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- 06/04/2020 00:00
El Proyecto de Ley 287, “Que establece medidas económicas y financieras para contrarrestar los efectos del coronavirus (covid-19), en la República de panamá y se dictan otras disposiciones”, cuyo propósito fundamental es hacer imperativas las disposiciones de moratoria financiera y de transferencia monetaria del Estado a ciudadanos en situación de vulnerabilidad y afectados por la pandemia de SART-CoV-2/COVID-19, algunas de ellas ya anunciadas tanto por el gobierno como por las empresas bancarias que operan en la República de Panamá; sospechosamente ha tenido una enconada arremetida, tanto de parte de intelectuales del “capitalismo salvaje”, como de los medios de comunicación social, particularmente, del otrora, “diario libre de Panamá” que tituló maliciosamente en primera plana: “La moratoria total que dicta el proyecto 287 podría caerse”.
La pregunta de rigor es ¿por qué el capital financiero (los banqueros) se opone a que mediante Ley, se establezcan las disposiciones moratorias, que dicen ellos, que de común acuerdo con sus clientes ya están implementando? El primer argumento fue porque según sus voceros, “los bancos son independientes”. Eso fue la semana pasada.
Pero de esa lacónica manifestación han pasado a una agresiva campaña institucional y mediática dirigida a desacreditar las bondades de la iniciativa legislativa y han dicho sin sonrojo que el Proyecto de Ley 287 es “peligroso”.
En la ofensiva anti moratoria financiera han contado con la colaboración del director de la Superintendencia de Bancos de Panamá, quien sin guardar ética alguna, en una misiva enviada al Presidente de la Asamblea Nacional se opone abiertamente al Proyecto de Ley 287. También han lanzado sus “cañonazos” contra la excerta legal en formación, los medios de comunicación social.
Adicionalmente, han salido en la defensa a ultrananzas del capital financiero y de los dueños del dinero, los panegíricos del “capitalismo salvaje” quienes han catalogado las medidas financieras tendientes a mitigar la penuria de muchos, como una “solución absurda”. Pero han ido más allá. El domingo 5 de abril en un “show” de televisión los intelectuales de los usureros del patio, puntualizaron dos peticiones adicionales: La “flexibilización” de la legislación laboral (modificación del Código de Trabajo) y que la transferencia monetaria del gobierno, en lugar de poner dinero en manos de las personas naturales (la gente común), se coloque a disposición de los bancos y hace dos semanas atrás, el Vicepresidente de la República había calificado el Proyecto de Ley 287, como un “gol”, indicando que la ley promovida por los diputados a favor de mayoritarios sectores de la población, en virtud de la crisis de la pandemia, era contraria al “alineamiento” del gobierno con los minúsculos (social), pero poderosos (financieramente) banqueros.
De manera que esta semana, en la discusión del proyecto de Ley 287, en el Pleno de la Asamblea Nacional, los diputados se presentarán “con un cordel al cuello”, simplemente porque la usura del patio, cual Licurgo en tiempos de la “peste”, ha proclamado que las leyes que rigen la “macuquina” en Panamá, son eternas e irremplazables. Tampoco es un secreto, que si la mayoría de los diputados actúan con dignidad a favor de los desposeídos y aprueban el Proyecto de Ley 287; el Presidente de la República -“uniendo fuerzas” con los usureros- probablemente no sancione la Ley, mostrando toda la desolada desnudez y orfandad política del “buen gobierno”. ¡Así de sencilla es la cosa!