• 20/12/2023 14:26

Alegría o tristeza

[...] el futuro es producto de nuestra mente, y consecuencia de nuestras acciones. Es algo tan sencillo que cada día, al amanecer, forjamos nuestro presente, y con eso, nuestro futuro. Porque todo depende de la cotidianidad

Cuando pensamos en nuestro futuro, siempre decimos que se puede forjar, o que es producto de nuestro pasado.

Pero realmente, el futuro es producto de nuestra mente, y consecuencia de nuestras acciones. Es algo tan sencillo que cada día, al amanecer, forjamos nuestro presente, y con eso, nuestro futuro. Porque todo depende de la cotidianidad.

Si hoy decidimos ser felices, reír, compartir, ponernos en manos de Dios, repartir alegría a nuestro alrededor, no quejarnos, sino dar las gracias por todo aquello que disfrutamos, y no lamentarnos por lo que no tenemos, entonces, ese es el futuro que deseamos. No envidiar ni sentir tristeza por el bien ajeno.

Sentir que lo que tenemos lo es todo. Estamos atravesando tiempos difíciles, en que algunas familias apenas sobreviven. En que el mundo se ha revolucionado rápidamente, y ni siquiera nos hemos percatado.

Entonces, damos un giro y nos preguntamos: ¿Cómo deseo sea la vida? ¿Alegre, o amargada? ¿Estamos haciendo lo correcto? Tan sencillo como estas preguntas, al pasar los días, con cada acción, cada decisión, vamos respondiendo y allí está nuestro futuro forjándose. Dando ejemplo de fortaleza haciendo lo correcto, ayudando a los demás, dejándonos guiar por los buenos sentimientos, es una buena manera de establecer pilares en el presente, para un buen futuro.

Hay muchos malos ejemplos. Los niños y jóvenes tienen una gran presión de grupo y del medio ambiente. Pero allí es donde entra nuestra determinación, dando el buen ejemplo. Poniendo nuestro granito de arena. Tenemos un reto mucho mayor, nuestros adultos mayores. Esas personas que lo han dado todo, y han sido parte intrínseca de nuestras vidas, y la sociedad ¿Les damos a ellos esa merecida acogida y cuidado? O, ¿los dejamos de lado como molestia? Se han preguntado alguna vez, ¿cómo piensa un anciano? En la vida del adulto mayor hay tantísimas emociones mezcladas, muchas veces, reflejadas en sus rostros, por todo lo que ha pasado durante su larga vida, siempre al tanto de los demás y procurando hacer lo correcto. Tratando de pasar su legado a las nuevas generaciones. Tenemos una etapa llena de inquietudes por la cual atraviesan, y siempre, en su edad más avanzada, acuden a personas que los rodean en busca de apoyo, sobre todo emocional. Esas personas más cercanas son su bastón y equilibrio. Una especie de ángeles que los protegen en sus momentos más difíciles.Y ni que decir de la época navideña, donde por lo regular, se siente una soledad o tristeza inusitada, dada sus circunstancias. ¿Somos lo suficientemente generosos para dedicarles tiempo, cariño, compasión y comprensión? Se conforman con poco. Una mano con cariño, una sonrisa, una palabra bonita es suficiente para llevar alegría a esos corazones ávidos de que los tomen en cuenta como personas. Rodearlos de regalos caros, no lo necesitan. Ya lo tienen todo, aunque tal vez no en lo económico. Solo necesitan un regalo ... cariño. Eso es forjar un futuro. Porque la alegría que siente una persona al dar jamás será reemplazada por recibir.

Que tal si enseñamos a nuestros niños a forjar su futuro, empezando por adoptar a un abuelito, llámese vecino, tío, abuela, tía o un desconocido. Tal vez aquel abuelito en una residencia que no tiene a nadie que lo visite, o que viva solo y no pueda hacer sus necesidades más básicas, o, simplemente, necesite compañía. Enseñemos a nuestros niños que Navidad es compartir y no recibir cientos de regalos. Que el regalo más hermoso es entregarse ese día a los demás. En vez de recibir, entreguemos. ¿Lo hacemos?

La autora está jubilada.

Lo Nuevo
comments powered by Disqus