• 02/03/2018 01:00

El educador panameño en su labor educativa (II)

‘Una revolución en la educación debe ser la exigencia de los educadores. [...]. Ya basta de andar de tumbo en tumbo'

En la primera parte de este escrito planteamos algunos conceptos para que el educador inicie el periodo escolar orientado en su papel de agente de cambio. Empero, en el proceso de enseñanza-aprendizaje, no basta estar teóricamente preparado en esos preceptos básicos, ya que, en la práctica, los maestros y profesores deben enfrentar las clases de cada día con excelencia y para ello deberán organizarse y estar en permanente perfeccionamiento y estudio de los temas que desarrollarán.

Todo educador se preguntará cómo encarar los contenidos de su asignatura en el aula. Muchas veces el docente es un excelente expositor y por ello se le facilita la presentación dictando charlas amenas, donde los estudiantes captarán fácilmente los mensajes expuestos. Sin embargo, esa cualidad no basta, el monólogo a la larga aburre y vuelve la educación memorística, por lo que se debe recurrir a otras estrategias para interesar al alumno. Por ello hay que matizar las presentaciones con preguntas relativas al tema y así, iniciar un diálogo donde deberán participar todos los estudiantes Claro está que se deben repartir los temas con anticipación para que el estudiante no esté ignorante de los aspectos que se están tratando, como expresamos en el escrito anterior. Todo esto da una metodología dinámica a la enseñanza. Esa sería una fórmula para incentivar la mente del alumno. Asimismo debemos tener claro que al alumno, antes que computadoras (que sí se necesitan), debe dársele bibliografía, porque primero debe saber manejar el Libro.

He escuchado que el uso de la dinámica de grupo ha sido y es tratado constantemente en seminarios promovidos tanto por el Ministerio de Educación como por la Universidad de Panamá. Pero aquí en nuestro país lo que hace falta es una mística. No seminarios para hacer negocios con el Estado y congraciarse con Gobiernos extranjeros y organismos internacionales. Los maestros, profesores y expositores, a veces carecen de capacidad para entender la profundidad de este tipo de métodos, porque pareciera que no ‘internalizan' la materia, tal vez por no tener dominio de la lectura comprensiva (que ellos mismos debieran traer desde cuando fueron alumnos de escuela primaria) o porque asisten a los seminarios solo para mejorar su currículum, para ganarse un viático y hospedaje en hoteles, de lugares a los que van en plan de paseo.

La metodología en la educación debe preocupar seriamente al Ministerio de Educación, que debe implantar las soluciones que aquella brinda, pero en cambio, sus altos dirigentes le dan prioridad al fracasado y mal llamado programa ‘Panamá Bilingüe', con el cual los educadores deben viajar a Estados Unidos a aprender el idioma inglés sin haber dominado siquiera el idioma español y de allá, traer métodos de enseñanza supuestamente de la Universidad de Cambridge, donde aprenderán metodología en inglés, al estilo norteamericano, como receta gringa para aplicarla en nuestro país. Esa no es la vía para mejorar nuestra educación. Señores educadores y dirigentes magisteriales: ¿Será que ustedes no se oponen porque es muy interesante un paseo a los Estados Unidos para cinco mil o más educadores agremiados a las asociaciones magisteriales? No quiero pensar que fuera así, pues mal ejemplo darían cuando parecieran andar en búsqueda de canonjías. Todo esto significa infiltración cultural foránea y una falta de amor a la Patria. Y la mal llamada Academia Panameña de la Lengua, organismo fantasma, que no cumple sus funciones en la enseñanza de nuestra lengua, permite calladamente estos desmanes que cometen contra nuestro idioma español. Hacen ‘Mutis por el foro'.

La educación panameña, que debe ser nacionalista, se está convirtiendo en una educación de ignorantes, comentado este hecho por los mismos habitantes del istmo. Y no hay que esconder las verdades sino darle solución a este problema, haciendo de Panamá un Estado Docente, para conseguir el progreso del país y no el atraso con malos ciudadanos, cuya preparación es apenas mediocre y esto lo atestiguan las empresas y entidades que contratan a los egresados en puestos de trabajo, casi siempre mal remunerados por su falta de preparación.

En el país tenemos muchos maestros y profesores, pero lo que falta son verdaderos Educadores que guíen la enseñanza. Esos verdaderos Educadores hay que forjarlos. Pero la responsabilidad es del Estado, representado en este caso por la Universidad de Panamá y el Ministerio de Educación. Este último, debe tomar las riendas de la educación y sus responsabilidades. El mayor error que se comete es dejar en manos no de los políticos, sino en manos de la politiquería, la educación. No podemos nombrar ministros del ramo, improvisados en Educación. No queremos nuevamente una ministra de Educación que diga que no saben nada de la materia, pero que está haciendo un trabajo maravilloso. Tampoco personas que por haber laborado en universidades y tener una exitosa carrera profesional en el campo privado, inventen que pueden resolver el tema educativo, que es tan complejo. Solo un verdadero estadista puede ocupar este cargo. Pero lo principal es que los Gobiernos deben ser dignos, y no dejar que los organismos que dan el dinero para los préstamos, dicten las pautas en nuestra educación, Esos Gobierno pusilánimes son los verdaderos culpables de que nuestra educación no encuentre su rumbo. Allí nace nuestro problema educativo. Si hay que decir verdades, repito, esa es la raíz de nuestro mal: La falta de carácter y patriotismo de nuestros gobernantes. Y también, el no me importa de los gobernados que en casi todas las ocasiones miran para otro lado, cuidando su bolsillo.

El educador debe ser un ente diferente a lo que se ha llegado, en la deformación de la educación que vivimos. Hay que crearlo, como dice Dios en el Génesis, sacado de esa argamasa que tenemos en la actualidad. Y podemos moldear una joya preciosa. Formar Educadores como los que teníamos en el Instituto Fermín Naudeau de los años sesenta, donde el Educador era un continuo lector para aplicar los conocimientos en las clases. Donde utilizábamos todos los métodos de Dinámica de Grupo. Nuestros alumnos aún recuerdan, por ejemplo, cuando logramos llevarlos fuera del aula, en el entorno de la escuela, para que tuvieran contacto con la naturaleza y luego de observarla, se motivaran para hacer una composición, ya sea de literatura o de ciencia.

Lo que necesita el país es una revolución educativa. ¿Cuál será el temor que le tienen a esa palabra tan desgastada y pisoteada por las dictaduras? Una revolución en la educación debe ser la exigencia de los educadores. Revolución educativa para que en Panamá se cree un Estado Docente, donde el interés nacional sea el que prevalezca. Ya basta de andar de tumbo en tumbo.

DOCTORA EN EDUCACIÓN Y ESCRITORA.

Lo Nuevo