• 05/08/2021 00:00

Omar: aniversario 40, interrogantes

“¿Por qué, ya en la tardecita, anocheciendo, del infausto día, no me avisaron desde el Estado Mayor […] de su búsqueda y encuentro del avión siniestrado, sino que ya a las 6 a. m. del 1 de agosto es que Noriega me llama […]?”

La misteriosa y sospechosísima muerte del general Torrijos ha sido considerada por algunos pilotos nacionales expertos, además de un par de técnicos de la empresa canadiense De Havilland, fabricantes del avión tipo Tween Other -los fabricantes- como “accidente”. El mal tiempo, dicen. En cambio, pilotos, como el difunto capitán Hermes Carrizo, íntimo y compadre del general -para mí, con varios miles más de millas que los primeros- lo consideró “un complot indudable”: “¡Hola, Purcel!: ¿cómo me explicas a mí, con tantas millas volando y conocedor de la seguridad aérea, que un piloto cancele el plan de vuelo ante la torre de control, esté viendo visualmente la pista para aterrizar y termine encaramado en un cerro con su avión incendiado?”.

Esa interrogante, según un hijo menor de Nene Carrizo -como le llamaban Omar y algunos amigos más al veterano aviador y exgerente de COPA- se la hizo el difunto, tan experto y golpeado por la muerte del líder al jefe de la FAP, a quien se encontró unos días después del 31 de julio de 1981. Pero quedan más interrogantes en el mundo interno de algunos uniformados más cercanos a Omar como el suscrito.

¿Por qué, ya en la tardecita, anocheciendo, del infausto día, no me avisaron desde el Estado Mayor -del cual yo era miembro y el único primo hermano y obviamente el más ligado anímicamente al comandante- de su búsqueda y encuentro del avión siniestrado, sino que ya a las 6 a. m. del 1 de agosto es que Noriega me llama y me dice: “Ey, Roberto, el Viejo anda perdido y lo estamos buscando, ¿avísale a Berta (mi prima y hermana de Omar)?”.

Si el avión en un vuelo muy corto salió de Penonomé antes del mediodía y no llegó en un máximo de media hora, ¿por qué no me avisaron? ¿Qué sabían y qué escondían tres o cuatro jefes y oficiales? ¿Por qué el jefe de la zona militar de Coclé, invitado por el general “a que lo acompañara un par de horas a Coclesito “a entregar unos insumos y dinero a jornaleros del proyecto agropecuario dirigido por el capellán Carlos Villalobos, se negó, con la excusa de un problema urgente de salud? ¿Por qué fue llamado estando libre, la noche del 30 de julio, el sargento Ricardo Machazek, al que no le caía bien Noriega y viceversa, con la orden del G-2 de viajar el día fatídico con el general? ¿Por qué, ante un hombre de la jerarquía internacional de Omar -siendo los protocolos básicos de seguridad muy claros en cuanto a su protección frente a enemigos potenciales- ningún oficial de los varios en su escolta personal se presentó a Farallón donde pernoctó -para luego acompañarlo ese día?

La fuerza y dominio de la CIA era mucho más poderosa que la empresa De Havilland; y esa entidad macabra, experta en crímenes sofisticados, ya era mandada directamente por el vicepresidente George W. Bush, ante la no reelección de Carter, en buena parte por ayudarnos a recuperar el canal. Una frase de Bush, que dominaba todos los estamentos de espionaje fue: “Comunismo igual cáncer y hay que extirparlo”. Y seguro para él “Omar era comunista”, por ayudar a los sandinistas contra la dictadura del Somoza de West Point, y también al FMLN de El Salvador, tratando de detener la sangrienta guerra civil entre guerrillas y ejército.

Torrijos no cabía en el teatro geopolítico del área y “había que extirparlo”. ¿Por qué los hermanos Hugo -diputado- y Moisés, periodista, vocearon mucho sobre el Plan “Para Derribar al Halcón en Pleno Vuelo”? ¿La fuente, según me explicó en su casa Moisés? ¡Nada menos que el expresidente Juan Bosch de República Dominicana! No era un “pendejo bochinchoso”. ¿El método, según el personaje, orientado por un agente jubilado de la CIA? Una diminuta como poderosa bomba -que camuflarían dentro del avión- para ser activada desde tierra. ¿Por qué campesinos temerosos de hablar -con toda razón- contaron luego que escucharon primero una gran explosión en el aire y luego el ruido del avión fracturado cayendo en tierra? ¿Por qué el gringo John Perkins, en su libro “Historia de un sicario económico”, da seguridad del asesinato, ¿y cuenta que él vino a Panamá a hablar con Omar, a “darle instrucciones claras como mandadero del establishment”, “que cortara la relación con altos empresarios japoneses sobre un Canal a Nivel”?

Agrega que Omar y él hicieron gran química personal, y al decirle el general “Juanito, entiendo tu misión y entiende la mía; yo ya no estoy para que me prohíban nada”; entonces Perkins le agregó: “General, yo solo soy un emisario económico, pero después de mí vienen los chacales, y recuerde cómo terminó el presidente Roldós en Ecuador. (también, oficialmente, allá “un accidente”)”. La CIA es experta veterana en esos accidentes. Y contaba aquí con un alumno distinguido.

Abogado, coronel retirado.
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