• 13/10/2008 02:00

Margarita, espero me disculpes

He gozado con el famoso Latin American Idol, pero también he sufrido. Por mi oficio de periodista he visto las caras de la necesidad, de...

He gozado con el famoso Latin American Idol, pero también he sufrido. Por mi oficio de periodista he visto las caras de la necesidad, de la escasez, en muchos hogares; mas ello no fue óbice para que se hicieran rifas, ventas, colectas y gastos, con el solo propósito de ver triunfar a Margarita.

Esto mientras los mercados financieros mundiales se desmoronan. Fue como gastarlo todo sin importar el mañana. Muchos invirtieron en Margarita, reconozco que ese dinero dio su fruto inmediato con el triunfo, pero me trastorna saber que, para los millones de millones, el rédito es bajo. Considero que los organizadores debieron otorgar a la ganadora un premio en metálico considerable. Además discrepo con la mecánica del concurso.

Jamás acaricié el triunfo; pensé que los gigantes de América, como México, Chile, Argentina, tendrían su ídolo. Por el volumen de llamadas, las posibilidades para un país pequeño serían mínimas. Sin embargo, el milagro Margarita se dio y es la nueva Latin American Idol. ¿Se impuso Panamá como país de moda? ¿Hubo indiferencia de los latinoamericanos, o más conciencia de la crisis que se avecina? La chilena, con cualidades para finalista, no llegó ni al penúltimo escaño.

Otra pregunta, ¿ganamos por nuestras llamadas o recibimos el apoyo de otras nacionalidades? Me gustaría saber la cantidad de millones que pasaron a las arcas de los organizadores; ¿hacia dónde va ese dinero y cuál es el porcentaje que le dio la victoria a Margarita?

Me cautivaste, chica; con esa edad, con tantas presiones, demostraste un dominio de escena, cantaste y actuaste como los grandes.

El lector se preguntará ¿por qué le pido disculpas a Margarita? Sencillo, no voté por ella. Cómo!, ¿acaso votó por otra? No, tampoco! No caí en la trampa del capitalismo salvaje. Extraño los concursos de la OTI, Organización de la Televisión Iberoamericana, donde el ganador salía de los votos de grandes personalidades del mundo del espectáculo.

Para aquella época no existía el celular, no estaba de moda el “chateo”. Me cuentan que OTI surgió inspirado por el modelo de Eurovisión y entonces no había la presión de las llamadas con sus respectivos costos, para alcanzar el triunfo.

La calidad de la interpretación era la columna vertebral.

En la tercera versión de este show-franquicia tenemos una nueva estrella, la nuestra: Margarita. No me acostumbro a sacar dinero para comprar tarjetas e invertirlo en la felicidad momentánea de otro. En caso de que sea para un hijo, no sé si a esto se imponga mi amor paternal, por lo pronto reconozco que recibiría, como siempre, un abrazo, palabras de éxitos y el apoyo moral.

Los tiempos que se avecinan son difíciles. Entramos en un periodo de vacas flacas y el dinero invertido en Margarita hará falta a muchos.

Margarita, lo lograste; eres grande; me hiciste vibrar de emoción, pero, comprende mi postura.

De lo que sí puedes estar segura es de que cuando salgan tus producciones musicales seré el primero en comprarlas. Lo haré por la seguridad de que un porcentaje de esas ventas irán para ti y los tuyos.

Gracias, niña linda y angelical; gracias por el regalo anticipado de Navidad.

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