• 09/08/2013 02:00

Pelea de tigre amarra’o con burro suelto

Algunos ‘científicos políticos’, de alta facturación, han llegado al convencimiento, y han convencido a algunas altas figuras políticas ...

Algunos ‘científicos políticos’, de alta facturación, han llegado al convencimiento, y han convencido a algunas altas figuras políticas perredistas de que el silencio y el lenguaje ‘soft’, son buenas estrategias para que la candidatura presidencial llegue a buen puerto.

Así, hemos visto a nuestro candidato desplegar sus cuñas publicitarias en un evidente culto al ‘chico bueno’, que creció y se desarrolló en un ambiente de curiosidad por la pobreza y convivió con el pueblo, que lo vio surgir como el predestinado a dirigirlo y resolver todos sus males.

Hasta allí, tal vez, pudo ser exitoso este concepto, dada una sociedad hastiada de los políticos, de sus riñas públicas, de sus sacada de trapos y sus embustes llenos de cinismo infinito. Sin embargo, ante el autoritarismo, ante la agresividad de un gobernante que no tiene escrúpulos, ante los genuflexos que abundan y se inclinan al becerro de oro de las prebendas, ante el despliegue de recursos y el afán de imponer la repetición de una administración plagada de corrupción y desatinos (no es el propósito de este artículo detallar las muchas fallas del gobierno); la ciudadanía reconoce y sigue más a los que luchan por sus derechos y los que denuncian valientemente los abusos de que son víctimas.

Recordamos, entre otras, las heroicas jornadas del pueblo Ngäbe, que concitaron el reconocimiento de todo el pueblo panameño, evocando las luchas bravías contra el invasor español y en donde el partido de Omar jugó papel de apoyo y solidaridad. El gobierno tembló, y sus leyes absurdas debieron ser derogadas. Se probó que la consignas sostenidas en ese entonces de lucha intransigente contra el gobierno autoritario, de unidad y movilización del Partido eran las correctas. No obstante, estos planteamientos parecen haber sido abandonados. El Partido se siente laxo, sus dirigentes no se hacen sentir. En estos momentos se sufre de una apatía generalizada, desde la alta dirigencia, hasta las estructuras regionales y comunitaria. Hemos perdido la iniciativa política. El tigre está amarrado.

Y el burro sigue dando coces, a diestra y siniestra, atacando, mintiendo, amenazando, comprando a los Judas, elucubrando maniobras y fraudes y... haciendo negocios.

El pueblo perredista, tiene que movilizarse y dirigir a la gran masa que sufre en silencio los desatinos, los altos precios, la inseguridad, ser lo que siempre fue, la gran voz de los sin voz. Esa ha sido la tarea histórica, el tigre tiene que sacudirse las amarras.

*MIEMBRO DEL PRD.

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