, al tiempo que no quisiéramos que se repitiese la triste historia de promesas fallidas.

El discurso del 2004 comenzó con una altisonante declaración: “El tiempo de la incertidumbre y la zozobra acabó anoche y el tiempo para la esperanza comienza esta mañana”. Tamaña frase para despedir al gobierno anterior! Sus optimistas augurios crearon gran expectación en el auditorio, incluyendo a quienes también tomamos posesión ese día como miembros del Órgano Legislativo. Siguió un discurso preñado de frases grandilocuentes que sirvieron para repasar, a grandes brochazos, los problemas más graves del momento y para esbozar las soluciones que traía bajo la manga. “Hay un país que espera mucho del nuevo gobierno” , sentenció el presidente entrante.

Para concluir su discurso, el ya posesionado presidente sugirió el criterio con que debía ser evaluada su gestión: “En julio del 2009? quiero que los panameños más humildes puedan decir: Martín, he mejorado, tengo comida, tengo agua, tengo salud, tengo educación, tengo casa, tengo mi jubilación asegurada, no tengo miedo de ser asaltado y sobre todo tengo futuro y tengo dignidad?. Ojalá entonces pueda decirles, con la frente en alto y lleno de satisfacción: ¡Sí se pudo! Sí se pudo recuperar la imagen del país. ? mantener la eficiencia del Canal... modernizar el sistema educativo?. resolver la crisis del Seguro Social... disminuir el desempleo?.combatir la delincuencia, la inseguridad y la corrupción... modernizar el gobierno. ? devolverle la estima al pueblo panameño”. Hoy, cumplido el período presidencial, cada quien podrá evaluar lo hecho y lo dejado de hacer.

Ahora le corresponde el turno al presidente del Cambio. Nadie puede negar que haya sido un empresario exitoso, a juzgar por el imperio comercial que ha forjado y el despliegue de recursos de que ha hecho alarde; como tampoco nadie puede negar que su estrategia política le ha dado resultado. Sin embargo, hoy comienza su prueba más importante y tendrá que mostrar la madera necesaria para probar que será un buen presidente. Pero, más allá de eso, deberá demostrar que será un verdadero estadista, poseedor de una clara visión de lo necesario para lograr —más allá de su mandato— el bienestar y felicidad perdurable para el pueblo. Deberá ser una meta que jamás deberá sacrificar en beneficio propio ni para congraciarse con quimeras del momento; sería más de lo mismo, defraudando así a un electorado confiado.

Ojalá el mensaje de hoy, sin ser empalagoso como el del 2004, sea tan inspirador como aquel de Churchill de “sangre, sudor y lágrimas” en 1940 o la “Nueva Frontera” de Kennedy en 1961, que pusieron de pie a sus conciudadanos. Necesitamos que, con palabras hoy y ejemplos mañana, infunda en sus colaboradores la decisión de darnos el mejor y más honesto gobierno, recordando que dentro de cinco años también se verá en el mismo espejo del grupo que hoy se va. Entonces quiera Dios que pase el examen con buenas notas.

-La autora fue diputada de la República.mireyalasso@yahoo.com

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