• 21/11/2012 01:00

¿Eres o no apasionado?

La pasión es un estado de ánimo que se caracteriza por tener la fuerza de la emoción y la duración del sentimiento. Es un tipo de afecto...

La pasión es un estado de ánimo que se caracteriza por tener la fuerza de la emoción y la duración del sentimiento. Es un tipo de afecto intenso y permanente que domina tanto a la razón como a la voluntad. La pasión en su lado inteligible, es ese sentimiento de absoluta satisfacción. Tener pasión por algo, es querer repetirlo siempre, es sentir un grado indescriptible de felicidad y placer. En su lado oscuro, puede ser tan intenso que funciona de manera negativa y te manipula a su antojo. Y, aunque se encuentre estrechamente vinculado al comportamiento emocional que a lo racional, ser apasionado no es una perturbación o un trastorno.

¿Alcanzaremos el éxito, nuestro proyecto de vida, nuestros propósitos, ideales, aspiraciones, anhelos, si nos falta pasión? Una cosa es cierta, la pasión es un bien indispensable para alcanzar el resultado esperado. Para ello, necesitamos encontrar un equilibrio que nos permita sobresalir sin dejar que nos conduzca por el borde de un acantilado. Esto es así, cuando la pasión anula la voluntad del apasionado y éste se siente arrasado por ella, y a diferencia de otros sentimientos como el amor, la simpatía, el agradecimiento, etc., tiene sentimientos difíciles de dominar como el odio, la envidia, la venganza, que pueden tomar características impulsivas, y allí la persona pierde autonomía, pierde libertad para pensar y hasta puede tener comportamientos que se oponen a su propia integridad.

En el campo de la psicología, la pasión es una expresión de la conducta que ocupa la atención de la persona y lo predispone hacia un comportamiento en favor del objetivo de su excitación. Ser apasionados es estar poseídos de algún afecto o aficionarse con exceso a alguien o algo. La palabra pasión viene del latín ‘passio’, asociado con la acción de padecer o sufrir. Así, cuando hablamos de pasión podemos hablar del amor impetuoso de una persona a otra o del sufrimiento extremo, como es el caso de la Pasión de Cristo. También se asocia al placer. Un placer, muchas veces, para hacer daño y, es aquí donde se produce una ruptura del equilibrio entre el pensar y el sentir y cuando ello sucede la persona lo manifiesta de diferentes modos: en desagrado, tristeza, desconsuelo, y violencia. Se actúa sin recapacitar y generalmente se fracasa. Cuando el equilibrio entre la razón y la emoción se pierde surgen los desengaños, las frustraciones, la amargura, y la depresión.

La mayoría de las personas cuando hablan de ser apasionados se refieren al amor, al sexo, a la relación de pareja y está emparentado al corazón, al alma. No obstante, se puede ser apasionado de alguna causa, de una manera de ser o de alguna tarea, oficio o profesión. Sin apasionamiento los estadistas, historiadores y científicos no hicieran sus aportes a la Humanidad. El arte no existiría. Los poetas, escritores y literatos no nos hubieran legado sus maravillas. Y, por supuesto, la ‘Marea roja’ no estallaría de emoción ante un gol de la Selección Nacional. ‘Ser apasionado’ es vital, siempre que se establezca el contrapeso con el ‘ser racional’.

Si eliminamos la pasión perdemos el entusiasmo de estar enamorados, del disfrute sano de la sensualidad y del sexo, del gusto por la belleza, de la satisfacción de hacer el bien, del regocijo de crear y la dicha de luchar por la paz. Y, si excluimos la racionalidad, la pasión te puede llevar al dolor, y te arrastra a la lujuria, al crimen ‘pasional’, a la desgracia y al infortunio. He aquí el lado oscuro del romance pasional, donde el amor se transforma en maldad y la venganza como fuerza peligrosa es igual a un cartucho de dinamita a punto de explotar y en cosa de segundos te convierte en un animal salvaje.

La pasión, la disciplina y la paciencia son tres condiciones que están detrás de los resultados exitosos de hombres y mujeres, que han sobresalido en la ciencia, las artes, los deportes, en el amor, y de cualquier otra actividad humana. Por lo que vale la pena profundizar en cada uno de estos elementos. La pasión por lo que se hace, es el combustible que le permite a una persona superar los obstáculos. El comportamiento disciplinado es el entrenamiento que corrige, moldea o perfecciona las facultades mentales y el carácter moral. Finalmente, la paciencia será lo que te permita tener una visión a largo plazo de las acciones que emprendas en la vida.

Puede que mientras lees esto estés pensando: ‘Yo no sé cuál es mi pasión’ o, ‘No creo que me apasione algo en especial’. Bueno, si ese es el caso me gustaría preguntarte: ‘¿Qué estás haciendo para encontrar tu pasión?’. Echa un vistazo a tu pasado. ¿Con qué soñabas durante tu infancia y adolescencia? Presta atención a esos deseos y sueños. No importa la edad. No tengas miedo a soñar. No te des por vencido. Emprende el camino en busca de lo que deseas y necesitas.

Si eres de los pocos privilegiados que viven la pasión inteligible ¡síguela y no la dejes ir! Podrías llegar a ser una inspiración para aquellos que te rodean y la gente ve y siente eso al grado que podría ser contagiosa. La fórmula es combinar la pasión y la razón, en la proporción que tú sientas o juzgues y que te brinde el mayor bienestar. Inténtalo y verás...

ESPECIALISTA EN LA CONDUCTA HUMANA.

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