El Metro de Panamá detalló que la construcción de la Línea 3 cuenta con un avance del 75%. Aunque aún no se conoce una fecha para la terminación de la...
- 25/12/2008 01:00
Al final de la jornada
Hoy se habla mucho de administración por resultados. Ellos dirán bastante si lo realizado otorga al final de la jornada óptimos frutos, o si por el contrario son los fracasos la nota fundamental. Desde luego, este lustro estuvo signado por una serie de eventos que dan cuenta de una diligencia gubernamental altamente atrofiada, lo que consecuencialmente da un saldo negativo en su conjunto. Al ponderar esta gestión, distintos componentes sociales evidencian crisis sin posibilidades reales de solución, si al menos, no se ensayan nuevas fórmulas, distintas a las actuales, fundamentadas en una verdadera y comprometida visión de país democrático con soporte en los valores.
Es una verdad de Perogrullo, insistir en la inseguridad ciudadana, la cual ha afectado la vida en sociedad, y animado sentimientos malsanos que expresan formas inusuales en este país de acometer acciones criminales. Como nunca antes en la historia republicana, la delincuencia ha dejado sentir su presencia, con métodos sofisticados y con un ingenio indescriptible ante la casi inacción de algunos sectores —como el policial y otros — que inamovibles, observan el achicamiento de su espacio. La educación —por ejemplo— transita por su peor momento. Justo producto de un acumulado de desaciertos y de ausencia de una filosofía y de objetivos definidos. La actualidad no ha hecho más que soportar las deficiencias, lo cual ha estacionado el sector, ofreciendo en consecuencia un recurso humano con austeros conocimientos y una evidente incompetencia.
La corrupción ha mostrado —como nunca— su semblante, y prácticamente se ha convertido en otro elemento de la cotidianidad nacional. No causan extrañeza los casos escandalosos que terminan sin pena ni gloria, después de haber transitado por una tremenda estridencia. Peor aún si los actores de la contaminación pertenecen a los núcleos familiares con presencia en el poder. Los caminos y carreteras en estado crítico, con respuestas sofismáticas de parte del regente de las obras públicas, son otros de los tantos aspectos deficitarios que aparecen al final de la jornada.
De la misma manera, el sistema de transporte enmarañado y con claro comportamiento regicida, es una especie de trofeo que parece mostrarse con alguna satisfacción, por cuanto que es casi nada, lo que seriamente se ha ofertado, para superar este perjuicio. El sistema de salud se sienta sobre malestares e insuficiencias, que van desde inadecuadas estructuras hasta las carencias de lo más elemental, que permita dar el servicio a la población, que para producir debe contar con una salud en estado inmejorable. La falta de medicamentos —por ejemplo— es una situación que no se resolverá, si no hay verdadera voluntad de parte de los que dirigen la Cosa Pública.
Los alimentos básicos para satisfacer esa necesidad vital se aleja cada vez más del panameño común, lo mismo que el pésimo servicio de electrificación brindado por empresas que no escatiman esfuerzos por timar al ciudadano. Al final de la jornada —digamos— que algunas mínimas cosas podrían mostrarse como positivas, realizadas bajo el prisma de un populismo sumamente anémico.
Pero igualmente —al final de la jornada— es correcto indicar que más son l as falencias que éxitos, por lo cual el resultado que se observa es altamente negativo.
-El autor es docente universitario.jorge0913@pa.inter.net