• 02/04/2024 00:00

Caveat emptor

En un país con entidades completamente inoperantes a la hora de defender al consumidor, la frase “caveat emptor” cobra vigencia. En inglés, “let the buyer beware”, se refiere al cuidado por parte del comprador a la hora de hacer cualquier transacción

Si busca tranquilidad, aléjese de las redes sociales. Pero, si quiere actualizarse a medias, y tomar partido a favor o en contra de algo, sea usted bienvenido.

La beligerancia que latía en los corazones de aquellas personas de generaciones anteriores ha sido transferida a los dedos de la generación actual. Con apasionamiento, se exponen todo tipo de asuntos, desde una explicación pormenorizada con datos poco fiables respecto al porqué es importante ser influencer, hasta información del tráfico.

Entre los diversos temas que puede uno encontrar, también hay quejas con respecto a servicios ofertados por personas que se hacen llamar profesionales. Ventas brujas, estafas, y promesas imposibles se promocionan abiertamente, sin control aparente.

Hemos otorgado, sin espacio de duda, la posición de verdadera a cualquier cosa que salga en las pantallas de nuestros artefactos inteligentes. Y es por ello por lo que los carroñeros de la ingenuidad abundan en las redes sociales. Es un mercado abierto y bien remunerado para ellos, con escasa o nula probabilidad de ser atrapados por el brazo zoco de la ley, que así andamos acá.

El consumismo nos ha llevado a creer que es necesario comprar cosas. Todos queremos vivir mejor, claro, pero precisamente por eso tenemos que estar alerta a la hora de pactar con personas o grupos de los cuales sabemos absolutamente nada. Un pequeño análisis nos evitará enormes dolores de cabeza.

En el campo que conozco, la construcción y el diseño, no escapamos de esa realidad. Del mismo modo en que estafan a las personas con la ilusión de un carro a un precio simplemente absurdo, los engañan con servicios muy por debajo del precio real. Así como en la política, nos dejamos engañar por personas que vienen a decirnos lo que queremos oír. Parte de nuestro cerebro nos dice “esa vaina es una traba”, pero nuestro corazón se emociona y damos el beneficio de la duda a un asunto evidentemente chueco.

Con esto no pretendo justificar sobrecostos, ni decir que solo lo caro es bueno. No. Pero hay que ser demasiado ingenuo para creer que un carro del ´23 puede costar 1,500 palos, o que te van a construir una casa de 145 metros cuadrados en una buena ubicación por 35,000 tucos.

¿Suena absurdo? Pues, mucha gente “cae”. O se tira, no estoy seguro. En un país con entidades completamente inoperantes a la hora de defender al consumidor, la frase “caveat emptor” cobra vigencia. En inglés, “let the buyer beware”, se refiere al cuidado por parte del comprador a la hora de hacer cualquier transacción.

Si usted ha sido víctima de alguna estafa, amigo lector, ya conoce la frase del brazo zoco de la ley, que le recuerda a la hora de poner la denuncia que “usted entregó el dinero de manera voluntaria” o para añadir insulto al golpe, la obscena pregunta de, “¿tiene usted una foto de la persona cometiendo el hurto pecuario?”. No puedo dejar de pensar en responderle a la autoridad que “hablaré con el cuatrero para cuadrar otro robo, y que me permita tomarle una foto, y luego se la traigo” ... Y es que sacar fotos sin permiso a los delincuentes está prohibido. ¡Habrase visto!

Si bien el cuatrerismo no aplica al caveat emptor, sí es una prueba irrefutable de que acá se premia y se protege al delincuente, y se castiga a la víctima. Eso no debe sorprender, pues a lo largo de los últimos 50 años, hemos empoderado a maleantes. Pero me estoy desviando.

En construcción, hay una manera muy sencilla de corroborar que alguien es quien dice ser. ¿Tiene usted dudas de que Sixto Constructor es ingeniero? Fácil. Vaya a la página de la Junta Técnica de Ingeniería y Arquitectura de Panamá, www.jtiapanama.org.pa , y con tan solo el número de cédula de Sixto Constructor, usted puede verificar si es realmente idóneo y certificado. Y “si no aparece en las páginas amarillas, no existe”, como reza ese refrán.

Haciendo una pequeña investigación, se ahorrará usted grande penurias y pérdidas económicas que además, al no estar registrado el estafador, si es el caso, no habrá manera de recuperar.

Veo con frecuencia la demagogia de políticos y ciudadanos que dicen que tenemos profesiones secuestradas por estar protegidas por ley. Mienten diciendo que así se impide el “desarrollo” del país. Si eso fuera cierto, deberíamos permitir que vinieran políticos de otros países a competir en elecciones acá.

¿Por qué hay profesionales extranjeros que se quejan de nuestras leyes? Simple. Porque quieren incumplirlas. ¿Sabe qué sucedería si yo me mudara a otro país, y quisiera ejercer allá? Tendría que convalidar a través de exámenes y revisiones de las entidades regentes de ese país que estoy calificado para hacer lo que digo que puedo hacer. ¿Por qué entonces acá tenemos que dejar entrar al que sea, sin cumplir las convalidaciones exigidas?

Cobardía y mediocridad, dicen los demagogos locales, pero no es cierto. Yo me atrevo a competir con cualquier ingeniero civil, de donde venga, en iguales condiciones. Respeto las leyes de otros países y exijo que respeten las leyes de mi país. Punto.

Si bien el sistema de educación está a la baja desde hace décadas, llegando a un nuevo punto bajo tras la infame operación matemática de uno de los más altos funcionarios actuales, hay personas serias, que sí estudiamos y que sí queremos lo mejor para nuestro país. No somos famosos porque no coimeamos, ni tenemos casos de alto perfil contra la ley, y acá enaltecen a los delincuentes y a los incapaces, no a los honestos.

Antes de hacer una inversión en una casa, remodelación o un vehículo, haga una investigación para saber con quién va a tratar. En construcción, recuerde la página mencionada arriba, y revise a su contratista antes de darle un centavo. Tenga en mente que “la mano de obra calificada no es barata, y la mano de obra barata, no es calificada”.

Pronto, en mayo, haremos la inversión más importante para el país. Caveat emptor, amigo lector.

Dios nos guíe.

El autor es ingeniero
Lo Nuevo
comments powered by Disqus