• 14/12/2024 16:47

Esclavitud democratizada

El “sistema” no les funciona a muchas personas, porque desconocen sus tres aspectos fundamentales: Arranque, operatividad e inoperatividad. No poder arrancarlo implica: Falta de conocimiento (en qué momento y cómo hacerlo) mecanismo de arranque (botón, llave o palanca necesaria) falta de combustible (dinero). Supliendo estos tres aspectos, el sistema no sólo arrancará, sino que también funcionará y se mantendrá funcionando.

Ahora bien, es sano observar que los sistemas son hechos por gente para obtener beneficios determinados. Si hablamos de sistemas sociales o políticos, se espera que el beneficio abarque a la mayor cantidad de personas posible. En ese punto, deberíamos preguntarnos: ¿Quiénes construyeron los sistemas de nuestro pueblo? Piense por lo menos en la constitución vigente, ¿Quiénes la hicieron y para qué? O mucho peor aún, ¿Quienes hacen las leyes? Diputados que muy posiblemente traicionaron, o terminen traicionando, al mismo pueblo que los eligió... En honor al sentido común: ¿Podríamos entonces, esperar a que “el sistema” funcione para nosotros? Entienda que ser utilizados por un sistema, mucho menos a cambio de sobrantes, no nos hace principales beneficiarios del mismo. Quizás usted, yo y muchos panameños, llevamos demasiado tiempo siendo el insumo principal de un esquema que beneficia a otras personas. Todo a cambio de migajas, y un progreso del cual fuimos excluidos de facto. Eso, estimado lector, equivale a democratizar la esclavitud en tiempos modernos.

El abusivo triunvirato del poder político, mediático y económico, ha sometido y sigue sometiendo al poder social en una gran parte del mundo. Incluyendo, claro está, a nuestra vereda tropical. Luego, entendamos que la inoperatividad del sistema es también un atributo inherente a su propia naturaleza. Lo cual se resume de la siguiente forma: Saber cuándo desaparecer, callarse, o en su defecto apagarse. Esto es muy común en nuestro país. Por eso, “en Panamá nunca pasa nada”. Entiéndase, para beneficio mayor, o simple protección del círculo cero, vacas sagradas, amigos, familiares, ungidos etc. Usted podrá quejarse por la radio e ir a la televisión, subir y bajar escaleras por gusto.

Al sistema sólo lo mueve quien lo maneja, dado que posee el conocimiento y los recursos para hacerlo. Imagine un “motor ahogado”. En algún momento le dará la impresión de que va funcionar, pero no. Con mucha suerte, si acaso obtendrá lo que comúnmente se conoce como una solución “mediática”, un parapeto, algo para salir del apuro.

El “sistema” en Panamá y gran parte del mundo, fue concebido bajo la premisa fundamental de que una mayoría sostenga a una pequeña minoría. Claro que esto usted no lo nota tanto, por su estructura piramidal. Que, de una u otra forma, nos permite abusar mientras nos están abusando. Aunque jamás lleguemos al tope, hemos de sobrevivir “pisándonos los unos a los otros”. Ese tipo de mentalidad, precisamente, es la que hace que muchas personas voten cada cinco años por sus propios explotadores y verdugos. Manteniendo vigente, retroalimentado, completamente funcional y autosostenible, a este sistema de supervivencia mediante la esclavitud democratizada.

Lo Nuevo
Suscribirte a las notificaciones