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La rebelión infinita es la novela que acaba de publicar el escritor, abogado y empresario panameño Juan David Morgan, quien ha escrito varias novelas de carácter histórico y han sido traducidas a varios idiomas.
La rebelión infinita trata sobre los acontecimientos que ocurrieron en la comarca de Guna Yala en las primeras décadas de la creación del Gobierno de Panamá y concluye con los hechos sangrientos de 1925 cuando ocurre la llamada Revolución Guna, que en febrero próximo cumplirá su centenario. Debido a este hecho histórico, los gunas se preparan para conmemorar una de las fechas que marcaron su historia y que sentaron las bases para proteger su cultura.
El escrito narra cómo el primer Gobierno que se instaló en 1903 como resultado de la separación de Panamá de Colombia, el presidente Manuel Amador Guerrero, y los funcionarios, empezaron a tener los primeros contactos con los más altos dirigentes de San Blas para crear escuelas y eliminar las costumbres en las diferentes comunidades, encontrando resistencia de parte de los dirigentes del momento, menos de Carlos Robinson, quien desde el principio fue partidario de las pretensiones del Gobierno. En el lado oriental, el cacique Inabaginya se oponía a que la cultura fuera eliminada con el pretexto de las autoridades de que a “los indios salvajes había que civilizarlos” y que era importante “prescindir de su vestimenta tradicional y utilizaran la ropa moderna”.
La rebelión infinita es un título muy bien pensado, ya que la rebelión del pueblo guna no terminó en 1925, sino que después de 100 años sus habitantes siguen luchando junto con sus líderes actuales por que su territorio y derechos sean respetados como demandan las leyes nacionales e internacionales que han sido aprobadas como consecuencia a sus exigencias. En ese sentido, me parece que el título alude a que un libro sobre la historia de los gunas no puede abarcar toda la historia de lucha del pueblo gunadule. Uno de los episodios que narra Juan David Morgan es sobre los encarcelamientos a que fueron sometidos los líderes de aquella época por no cumplir las órdenes del Gobierno. El intendente Humberto Vaglio indisponía a los líderes que no acataban sus órdenes como nos narra el autor: “Vaglio jugaba sus cartas de manera que, por una parte, combatía contra todos y cada uno de los caciques y, por la otra, trataba de indisponerlos en sí. Especialmente, intentaba provocar rencillas entre Inabakiña y Colman y entre este y Nele Wardada (Nele Kantule), que eran los tres sahilas más influyentes” (pág. 124). Por no acatar la orden de instalar un cuartel policial, Colman y Nele fueron encarcelados en Puerto Obaldía, que días más tarde fueron liberados por el habeas corpus que presentó el abogado De la Rosa. Puerto Obaldía, lugar donde estaba instalada la policía, era utilizada para atemorizar a los dirigentes. En su momento, Inabaginya tuvo un fuerte altercado con el subteniente Juan Cabezas cuando él quiso llevar preso a un lugarteniente de Goedub que sin ninguna prueba se le acusaba de haber robado la olla a los policías.
En La rebelión infinita el autor narra los acontecimientos violentos que ocurrieron antes de las luchas y en cada uno de estos hechos, el pueblo guna fue levantando poco a poco hasta llegar a 1925. Las personas de algunas comunidades como Gardi y Narganá empezaron a buscar refugio hacia otras comunidades para no ser agredidas y aprehendidas por la policía colonial. Un dato adicional que puedo comentar es que esto provocó, solo por mencionar un ejemplo, que una abuelita de nombre Carmela llegara hasta el pueblo del cacique Inabaginya llevando consigo a sus dos hijas que después se casaron formando una familia extensa en Sasardi Muladub, donde hasta la fecha viven sus descendientes.
Después de 100 años de la Revolución Guna, los hechos que ocurrieron todavía son analizados, cómo fue que los dirigentes buscaron los medios necesarios para poder pedir ayuda a la primera potencia del mundo para defender su cultura. Un año antes de las revueltas fue clave para planificar la defensa del pueblo que de no haber sido por los dirigentes y Sagla Dummagan (caciques) del momento, otra historia se estuviera contando y quizá ni siquiera se hubiera escrito esta novela.
Pienso que esta reciente publicación se debe leer con conocimiento de los hechos, porque algunos nombres son ficticios, como el caso de Octavio Tavo Benítez y Nisgwa como el mismo autor lo aclara en su nota final, pero que le da un toque peculiar a la narración. Las novelas históricas son obras de ficción, pero que se basan en hechos reales y en su mayor parte de personajes que existieron. La narración termina con la firma de tratado de paz con las partes involucradas reconociendo a las autoridades tradicionales conservar sus tradiciones y practicar libremente sus creencias. Las decisiones que cada líder tomó antes y después, representaron e hicieron posible que actualmente exista la cultura del pueblo guna. La rebelión infinita es publicada pocos días antes de cumplir el Centenario de la Revolución Guna. El 15 del presente mes se hará la presentación formal de esta obra con la participación y análisis de Aristides Royo y Jorge Eduardo Ritter en el Gran Salón del Hotel Sheraton.