• 06/10/2009 02:00

El que calla otorga

El 28 de junio del año en curso se celebró la reunión del Directorio Nacional del PRD, para aprobar la realización de un Congreso Nacion...

El 28 de junio del año en curso se celebró la reunión del Directorio Nacional del PRD, para aprobar la realización de un Congreso Nacional Extraordinario en el mes de octubre, a objeto de reformar sus estatutos y designar a su Junta Coordinadora. Hemos llegado al plazo fijado por este organismo y nadie ha dado una explicación sobre la misteriosa posposición o cancelación del mismo.

En ese lapsus se dan dos fechas históricas en las que el PRD jugó un importante papel. El primero de octubre, fecha que da inicio en 1979 al ingreso de la nación panameña en el antiguo enclave colonial de la extinta Zona del Canal. Y el ll de octubre, aniversario del golpe de Estado que abrió el camino de un largo proceso de liberación nacional. Igual y misterioso silencio.

Luego de la paliza sufrida en la pasada reunión del aparato del partido en Chiriquí su dirección nacional, más los refuerzos de última hora que ha recibido, ha desaparecido de escena. Se sabe de ellos, solo, por los comunicados vibrantes, llenos de pasión, atribuidos a intelectuales de alquiler y distribuidos por las redes “ convocando “ a su membresía a movilizarse para enfrentar, según ellos, la escalada de la “ represión política “ —léase búsqueda y captura de los delincuentes— y las acciones dirigidas al montaje de bases extranjeras en nuestro territorio —léase ejecución de compromisos adquiridos en silencio por nuestro anterior gobierno.

Supongo que llegará la fecha del Congreso Nacional, cuya finalidad es renovar todos los componentes de sus organismos dirigentes y un nuevo silencio marcará el pase de página de la crisis de dirección y de identidad que rodea el accionar del PRD.

Pasado el susto volverán los discursos de burundanga llamando a la unidad —léase sometimiento y subordinación—, aumentando día a día el costo inevitable de la reforma y actualización del PRD. Pero, ojo, todo tiene su límite.

Algunos buenos pensadores mantienen el optimismo de que al final el sentido común nos hará sentarnos a promover una negociación política interna entre todos los protagonistas dirigidos a encontrar un camino viable de solución.

No me apunto en ese grupo. Los espacios se van reduciendo. Ha habido tiempo de sobra. Se han agotado todos los consejos peticiones y rogativas para remover su dirección y crear una instancia de transición con la cual podamos abrir un espacio democrático.

La vieja teoría de esperar y aguantar a que la maduración de la crisis genere su propia solución no sirve en este caso. Se podrán hacer los distraídos y retrasar, manipular y cargar la cruz de esa crisis, pero el tiempo corre en contra y no a favor. La vida sigue su rumbo. Nuevos acontecimientos van aumentando la carga de esa táctica absurda. No solo hemos dejado un costado abierto en la, hasta ahora, impenetrable disciplina partidaria, sino que, también, hemos abandonado el espacio vital de relación con toda nuestra membresía que representa a gran parte del pueblo panameño. Y en política no hay espacio vacío. Lo que tú abandonas hoy, mañana es cubierto por otras fuerzas. Es la dinámica de la vida. Lo grave de esto es que recuperarlo tomará mucho tiempo, grandes sacrificios y una fuerte dosis de paciencia y humildad.

Lo triste de esto es que esa crisis se mantiene por la ausencia de un colectivo de cuadros políticos que asuman rápidamente el relevo. Eso no fue casual. Impusieron una democracia delegativa. Persiguieron a cuanta figura podía hacer sombra o se destacaba con un liderazgo fresco. Reprimieron a su juventud y cerraron los procesos de formación de líderes sociales. Dice el abuelo que en el pecado se lleva la penitencia.

*Miembro del PRD.rvasquezch@cwpanama.net

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