• 10/06/2020 00:00

Conciertos en la pandemia

La crisis sanitaria del coronavirus cerró todas las puertas y la gente se quedó por obligación del lado interior de las casas. Igualmente, afuera, el total de la agitada vida urbana se detuvo; las cortinas y telones descendieron y el silencio invadió los centros de acogida de la cultura.

La crisis sanitaria del coronavirus cerró todas las puertas y la gente se quedó por obligación del lado interior de las casas. Igualmente, afuera, el total de la agitada vida urbana se detuvo; las cortinas y telones descendieron y el silencio invadió los centros de acogida de la cultura. Desapareció el público y se cancelaron cine, obras de teatro, conciertos y los espectáculos de cualquier naturaleza.

Algunos promotores musicales, como Óscar Oviedo de World Music Panamá, debieron posponer o cancelar los compromisos programados para el año tan pronto se establecieron las medidas de cuarentena. Quedó en suspenso la temporada y la situación motivó una reflexión para redefinir las estrategias; no se podía dejar al país sin actividades, pese a la gravedad en que se hallan todos los rincones del planeta.

Por eso, se concibió Encuentro entre amigos. A través de las redes sociales se recibe a un invitado y con él, Oviedo escucha a selectos personajes, ejecutantes o grupos para analizar su trabajo y los aportes que han brindado al escenario y al arte. La cita tiene lugar dos veces por mes y se comenzó con Sebastián Cohen, director de orquesta, como huésped para apreciar la música de Mercedes Sosa.

En la segunda fecha hubo la presentación del contrabajista israelí Avishai Cohen. Es un intérprete que se adentró en la ejecución del bajo desde muy joven y luego de éxitos en su país, cambio de instrumento, inició con la composición y viajó a Nueva York donde, después de mucho esfuerzo fue descubierto por Danilo Pérez, quien lo integró a su banda para las labores del disco Panamonk. Luego lo recomendó al pianista Chick Corea.

Este periodo con Corea y su grupo, abrió a Cohen un talentoso campo. Aprendió a trabajar en un colectivo y se involucró en la grabación de múltiples obras generadas por su trío que exploraba en la fusión de jazz y con efectos sonoros extraídos de su tierra, de los pueblos mediterráneos y con influencias sefarditas, como se percibe en algunas de sus composiciones. Es el caso de Morenika donde canta y se hace acompañar de cuerdas.

En cada uno de los programas se logra afianzar un esquema de recepción. Se alcanza un escalón novedoso en la convivencia frente al descubrimiento de las manifestaciones del artista que centra la atención. Quienes comparten esta transmisión en las plataformas, logran un conocimiento de las obras que es matizado por el diálogo entre Óscar y su copartícipe de la noche.

Esta semana, el jueves 11, el doctor Carlos Arauz intercambiará opiniones con el anfitrión del amplio recorrido del músico senegalés Ablaye Cissoko, quien ha tenido experiencias en países vecinos del continente africano, en Europa y ahora, Canadá con Constantinople, un grupo formado por dos iraníes, un local y él, un 'griot' -juglar tradicional en su tierra que expone las costumbres- acompañado de su 'kora', semejante a la lira o el laúd.

Cissoko se hizo famoso con esa especie de caja circular y de calabazo con 21 cuerdas que reproducen un sonido de tonos diferentes y que se asemeja a un arpa. Mezcla las expresiones tradicionales con vivencias que recoge en su senda llena de creatividad y que le dan contenido melódico a las piezas que arman su repertorio. Ahora, es esa compañía en que se asocian talentos, alrededor de una ruta en que se exploran sensaciones diferentes.

El encierro no ha menguado las perspectivas de World Music Panamá. Se trata de crear oportunidades para que la audiencia prolongue su amistosa relación con lo que ocurre sobre el escenario cuando se agrupan los equipos y se logra la magia de la armonía. Este jueves habrá oportunidad de escuchar otra profunda y estimulante aventura para los sentidos.

Periodista
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