• 04/03/2009 01:00

Ramón Guerra: periodista ejemplar

Integridad, talento e inteligencia natural, amor por el trabajo, devoción por su tierra natal y espíritu cívico son virtudes difíciles d...

Integridad, talento e inteligencia natural, amor por el trabajo, devoción por su tierra natal y espíritu cívico son virtudes difíciles de encontrar en un ser humano. Esas son, a mi modesto juicio, las cualidades que más identificaron a Manuel Ramón Guerra, chiricano raizal que honró tanto a su provincia y a su país como a la profesión del periodismo.

Cuando el muy querido Ramón Guerra falleció el pasado viernes, 27 de febrero de 2009, dejó en su nativa y adorada tierra natal un vacío difícil, sino imposible, de llenar.

Conocí a Ramón en la década del 50, pues tenía una pequeña imprenta a un costado del almacén Hollywood, de propiedad de mi padre, José Gregorio Castrellón. Para entonces, Ramón ya había estudiado tipografía en Panamá, lo que le sirvió de base para asociarse con Miguel Ángel Brenes en la creación, en 1945, del periódico Ecos del Valle.

Ya para entonces, Ramón había incursionado en el periodismo radial en La Voz del Barú , desde la cual se convertiría en la voz informativa y orientadora de esa provincia.

A través del ejercicio periodístico y en función de activista cívico se involucró en cuanto proyecto creativo se desarrolló en Chiriquí desde aquellos años. Como testimonio a su incansable labor, allí están la Feria de David, la Casa de la Cultura, el Pabellón Pediátrico del Hospital José Domingo de Obaldía, el Obispado, la Granja de Menores, las colonias infantiles, la carretera Chiriquí — Bocas y la fiesta anual para niños pobres de Chiriquí.

El campo deportivo no escapó de sus inquietudes. Su devoción por el deporte lo llevó a apoyar fervientemente cuanta iniciativa impulsara a Chiriquí a lograr el sitial que tiene hoy en el béisbol nacional. De esas iniciativas recuerdo la campaña de radio dirigida por Ramón para recolectar los $50,000 que permitieron a David contar con una moderna sede para el Obispado de esa ciudad. Hasta donde recuerdo, su entusiasmo fue tan contagioso que la campaña logró colectar la suma fijada como meta en el plazo de 24 horas. ¡Una fortuna para la época!

Y es que Ramón Guerra tenía la virtud de los grandes hombres: liderazgo y capacidad para contagiar de sus ideales a quienes lo rodeaban y escuchaban. Pero es en el periodismo en donde están sus mayores aportes. Mientras trabajé por más de 17 años en La Estrella de Panamá hasta 1981, me tocó frecuentemente coordinar con Ramón la publicación de su muy leída sección, “Chiriquí en La Estrella”. En esa sección reflejaba el acontecer diario de su provincia, sus necesidades, inquietudes y aspiraciones.

Posteriormente, cuando ejercí cargos ejecutivos en la Comisión del Canal, me correspondió solicitar su apoyo en nuestra tarea divulgativa en la Feria de David. Este apoyo se manifestó siempre en forma amplia, y sin esperar a cambio ningún pago que no fuese su satisfacción de apoyar una causa de interés nacional.

En tiempos en que vivimos una crisis de valores, que afecta incluso a la profesión del periodismo, resalta la memoria inmortal de Ramón Guerra. Él ejerció el periodismo al margen de sinecuras, prebendas o beneficios personales; lo hizo inspirado en los sagrados principios del servicio público inherentes a la profesión que abrazó. He allí su principal legado.

-El autor es periodista.frank_24@cwpanama.net

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