• 27/07/2017 02:02

Multidimensionalidad de la pobreza

Un hogar se considera que es pobre multidimensionalmente hablando si está privado en 5 o más indicadores.

Todos los hechos sociales son multidimensionales y multifactoriales relacionados entre sí e interactuando los unos con los otros; por ello la intervención en los mismos debe tener un carácter amplio e interdisciplinario. De cara al cumplimiento de los Objetivo de Desarrollo Sostenible, quizá el mayor de los desafíos se ubica en la capacidad institucional para el desarrollo de registros e instrumentos con el potencial de aproximarse a la realidad social con mayor precisión. La experiencia nos indica que las construcciones de indicadores para satisfacer la demanda en la rendición de cuentas, inherente a los compromisos internacionales, han demandado un esfuerzo adicional al aproximarse los plazos.

‘Existe un consenso creciente respecto de la necesidad de que los países dispongan de mediciones multidimensionales de la pobreza, a fin de contar con información complementaria a la obtenida mediante los métodos convencionales, basados en los ingresos monetarios' (CEPAL, 2013).

El reciente cálculo de un Índice de Pobreza Multidimensional representa un avance hacia la profundización en el conocimiento de la población en condiciones de pobreza y pobreza extrema. Con ello, Panamá se suma a países como Colombia, Costa Rica, Chile y México, en adoptar el Índice de Pobreza Multidimensional (IPM).

Desde CEPAL, se identifican algunos factores que han sustentado avanzar hacia un enfoque más integral en la forma de medir, tales: el surgimiento y predominio de nuevos enfoques sobre el desarrollo social y el bienestar, la constatación de las limitaciones de los indicadores monetarios como aproximaciones al estándar de vida, la necesidad de una mayor alineación entre los indicadores de pobreza y las políticas tendientes a superarla y las nuevas metodologías de medición multidimensional de la pobreza' (CEPAL, 2013).

Esta medida la generó, a partir del 2010, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en su Informe Mundial de Desarrollo Humano, con el fin de medir las diversas privaciones, más allá del ingreso, que hacen que un hogar viva en condiciones de pobreza.

Sin entrar en el contraste cuasi intelectual de la pertenencia o no de las dimensiones, el peso o ponderación de las mismas, o la construcción rigurosa de los indicadores y sus respectivas variables y su correspondencia con la realidad objetiva; el IPM de Panamá está compuesto por 17 indicadores o privaciones repartidos en 5 dimensiones: (1) educación; (2) vivienda, servicios básicos y sin acceso a Internet; (3) ambiente, entorno y saneamiento; (4) trabajo y (5) salud. Un hogar se considera que es pobre multidimensionalmente hablando si está privado en 5 o más indicadores.

Es imprescindible encarar las condiciones sociales de las mayorías y ello parte por desarrollar los mecanismos necesarios que evidencien qué, cómo y cuándo ocurren los hechos sociales; las sociedades no son estáticas, es allí donde debemos apostar a forma novedosas de diagnosticarnos. Además de representar una ruptura con la perspectiva reduccionista desde el ingreso, históricamente cuestionada por las profundas limitaciones en caracterizar a los pobres más allá de una cifra o un número.

Es así como lo multidimensional en el abordaje de la pobreza enmarca la perspectiva que señala que ‘no es un problema individual, y no debe entenderse al margen de la desigualdad, riqueza y privilegio. Se relaciona con el hogar de origen; los servicios provistos por el Estado (como educación, salud e infraestructura urbana, entre otros), la inserción laboral precaria y los bajos salarios' (Bayón, 2016).

Las complejidades inherentes a las formas y los enfoques de ¿cómo medir la pobreza y otros hechos sociales? pasa por la escasez de consensos y la superioridad de un enfoque sobre otro. Para algunos el enfoque de derecho, por ejemplo, tiene algunas limitaciones. ‘A la ambigüedad del significado de los derechos (¿qué significa el derecho a la educación?, ¿derecho al acceso, a la conclusión, a educación de calidad?) se agrega el costo económico de su provisión, lo que conducirá a relativizar el contenido normativo del derecho a la viabilidad práctica (de economía política) de su garantía' (CEPAL, 2013).

Hay diversas modalidades para seleccionar las dimensiones, ninguna de las cuales está exenta de complejidades. Por ello, la perfección en el desarrollo de mecanismo de medición es inexistente. Los debates desde los diferentes sectores pueden ser extenuantes, complejos, y en algunos casos cargados de subjetividades con escasa referencia o evidencia científica. Por ello, antes de entrar a cuestionamientos estériles sobre los resultados, es conveniente revisar si los instrumentos disponibles contienen la información necesaria, llámese encuestas de hogares, propósitos múltiples u otras fuentes primarias de recolección de información.

Al respecto: ‘Uno de los dilemas radica en la inexistencia de criterios teóricamente fundados para definir los pesos de las dimensiones, por lo que este ejercicio no está exento de arbitrariedad' (CEPAL, 2013). Por ello, se apuesta a la denominada ‘equiponderación' que ‘supone que las distintas dimensiones son igualmente importantes en todo contexto geográfico y social y en todo momento del ciclo de vida'.

Pero, sin lugar a dudas, todas las formas de medirnos, evaluarnos o diagnosticarnos como sociedad representan un paso firme hacia conocernos, una base esencial para un replanteamiento desde diversos sectores hacia confrontar nuestros problemas sociales; en concreto, medir representa una oportunidad.

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