• 24/02/2022 00:00

El desafío de la inflación alimentaria

“Panamá está dejando atrás la idea de que “es más barato importar que producir”, focalizando ahora sus acciones en recuperar la agricultura panameña, […]”

El aumento de los costos de transporte, la escasez de mano de obra, los factores climáticos y el incremento de los precios de los fertilizantes son solo algunos de los factores que han generado una inflación alimentaria a niveles históricos en todo el mundo.

Los niveles alcanzados, que preocupan a todo el sistema agroalimentario, pueden explicarse tanto por el aumento en la demanda, asociada a los impulsos fiscales y a la contracción registrada durante el inicio de la pandemia; así como por la escasez de la oferta, al haberse reducido la producción y por las restricciones en las cadenas logísticas y de suministros, entre otras razones.

Esto ha afectado de manera importante el precio de los alimentos, amenazando la seguridad alimentaria de las poblaciones más vulnerables.

El monitoreo de precios de alimentos que realiza la FAO a nivel mundial, focalizado en 96 productos organizados en cinco (5) grupos (carnes, lácteos, cereales, oleos vegetales y azúcar), muestra que, de finales de 2021 a inicio de 2022, los precios (reales y nominales) son mayores que la crisis de 2010, donde “el mayor villano” es el grupo de los aceites (soya, palma, girasol, colza), que subieron aproximadamente 5 % en los últimos 12 meses.

Los datos no son nada alentadores. De hecho, Abdolreza Abbassian, economista de la FAO, ha afirmado que nada ha cambiado en los últimos dos o tres meses que genere optimismo respecto al mercado de alimentos.

Además, la preocupación por el tema climático continúa. El patrón del fenómeno de la Niña sigue alterando las condiciones en toda la cadena alimentaria.

Climas secos en parte de Brasil y Argentina están reduciendo las expectativas de cosechas abundantes de soya y maíz. Mientras que en Malasia las inundaciones han afectado las plantaciones de aceite de palma; y Australia enfrentó un diluvio en el mes de noviembre, que frenó su producción de trigo.

Sumado a esto, la crisis energética ha hecho subir los precios de los fertilizantes, lo que mantiene la presión hacia altos costos de producción de alimentos.

Todo este análisis nos confirma que el aumento de los precios de alimentos durante el 2021 fue, en el contexto de la pandemia por COVID-19, uno de los motivos principales para que, a nivel global, 118 millones de personas se sumaran a los 650 millones que padecían de hambre. Lo que en América Latina y Caribe significó una cifra de 60 millones en 2020, es decir, un aumento de 14 millones respecto a 2019 (Naciones Unidas, 2021).

Además, el mismo estudio muestra que más de 3 billones de personas a nivel global no cuentan con condiciones de acceso a dietas saludables, donde seguramente los precios son una barrera importante.

Bajo este complejo panorama, es fundamental tener clara una estrategia de seguridad alimentaria y nutricional a nivel nacional, que marque la ruta sobre cómo garantizar los alimentos para todas y todos en un contexto de inflación alimentaria. Y lograrlo no será fácil.

Sin embargo, en medio de esta situación, la FAO reconoce el esfuerzo del Ministerio Desarrollo Agropecuario (MIDA) por promover la producción interna de algunos productos de la canasta básica panameña, como el arroz, la leche y derivados, maíz, frutas y legumbres, donde la apuesta por la producción local es, sin lugar a duda, una de las respuestas más efectivas ante esta realidad.

Además, entre importaciones y producción doméstica, en Panamá, la inflación medida por la variación interanual a diciembre 2021 se situó en el 2,6 %, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC), una de las más bajas en comparación con los otros países de Centroamérica.

Panamá está dejando atrás la idea de que “es más barato importar que producir”, focalizando ahora sus acciones en recuperar la agricultura panameña, con el objetivo de producir alimentos de calidad para todas y todos, sin dejar a nadie atrás.

(*) Coordinador subregional de la FAO para Mesoamérica y Representante en Panamá.
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