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- 20/02/2010 01:00
La clase perdedora en el sistema educativo
Es posible pensar con los recursos de la imaginación que todo el entramado de nuestro actual sistema de enseñanza es como una competencia o carrera de saltos y de dificultades, trabas y obstáculos que tienen por delante los educandos, y que tales tropiezos constituyen las pruebas que una vez superadas por los niños y los adolescentes, éstos recibirán como premio un merecido premio, tal y como es lo acostumbrado en nuestras escuelas y otros centros educativos; se les reconoce a unos las calificaciones del pase o de aprobado a un nivel superior y a los que también superaron la carrera de obstáculos, el premio alcanzado es un diploma.
Pero aquellos jóvenes educandos que, por diversos motivos, no supieron o no pudieron vencer los desafíos que encontraron en esta carrera de obstáculos tuvieron que sufrir en carne propia el humillante escarnio de recibir la calificación de “ desaprobado ”.
A estos jóvenes estudiantes no los podemos considerar como si se tratara de “ fracasados ”, como si se tratara de personas incapaces de responder a una carrera de obstáculos en la cual todos estos escolares tuviesen las mismas oportunidades y los mismos provechos.
Y como quiera que existen en el conjunto de los estudiantes las llamadas diferencias individuales y que las mismas tienen un peso específico en el contexto de su personalidad y que incluyen la inteligencia, sus preferencias en cuanto a valores, así como sus principios en lo que corresponde al comportamiento ético, no lo podemos disociar tampoco de su entorno social y económico.
Prevalece en el ámbito social y pedagógico panameño la irracional tendencia a estigmatizar a aquellos niños y jóvenes que no han aprobado, por ejemplo, las asignaturas de Español, Matemáticas, Inglés o Física.
Entonces, vienen los reproches y las amonestaciones de “ Fulano de tal, eres un fracasado ” o, bien, “ nada puede esperar de ti esta nación que tanto esperaba de ti ”.
Habría que realizar un verdadero diagnóstico social para que se pueda llegar a saber que estos fracasados, en una alta proporción, proceden o de familias de bajos ingresos, o de hogares fracturados socialmente, así como de otras razones o motivos.
La pregunta es por qué se da el caso de que en nuestro país la gran mayoría de los jóvenes “ fracasados ” o “ perdedores ” proceden de hogares desintegrados o de bajos y escasos recursos, la respuesta es obvia, pero esto no significa que nada o muy poco sea posible hacer al respecto.
*Educador.rogelio1944@hotmail.com