• 08/01/2010 01:00

El Niño y el ladrón.. un cuento (II)

“Juan vengo en tu ayuda, porque lo mereces. Eres hombre bueno y debes atender tu hogar”, indica el Niño de Belén, quien sentado en un ca...

“Juan vengo en tu ayuda, porque lo mereces. Eres hombre bueno y debes atender tu hogar”, indica el Niño de Belén, quien sentado en un camastro luciendo divina sonrisa agrega: “Observa que por designios de mi Padre la celda permanece abierta, y los vigilantes están dormidos. Puedes marchar en paz”.

Han pasado dos semanas, es Nochebuena. Los villancicos alegran el ambiente y el sol desvaneció la humedad. Las noticias destacan la fuga del delincuente. Las sirenas vuelven a funcionar, el secuestrador ha retornado al sitio del delito, provocando que agentes vayan al punto donde arrestaron al malhechor.

El primero en acudir es el cazador del ladrón del Niño Dios, quien irrumpe en el lugar vociferando: “ El criminal siempre regresa a la escena del crimen, y ahora es igual ”.

Pero de pronto calla, viendo la grama de fina textura y sin huellas del barrizal. Atónito observa el delicado acabado de las estatuas de la Sagrada Familia, y crece su estupor al ver a Juan arrodillado y acompañado por una señora con tres hijos a su lado. Se respira santidad.

Tañen las campanas del nuevo día, ha nacido El Redentor, y se oye al mecánico agradeciendo hallarse de nuevo con los suyos. El militar de hinojos susurra: “ Se robó al Niño Dios y a mi corazón, bendícenos Señor… ”.

*Fotógrafo. bravo.aristides@hotmail.com

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