• 14/07/2020 00:00

El misterio del enjaulado

“Dedicado a Mercedes Bolaños, una educadora ejemplar”

La aldea de Argamasilla, en la Mancha, es la cuna de un loco cuerdo y maravilloso. La caravana que lleva al hidalgo enjaulado en un carro encantado a ese lugar se encuentra con siete hombres a caballo bien aderezados, dirigidos por un canónigo de Toledo. Se da un inteligente diálogo entre Don Quijote y el ilustre eclesiástico experto en la lectura de libros de caballería. El canónigo se extraña ante el pintoresco espectáculo e indaga con curiosidad. El Caballero de la locura le responde que él va encantado por la envidia, pues la virtud es más perseguida de los malos que amada de los buenos. Sancho fustiga al cura y al barbero por el artificio creado por ellos y el mal tratamiento de su señor. Sancho insiste que él es cristiano viejo y que cada cual es hijo de sus obras.

El canónigo (voz de Cervantes) critica los libros de caballería, los considera perjudiciales, pues la escritura es desatada, carecen de enseñanza, las hazañas son increíbles, los amores lascivos, largos en las batallas, necios en las razones, de viajes disparatados y ajenos a todo discreto sentido. Considera que las comedias que se representan son espejo de necedades y se hacen como mercadería vendible, están desprovistas de una redacción agraciada y de un acertado desarrollo dramático, el autor procura acomodarse con la paga. Aquí le hace un reconocimiento de contrapunto al “monstruo de la naturaleza, al Fénix de los ingenios”, al gran Félix Lope de Vega y Carpio.

El canónigo, expresa: “véase las infinitas comedias de un felicísimo ingenio que escribe con gala, donaire, elegante verso, buenas razones, graves sentencias llenas de elocuencia y alteza de estilo, y por querer acomodarse al gusto de los representantes no han llegado todas al punto que la perfección requiere”. Don Quijote razona sobre los méritos de los libros cuestionados y le responde que el sin juicio y encantado es él, pues desconoce los méritos de los grandes caballeros andantes y le recomienda leer sus aventuras sin prejuicios, pues encontrará que le destierran la melancolía y pueden mejoran su condición anímica. La prueba es él, Don Quijote: “soy caballero valiente, comedido, liberal, bien criado, generoso, cortés, atrevido, blando, paciente, sufridor de trabajos, de prisiones y encantos y, aunque lo vea encerrado en una jaula como loco, pronto podrá valorar su ánimo” El canónigo de Toledo queda admirado de oír tantas mentiras y verdades, expresadas con razonamiento. Concluye que la mentira es mejor cuanto más parece verdadera. Carlos Fuentes precisa: Cuando palabra, imaginación y mentira se confunden, su producto es la verdad.

Sancho aprovecha el instante cuando el enjaulado reclama hacer sus necesidades y tiene con su amo un diálogo animado. Insiste para descargo de su conciencia que todo es una broma vergonzosa, una farsa creada por el cura Pérez y el barbero Nicolás, sus vecinos en Argamasilla. Don Quijote reitera que sabe con certeza que está encantado. Miguel de Unamuno comenta: Cuando más parecen reverenciarte, más se burlan de ti. No seas juguete de los grandes.

Cervantes hace de Don Quijote y Sancho personajes dialécticos, los cuales desarrollan personalidades con ritmo creciente en cada nuevo episodio. Rechaza todo determinismo, los hace conflictivos, paradójicos, héroes de nuestro tiempo, los humaniza. Cabalgan por senderos poblados de encrucijadas. Su universo es el de las palabras y la imaginación. A través del canónigo de Toledo, Cervantes hace crítica literaria: satiriza la literatura basura, esa que es una mercancía, de los que escriben sin conocer los géneros que pretenden, que abordan temas sin leer ni estudiar las técnicas correspondientes, que ignoran a los grandes autores de todas las épocas. La literatura nunca se improvisa, nace del dolor y la alegría, de las frustraciones y esperanzas. El canónigo (Cervantes) observa que la buena literatura tiene unidad y variedad en la narración, verosimilitud en las fantasías, el uso de lo maravilloso con un sentido ético. El texto debe ser una “tela de hermosos y varios lazos tejida”, con ingeniosa invención, que tire lo más posible a la verdad. Que recoja en sí varios géneros. Mario Vargas Llosa, Antonio Sarabia, Carlos Fuentes y Sergio Ramírez hacen alusión a este capítulo cuando hablan de las mentiras verdaderas.

Cervantes, como innovador literario, introduce el realismo mágico, lo real maravilloso y el realismo imaginativo que desarrollan luego Gabriel García Márquez, Alejo Carpentier y Jorge Luis Borges.

Miguel de Cervantes, en Don Quijote, hace referencia a más de 100 plantas, en El Real Jardín Botánico de Madrid se pueden contemplar 23 de ellas. Entre los árboles más citados están la encina, los álamos, olmos o sauces. Entre las plantas comestibles y utilizadas en la cocina menciona los ajos, cebollas, olivo o las calabazas. Por sus usos funerarios, destaca los tejos o cipreses. Al romero, por sus virtudes medicinales. En el itinerario del Caballero de Argamasilla se encuentran alcornoques, encinas, alamedas, acebos, nogales, vides, laurel y castaños.

Dedicado a Mercedes Bolaños, una educadora ejemplar.

Recomiendo La magia del Quijote de Ricardo A. Ríos Torres e Isolda de León. La obra está en Riba Smith.

Historiador, docente y escritor.
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